El pintor que cruzó el estrecho

“Es hora de marchar...” – la mamá de Nunivak, con su lengua prehistórica, le hizo señas de que tomara sus cosas.
        Los otros se irían. Nunivak y su madre cruzarían el estrecho de Bering con ellos. Nada quedaba por hacer allí, en las heladas regiones del norte de Asia. Irían a América (estos nombres todavía no existían: sólo se usarían miles de años después, para nombrar continentes). Cruzarían a pie durante un trecho, y luego en balsa, en busca de planicies más cálidas, más propicias.
        Llevaban pieles de mamut, espesas, abrigadas. El padre de Nunivak, experto cazador, había conseguido un par de pieles y carne que había durado todo el invierno,  el largo invierno en el que la familia vivió en la cueva. Pero un golpe fatal del colmillo del mamut había acabado con su vida. El golpe de un mamut moribundo. El padre murió cazando: ésa es la ley del hombre de las cavernas.
        Nunivak pensaba mucho en su padre, sobre todo cuando veía a los hombres salir de caza. Apenas armados con lanzas puntudas y hachas de sílex, la empresa de conseguir carne de animal parecía imposible. Como la vida del hombre. Y sin embargo, allí estaban, los hombres y las bestias. Cuando fuera grande, también él cazaría. Y sería como su padre.
Pero Nunivak conocía un secreto que los demás ignoraban. Un día descubrió que con arcilla roja y el carbón renegrido de los fuegos se podía marcar la pared de la caverna. Todo empezó como un juego con el que juegan los niños. Nunivak trazó las primeras líneas, pintó manchas, sin ton ni son. Su padre le preguntó, en su lengua prehistórica, qué estaba haciendo. Nunivak le mostró. El padre, entre sorprendido y asustado, le dijo que dejara eso. Tal vez la caverna se enojara con ellos, tal vez el fuego se enojara con ellos y se apagara. Y sin fuego era imposible resistir las noches de frío dentro de la caverna.
        Pero, a escondidas, Nunivak había seguido dibujando. Cada día con mayor prolijidad y destreza. Un día una flor, otro día un pájaro. La caverna no se enojaba, el fuego no se apagaba, podía seguir. Hasta que una vez dibujó un reno. No había muchos por allí, pero Nunivak recordaba perfectamente cómo era.
Ese día, el padre vino contento, había cazado un reno macho, que les permitiría pasar sin hambre varias lunas. Por la noche, el grupo bailó al ritmo de un improvisado tambor de piel de reno cortada con puñales de piedra. El fuego brilló como nunca en la oscuridad. Jamás Nunivak olvidaría esa noche, la noche de la fiesta del reno macho.
 Pintura rupestre en Castellón(Comunidad Valenciana), España.
        Algunas semanas más tarde, el padre de Nunivak se preparó para la caza del mamut. Se sentía contento y confiado. La madre de Nunivak le había fabricado un amuleto de caza, de colmillos y caracoles, que ella ocultaba celosamente entre sus pieles. El padre afiló sus armas y salió al helado exterior de la caverna. Saludó  con un saludo primitivo a sus compañeros de caza y no se dio vuelta para mirar a los suyos. Se decía entre los cazadores que si uno los miraba, ya no iría de caza, y si lograba ir, no regresaría con vida. Era la norma, y estaba para ser respetada. Tanto más, porque el padre de Nunivak era el jefe de los cazadores, y debía respetar la norma más que nadie.
        En esos largos días de nieve, Nunivak pintó y pintó. Dibujó renos y mamuts, flores y pájaros para olvidarse del invierno. Usó toda su arcilla roja y su carbón renegrido, mientras su madre lo miraba. Ella intuía, en su corazón de madre, la secreta relación entre los dibujos y la caza. Entre los dibujos y el regreso del hombre que traería la carne y las pieles.
        Y así sucedió en varias oportunidades, frente a los ojos de su madre. Nunivak dibujaba, el padre cazaba, la madre cosía las pieles con punzones de marfil. Hasta el día en que el padre no volvió. No había mirado a nadie antes de marchar, no. Sólo que el mamut moribundo había dado un cabezazo que resultó mortal. Una gran desolación se apoderó del grupo. Era gente que todavía no sabía llorar. Tenían por delante miles de años para aprender. Pero todavía no sabían.
 EFE. En la imagen, uno de los túmulos funerarios en la zona megalí­tica de Gorafe (Granada)
        Enterraron al padre de Nunivak bajo un túmulo de piedra. Tal vez mañana fuera un dios. Cada uno de los presentes colocó una pequeña ofrenda: una rama, una flor, una piedra rara, un caracol. La madre de Nunivak acomodó el amuleto. Sentía un enorme vacío en su corazón. Aún no sabía lo que es el amor. No con palabras, al menos. Otras lágrimas cayeron, lágrimas que aún no tenían nombre. Lágrimas, las primeras del mundo, en un mundo que luego tendría tantas, a lo largo de los siglos. Cantaron, ésa fue la despedida para el hombre que tanto habían amado sin saber el nombre del amor.
        Luego de la ceremonia, decidieron irse. El frío era cada vez más intenso y  las cavernas ya no los protegían. Debían marchar. Cruzarían el estrecho. Nunivak dibujó una balsa, pero no supo qué más dibujar. No sabía qué había más allá. Sólo se veía el mar.
        Cuando pasaron, la madre y él, delante del túmulo de su padre, Nunivak ofrendó uno de sus preciados carbones. Una lágrima brotó de sus ojos, pero él aún no sabía cuál era el nombre de la lágrima. Quizá un día se llamara "lágrima de un hijo". Pero por ahora no tenía nombre, sólo era un pedacito de carbón.
        Luego, corriendo, alcanzó a su madre. El viaje sería largo. También llevaba arcilla. Ojalá que en las regiones nuevas haya muchos renos que cazar.
Lean este artículo interesantísimo sobre el nacimiento de la oralidad y la escritura
"Pictogramas e ideogramas: hacia una metamorfosis en la interpretación de la historia de la escritura" por Edgar Gabriel Suárez Higuera, Lingüista de la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente es estudiante de la Maestría en Antropología Social de la Universidad de los Andes.
egsuarezh@unal.edu.coeg.suarez83@uniandes.edu.co. 
http://www.rupestreweb.info/pictogramas.html
“Dos personas en un barco, ¿o es un trineo?” “El significado exacto de este grabado en roca de la Escandinavia de la edad de bronce nos resulta confuso sin ninguna evidencia adicional”. Tomada y adaptada de Colin Renfrew. Arqueología: teorías, métodos y práctica.(1993).

