Educación para la libertad

por Michio Kushi
        Propongo una escuela que enseña la unificación de todos los opuestos antagónicos. Aquellos que pasen por esta escuela serán notorios por su salud, su capacidad para crear orden, y su juicio elevado. Ellos serán quienes darán origen a un acontecimiento mundial de gran magnitud del que estamos siendo testigos en el tiempo de nuestras vidas, la reconciliación de Oriente y Occidente.
        Consideremos un programa posible para la educación de nuestros niños, dividido en doce niveles, con la edad de los estudiantes correspondiendo a cada nivel del sistema de educación en boga en los Estados Unidos y otros países: es decir, comenzando a los seis años y terminando alrededor de los dieciocho. Hay cinco áreas básicas de estudio:
1. Naturaleza (física, química, biología).
2. Humanidad y Sociedad.
3. Habilidades creativas (lenguaje, literatura, arte y tecnología).
4. Matemáticas.
5. Vida cotidiana (educación física y economía hogareña).
        En el primer grado, los niños aprenden sobre los opuestos complementarios yin y yang tal como se revelan en fenómenos básicos de la Naturaleza: figuras, colores, sabores, movimiento. La instrucción en el área de la Humanidad y la Sociedad es presentada en combinación con la literatura, leyéndoles cuentos y fábulas que también sirven para desarrollar su imaginación. Un sentido de confraternidad con todas las culturas es estimulado cantando canciones de todo el mundo. La meditación es practicada al comienzo de cada día en todos los grados. El alfabeto y las cuentas son repetidamente cantadas en alta voz al unísono, pues el canto favorece la circulación y desarrolla perspicacia física. Los rudimentos esenciales de la conducta social –cómo saludar a padres y mayores, cómo expresar gratitud y pedir disculpas- son enseñados a la par de habilidades prácticas como la higiene personal y mantener el ambiente escolar limpio y ordenado. Es importante que los niños aprendan a crear orden desde el inicio de su experiencia escolar. En cada nivel o grado, la mayoría del trabajo en la clase se hace durante la mañana, dejando las tardes libres para salidas agriculturales, actos deportivos, etc. Tendría que haber mucho tiempo para jugar afuera, así como para origami, pintura, escritura, dibujo y otras actividades creativas. Los estudiantes de este nivel comienzan a aprender el uso de variados medios artísticos –lápices, crayones, acuarelas, óleos, y pincelado en blanco y negro- en un orden progresivo de dificultad, con el medio cambiando cada segundo año.     También, a la hora de alimentarse, ellos aprenden a masticar bien su comida y a comer pacíficamente.
        Los niños del segundo grado estudian el yin y el yang en la Naturaleza –direcciones, peso, temperatura, polaridad (más y menos), etc- y en la vida cotidiana –baños fríos versus calientes, pasta dentífrica dulce versus salada, comer del yang al yin en los almuerzos-. Los maestros les siguen leyendo en alta voz, enfatizando los cuentos de hadas y la literatura imaginativa.
        En el tercer grado, los estudiantes aprenden sobre el yin y el yang en el entorno (por ejemplo, los cambios de estación), en el cuerpo humano (órganos, huesos, etc.) en su ambiente social (relaciones entre sus iguales, mayores, padres, hermanos, estudiantes y maestros), y en las capacidades creativas, especialmente el lenguaje y la literatura. Se les enseña a los estudiantes a leer en voz alta, práctica a continuarse en los grados más altos, dado que ello favorece el desarrollo del hablar claro y proporciona los mismos beneficios físicos que el canto al unísono. Nuevamente los maestros leen en alta voz, pero las selecciones se toman ahora de las mejores escrituras de todas las culturas (la Biblia, Confucio, etc.). Los niños hacen crecer su propio jardín y comienzan a fabricar herramientas e instrumentos.
        En el cuarto grado, los niños estudian el yin y el yang en los animales, las plantas, los ciclos de la luna y los vientos, el desarrollo de las formas de vida, la clasificación básica, y muchos otros aspectos de su entorno. Comienzan a estudiar idiomas extranjeros que se continuarán a lo largo de sus años escolares. Aprenden a tocar la flauta (el instrumento más sencillo – la habilidad más grande) y estudian decoración de interiores y habilidades domésticas como lavar ropa y platos.
        Los de quinto grado estudian material yin y yang, la física de la temperatura, la presión y los estados de cambio. A sus estudios de matemáticas se añaden las mensuras en escala y la geometría. Sus estudios sociales se extienden a la comunidad. Se remarcan la composición, la gramática y la poesía. Hay énfasis en los deportes en equipo y las artes marciales, así como la cocina básica: la preparación del pan, el arroz y los vegetales.
        En el sexto grado, los estudios naturales se enfocan sobre la vida biológica. La visión social se expande para abarcar al país como un todo, examinando las interrelaciones del transporte, la economía y los sistemas políticos.
        Desde el séptimo grado, en la pubertad, los muchachos y las chicas empiezan a divergir en sus estudios, excepto en ciertas áreas básicas. Sin embargo, queda siempre abierta para ellos la opción de estudiar materias en las que tengan fuerte interés: las chicas pueden aprender carpintería; los muchachos, coser, etc. En el séptimo grado los estudiantes aprenden sobre el mundo de la energía inmaterial: el espíritu. Estudian el yin y el yang según se refleja en la dialéctica de la historia mundial, en la literatura, y en la composición. Comienzan a fabricar muebles, y aprenden otras habilidades manuales; los jardines que plantaron en tercer grado ahora incluyen granos así como vegetales.
