Un Picnic que es una verdadera fiesta


A sala supercompleta, volvió a las tablas  “Picnic, un río con historia”.  Con 11 años ininterrumpidos de presentaciones y mucho de historia argentina,  "Algo Especial Protagonista del Presente" asistió al reestreno de esta obra reidera y emocionante, llena de hitos adonde a todos nos gustaría  volver . Con la dirección y autoría de Gustavo Castignola y Adrián Mulet, "Picnic" es un texto que va cambiando con el tiempo, se va “aggiornando”, es decir, va acompañando a los quilmeños y va sumando historias… a la historia de un río muy querido y muy particular. Para recomendar, reír e incluso… llorar. 
  “¿Y fue por este río de sueñera y de barro / que las proas vinieron a fundarme la patria?” se pregunta Borges.  Y sí, fue por este río, subiendo esta barranca, que llegaron los que buscando oro hicieron la Patria. “Picnic” lo cuenta  pero en tono de risa, y así empieza esta obra francamente adorable.   Con la misma veracidad histórica (o casi) la historia comienza con la llegada de  los conquistadores navegando por este río donde no había ni un gramo de oro. Si encontraroní muchos indios que, según vimos, eran queribles y sus mozas, ariscas pero dignas del amor de los recién venidos. “Ya veréis cómo cambiará la vida que lleváis”, les dicen los españoles, y es probable que ninguno de los indios verdaderos tuviera la idea cierta de cuánto cambiaría.Y Don Pedro de Mendoza que asegura. "Le auguro a estas costas un futuro glorioso lleno de turistas, llegará a ser el segundo Mar Mediterráneo, ya veréis".
  De allí en más sigue la historia de este río, que, al decir del gran maestro Borges, “era azulejo entonces como oriundo del cielo”, y que fue mirando con sus ojos de agua el paso del tiempo y algunas otras cosas que no pasaron y se siguen repitiendo.  Entre ellos,  los conquistadores, o "doctores", o "funcionarios" siempre acompañados por algún sacerdote que bendice a los indios y a la platea como el mismo ímpetu evangelizador.
Reestreno a sala llenísima 
        Así fue que este sábado 13 la platea recibió  muchas bendiciones  sacerdotales, y pagó sus pecados con risas, aplausos y tangos. El tiempo irá pasando, y el funcionario Truchetti, inmortal como Highlander, seguirá viniendo siempre acompañado de algún cura que al final también se convierte, pero no diremos a qué, ni qué milagros vendrán.  Ni tampoco contaremos el final, que llegará luego de atravesar las décadas, y en algunas de ellas, las risas se acabarán, y vendrán las lágrimas.
  También al río llegarán los criollos, malevos y  compadritos, y los inmigrantes, italianos, españoles. Las “señoras  bien”, damas decentes de la "Comisión de Damas de la Caridad",  se abanicarán mientras las “chicas de la calle” las miran y se burlan desde el “piringundín" llamado "La Gallega".. La Madama cantará tangos como La Morocha Argentina, mientras los malevos pasan, entran y salen de la casa de dudosa reputación.
        Hay un bar, donde todos confluyen, y luego, con el tiempo peronista, vendrán obreros con sus familias a  pasar el día y a llenar este río y sus orillas de música, bailes, cantos, risas y alguna “mamúa” poderosa. Así es que el Recreo “El Zorzal”, propiedad del Gallego Mendoza, va reuniendo a  los más variados ejemplares del ADN de nuestra argentinidad. Hay un compadrito que vuelve a buscar a la bella jovencita de sus sueños, que ya no lo es. Los pesares y desconsuelos de la vida la han transformado, tanto como a la Argentina misma. Alguien dice, sobre el final, “ésta era una ciudad feliz que hace décadas no es”. Y agrega, como una tanguera letanía: “El tiempo y el abandono se han quedado con este lugar”.
Tranvías que vienen y van 
  Las décadas pasan, pasa la época dorada donde tal vez el Río de Quilmes no haya sido el segundo Mediterráneo, pero no le faltaba mucho. “Venían de todos lados” recuerda Don Tito, el pochoclero. Vimos un tranvía que entra y sale con gente y más gente, lleno completo. Un choricero reparte choripanes de verdad que se van cocinando en la vereda del Teatro.  Don Tito dice: “Ser argentino es como una aventura apasionante” cuando va contando muchas cosas de las que todos recordamos. Y hay algunas que no quisiéramos recordar.
