La pobreza daña el cerebro infantil

        En una nota publicada a mediados de julio de este año en el sitio chileno “El Ciudadano”, que ya hemos comentado en otras oportunidades, se deja en claro que “la pobreza durante la infancia tiene efectos negativos en el desarrollo del cerebro”. Según un estudio realizado en la Washington University School of Medicine de la ciudad de Saint Louis de Estados Unidos, los niños se verán sometidos a problemas de depresión durante toda su vida y tendrán un rendimiento académico más bajo.
        La nota, que pertenece al periodista Samuel Morales, sostiene que “la pobreza durante la infancia tiene efectos negativos en el cerebro, según un estudio publicado por JAMA Pediatrics, revista mensual de la American Medical Association”. Y hace un llamado de alerta, ya que “además, dichos efectos se pueden extender hasta la vida adulta y, en última instancia, contribuir a acortar la vida activa y a tener salarios bajos, señala la investigación”.
        Según la nota del sitio chileno, “en esta se analizó el tejido de materia gris de varias áreas del cerebro vulnerables a entornos tempranos y con un papel relevante para las capacidades cognitivas”. Se estudiaron también áreas del cerebro como el lóbulo frontal (clave para la  atención, la inhibición y la regulación emocional), el lóbulo temporal (vinculado a la memoria y la comprensión lingüística) y el hipocampo (relevante para el procesamiento de la información espacial y  contextual y para la memoria a largo plazo).
        Según la nota escrita por Samuel Morales, “el objetivo del análisis era determinar diferencias sistemáticas en el desarrollo de la estructura cerebral,  y la relación entre pobreza y rendimiento académico”. Los resultados obtenidos son por demás muy desalentadores, y a la vez nos llaman a trabajar duramente para derrotar uno de los grandes “monstruos” que se niegan a morir: la pobreza infantil.
Resultados obtenidos
        Veamos justamente cuál han sido los resultados obtenidos, de acuerdo con lo publicado por el sitio chileno. “Dirigida por la psiquiatra infantil Joan L. Luby, doctora de la Washington University School of Medicine de St. Louis (EEUU), la investigación reveló lo siguiente: por un lado, que la pobreza infantil puede provocar cambios en la estructura cerebral que propicien problemas de depresión durante toda la vida y dificultades y limitaciones de gestión del  estrés”.
        “También se constató que los niños que crecen en entornos con bajos ingresos presentan un desarrollo cerebral irregular y obtienen puntuaciones más bajas en tests estándar, con una diferencia estimada del 20% en los logros y explicada por un desarrollo deficiente en los lóbulos frontal y temporal”, sostiene el informe.
La buena noticia
        ¿Todo está perdido? Jamás. El estudio ha constatado que los padres y madres que crían bien a sus hijos pueden contrarrestar estos efectos negativos de la pobreza sobre el desarrollo cerebral.  Es decir, se deben enseñar habilidades a los padres para criar a sus hijos, incluso en condiciones de pobreza, y aún así, sacar a estos niños adelante.
        Esto es lo que afirman los científicos. “Estudios previos ya habían demostrado que la dedicación de los padres y, en particular la de las madres, a los hijos en condiciones de pobreza ayuda a mantener no solo la salud cerebral de los pequeños, sino también la salud cardiaca y otras”. Aleluya.
        De cualquier forma, continúa la nota de Samuel Morales citando al informe científico,  “en nuestra investigación se muestra que la pobreza influye de una forma espectacular  en el desarrollo cerebral e increíblemente en el hipocampo”, explica Luby. Los niños con bajos recursos analizados presentaron un desarrollo intelectual irregular  e inferior, según los resultados de las pruebas estandarizadas.
        Según la nota del sitio El Ciudadano, “por eso Luby y su equipo señalan la necesidad de aplicar políticas y medidas para preservar y apoyar “lo más importante de nuestra sociedad: el desarrollo cerebral”. Hay que tener en cuenta que, en Estados Unidos, país en que se ha desarrollado la investigación, un 22% de los niños vive en la pobreza.
        “Por desgracia, en Europa, las cifras de pobreza infantil son también muy altas, y se han incrementado en los últimos años a raíz de la crisis económica: actualmente, el número total de niños que viven en la pobreza en el mundo desarrollado se eleva ya a unos 76,5 millones, según un informe reciente de UNICEF” sostiene la nota de Morales.
El encéfalo, también afectado por la pobreza
        Según la información de Morales, “el pasado mes de abril, investigadores de la Universidad de Columbia, de Nueva York, y del Hospital Infantil de Los Ángeles, ambos de Estados Unidos, también realizaron un estudio sobre la relación entre factores socioeconómicos y, en este caso, la morfometría del encéfalo (región del cerebro que se ocupa de las funciones voluntarias) en más de mil niños y jóvenes de entre tres y veinte años de edad”.
        Descubrieron así que, entre los niños de las familias con menor nivel de ingresos, pequeñas diferencias en dichos ingresos se asociaban a diferencias relativamente grandes en el área superficial encefálica, mientras que entre los niños de familias con ingresos superiores, incrementos similares en los ingresos se asociaban a diferencias menores en cuanto al área superficial.  Tales relaciones eran más acusadas en las regiones asociadas al lenguaje, la capacidad lectora, funciones ejecutivas y destrezas espaciales.
        “Por último –sostiene Morales-  una investigación del pasado mes de enero reveló que la pobreza puede afectar negativamente a la memoria de trabajo de los niños, una memoria que se encarga de los procesos de almacenamiento y gestión de la información”.
        Esto nos pone en una difícil encrucijada: la de derrotar la pobreza, y ayudar y contener a todos los niños del mundo, para terminar con las enormes desigualdades sociales, las mayores de la Historia. Hoy, en el siglo XXI, cuando el 80% de los recursos están en manos del  1% de la población, es hora de pensar un camino más cierto, más humano y más digno para que la población de esta nave espacial llamada Planeta Tierra pueda vivir una vida que merezca ser vivida.
Referencias bibliográficas:
Seth D. Pollak, et al. Poverty’s most insidious damage: The developing brain. JAMA Pediatrics (2015). DOI: 10.1001/jamapediatrics.2015.1475.
Joan L. Luby. Poverty’s Most Insidious Damage: The Developing Brain. JAMA Pediatrics (2015). DOI: 10.1001/jamapediatrics.2015.1682.
Fuente
Vía Tendencias21

Fuente de nuestra nota, "La pobreza daña el cerebro infantil" - Del sitio "El Ciudadano".
http://www.elciudadano.cl/2015/07/23/192036/la-pobreza-dana-el-cerebro-infantil/
Foto de portada - "La pobreza daña el cerebro infantil" - Del sitio "El Ciudadano" de Chile.
Foto de niño riendo y de niño abrochándole la campera a su hermanita, del sitio UPSOCL, de Colombia.
Foto del niño de África para la campaña de recolección de fondos, YO DONA.
http://www.elmundo.es/yodona/tusfotos/microrrelatos-tap/paginas/fotos/m/y/2722.html
Foto de niña de Togo sonriendo a la cámara - Del sitio Misiones Salesianas.
http://www.misionessalesianas.org/noticias/2013/11/conmemoracion-del-dia-universal-de-la-infancia/

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