        A los estudiantes del octavo grado se les estimula para expresarse creativamente en la escultura, la pintura, la poesía y la música. Trabajando los pinceles para pintar en blanco y negro –el medio artístico más simple y más difícil- son enseñados a esforzarse hacia la meta última del arte: a expresar lo más vasto en lo más pequeño, la infinidad en lo infinitesimal, el arte más elevado evocando el vacío infinito.
        Los del noveno grado estudian el yin y el yang en el sistema solar, las galaxias, el universo; en el auge y declinación de civilizaciones antiguas; en tecnologías mecánicas tales como los motores y las fuentes de energía; y en la economía doméstica: ahorro, presupuestos, administración de los ingresos.
        En el décimo grado, quizá el año más conceptual de la educación, los estudiantes aprenden las leyes del cambio como un todo; cómo desarrollar la salud, la paz social y la justicia; las motivaciones y los orígenes de la tecnología y la política. Son estimulados para comenzar a definir su propio sueño individual, su propia filosofía de vida.
        Los dos últimos años confluyen en un curso único, diseñado como una transición hacia la sociedad. Hay muchas direcciones que un estudiante puede seguir en tales años: programas de intercambio con estudiantes extranjeros, la publicación de libros, artículos, poesía, exposiciones de arte; programas laborales-estudiantiles; granja; estudios en vida doméstica: nacimiento, cuidado de niños, medicina hogareña; meditación y filosofía; planeamiento comunitario; expediciones al mundo silvestre; artesanías de todo tipo. A cada estudiante se le da la posibilidad de seguir su propio sueño personal.
        A partir de este bosquejo, que señala apenas los rasgos salientes del programa en cada nivel o grado, se hace evidente que estudiamos todas aquellas materias enseñadas comúnmente en las escuelas modernas, y muchas otras más.
        En nuestro sistema de educación no hay pruebas y no hay notas. Los estudiantes individuales son evaluados de acuerdo al criterio siguiente: ¿Son saludables?¿ ¿Son creativos? ¿Son ordenados? ¿Se relacionan bien unos con otros?
        La libertad requiere autodisciplina. Nuestra meta es desarrollar esta cualidad en cada estudiante. El modo en que el maestro maneja una conducta perturbadora es pedir frente a la clase disculpas por el condiscípulo que se porta mal. El maestro debe asumir la responsabilidad por todo lo que ocurre en su clase. Este abordaje hace que el estudiante perturbador sienta remordimiento y reestablezca un sentido de unidad en la clase.
        La responsabilidad del maestro también se extiende a las horas de comer. Resulta más apropiado una acomodación estilo cafetería. Es tarea del maestro determinar las necesidades dietarias especiales de cada alumno: algunos pueden necesitar huevos o pescado; otros pueden necesitar más o menos sal. Las comidas para los niños deben ser cocinadas con un mínimo de sal; los condimientos salados pueden ser ofrecidos en forma de gomasio, tamari, etc. El maestro siempre come con sus estudiantes, sentándose con niños diferentes cada día afín de poder observar sus pautas alimenticias y hacer recomendaciones.
        El proceso de educación es triple: primero, unificación del crecimiento mental, físico y espiritual mediante una nutrición en armonía con el orden natural; segundo, descubrimiento del propio sueño individual ejercitando la imaginación y reconociendo que todo lo de la vida es juego; tercero, contemplación de las leyes del cambio –el Orden del Universo- mediante la intuición. El aspecto pasivo (yin) de la intuición es el juicio; el aspecto activo (yang) es la voluntad. La calidad de nuestra intuición, de nuestro juicio y voluntad, y el espíritu con el cual nos aproximamos a la vida, depende en última instancia de la calidad de la comida que ingerimos. Cuando una persona ha desarrollado una intuición cabal, un elevado nivel de juicio, y una sólida voluntad, esa persona es libre.
        La escuela debe proveer una atmósfera de alegría y juego. Los maestros deben ser imaginativos en su búsqueda de maneras de presentar todas las materias con este espíritu. Por ejemplo, los deportes pueden ser utilizados no sólo como educación física, sino también como lecciones de matemática, medición del tiempo y la distancia. Los viajes por la naturaleza pueden ser usados para estudios incontables, aparte de la biología. Aprender debe ser una aventura que los estudiantes deseen proseguir mucho después que su educación formal ha terminado.
Michio Kushi
Nacido en 1926, el autor se graduó en Derecho Internacional en la Universidad de Tokio. El belicismo japonés y la superficialidad de las relaciones internacionales golpearon su sensibilidad. Emigró a los Estados Unidos en 1949, donde adhirió a la macrobiótica de George Oshawa. Durante tres décadas (al momento de la nota, publicada en 1980) ha estado aplicado intensamente a la regeneración social mediante seminarios, entrevistas y conferencias. Preside la Erewhon Natural Foods, el “East West Journal”, la East West Foundation y el Kushi Institute. Su filosofía acaba de ser recopilada bajo el título “Visions of a New World – The Era of Humanity” (The East West Journal, 17 Station Street, Brookline, MA 02146, USA).
Foto actualizada del gran maestro de la macrobiótica
Michio Kushi 
Esta nota fue publicada en el número 3 de la "REVISTA MUTANTIA- Zona de lucidez implacable", dirigida por Miguel Grinberg, noviembre/diciembre del año 1980.
Imágenes en blanco y negro  - De la Revista Mutantia Nº3, noviembre/diciembre 1980.
Foto actual del profesor Michio Kushi - Del sitio Terapias Aplicadas.
http://terapiasaplicadas.com/wp/talleres/alimentacion-macrobiotica/

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