Lean qué importante es esta cabeza de toro
Restos de asta fósil en pinturas rupestres
Leo un interesante estudio en el Diario de Atapuerca, en el que un grupo de investigadores franceses ha comprobado que en las pinturas de Lascaux, Francia, hay pequeños residuos de asta de cérvido fósil.
Este hallazgo se interpreta como que en estas cuevas, que datan de entre 13 y 25 mil años, se utilizaban los cuernos para mezclar los pigmentos (ocres), e incluso para pintar, cual pincel.
Algo interesante que se desprende de este descubrimiento es que si se identifican los componentes del asta en la pintura, se podrá evitar falsificaciones, ya que es bastante difícil generar un fósil en un rato.
Otra interesante nota para saber cómo fotografiar arte rupestre
"La calibración computarizada a color en las fotografías de arte rupestre"por Robert G. Bednarik
Melbourne, Victoria, Australia.
Este artículo ha sido cedido gentilmente por la Sociedad de Investigadores de Arte Rupestre de Bolivia -SIARB- y fue publicado orignalmente en el Boletín SIARB No. 10, octubre de 1996. Traducción de Gladys Dávalos. Las fotografías que acompañan esta versión son aporte del editor de Rupestreweb.
 Solsticio de Boca de Potrerillos
Vean este enlace de Youtube sobre la Cueva de las Manos
En uno de los muchos recovecos que forman las paredes del cañadón del río Pinturas, provincia argentina de Santa Cruz, podemos encontrar la Cueva de las Manos, clara muestra de arte rupestre sudamericano datado entre los años 7500 y 11000 aC

Imagen de portada - Toro - del sitio Arte Rupestre, Rupestreweb.
Imagen de un cazador - Del sitio Wikipedia, "Pintura Rupestre". 
http://es.wikipedia.org/wiki/Pintura_rupestre
Imagen de los cazadores - Del sitio MDO One More Time. 
Imagen de Cabeza de Toro - Del sitio Neanderthalis. 
Foto del Solsticio Boca de Potrerillos - Del sitio Rupestreweb
http://www.rupestreweb.info/astronomiamexico.html
Foto de la Cueva de las Manos - Del sitio Amautacuna de Historia.
http://www.amautacunadehistoria.com/2008/04/arte-rupestre-en-argentina.html
Foto del collar con amuletos - Del sitio " Yellice", Adornos Corporales.
http://yellice303.blogspot.com.ar/2010_10_01_archive.html
Foto de túmulos funerarios de Granada, España - Del sitio Peatón, Artícula Elemental
http://www.peatom.info/la-llave/16209/descubren-tumulos-funerarios-prehistoricos-en-granada/

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