Los que cuentan la historia  
  En fin, apenas esbozamos algunos trazos, no queremos mostrar el dibujo completo. Sí podemos afirmar que en este río siempre el pueblo está de fiesta. De verdadera fiesta popular. De sainete verdadero, del nuestro, del mejor. “¡Qué despierten los poetas y le canten a mi Río…!” pide el volante que todos los que van entrando traen  en sus manos. Alguien los oyó, porque Vox Dei tiene una canción para este río marrón que nos besa  los pies  con su agua no limpia pero fresca. Frente a él nos acordamos de la llegada de los Ingleses, del paso del barco que conducía a San Martín a su exilio, del día que bajó tanto que se encontró un armazón de barco hundido quién sabe cuándo. De tantas historias que guarda el río y que sólo sus orillas conocen. Historias de estudiantes y de amores de estudiantes, de goles del Cervecero y de promesas de “mantenerlo limpio”. De las Sudestadas y sus inundados rescatados por los Bomberos. De la vida que va pasando. De las historias de cada uno.
  Y para representar estas historias están los autores Gustavo Castignola y Adrián Mulet, y actores, precisos y exactos en su papel, cada uno de ellos, de la talla de Felipe De Alba, María Cristina Finoli, Idelcio Ipolito, Vito Leocata, Ángela Marcone, el “Chengo” Sulpicio, Horacio Piazzardi, Juan Vitale,  Oscar Bertoni y muchos más, una larga lista de actores excelentes, grandes y chicos, surgidos del cásting organizado por Casa de Arte Doña Rosa que, con buen ojo, se rodeó de los mejores. Son muchos y los conocerán viendo la obra, e incluso reconocerán voces queridas de otras obras que han visto. Y les dará, como le dio a “Algo Especial Protagonista del Presente”, la cálida seguridad de que en estas noches “estamos todos juntos”. Y eso nos hace sentir bien. Para todos ellos, les enviamos un fuerte abrazo y agradecimiento.
        Enviemos también una afectuosa felicitación a Daniel Sosa (Realización Escenográfica), Daniela Fernández Lópe (Coreografías), José Oreguy (Luz y Sonido), Carolina Rivarola (Asistencia de Dirección), Mirta Livetti (Maquillaje); Nelita Modie y Susana Ferreria (Colaboración de Vestuario), y la participación de Carlos Fernández, Paula Castignola y Yair Hilal.
Todo concluye al fin 
  Hubo un día en que llegaron los pequeños barcos, y hubo una noche de reestreno en donde escuchamos las voces de los actores queridos, y estuvimos todos juntos, cantando “Presente” de Vox Dei, el mítico grupo de rock de Quilmes, y reimos y sentimos nostalgia, y dolor por lo perdido. Pero seguimos aquí, donde el río sigue siendo una fiesta, por siempre.
Porque… ¿dónde podríamos estar si no estuviéramos aquí?
¿Dónde haríamos este Picnic que es nuestra vida, si no es aquí?
Porque aunque seamos de aquí o hayamos venido en los barcos, estamos luchando aquí. Estamos viviendo aquí, a orillas de este río que nos mira y nos besa los pies con sus  labios  de agua.
        Aquí, donde tenemos raíz.
 
Fundación mítica de Buenos Aires

¿Y fue por este río de sueñera y de barro
que las proas vinieron a fundarme la patria?
Irían a los tumbos los barquitos pintados
entre los camalotes de la corriente zaina.

Pensando bien la cosa, supondremos que el río
era azulejo entonces como oriundo del cielo
con su estrellita roja para marcar el sitio
en que ayunó Juan Díaz y los indios comieron.

Lo cierto es que mil hombres y otros mil arribaron
por un mar que tenía cinco lunas de anchura
y aún estaba poblado de sirenas y endriagos
y de piedras imanes que enloquecen la brújula.

Prendieron unos ranchos trémulos en la costa,
durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.

Una manzana entera pero en mitá del campo
expuesta a las auroras y lluvias y suestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay y Gurruchaga.

Un almacén rosado como revés de naipe
brilló y en la trastienda conversaron un truco;
el almacén rosado floreció en un compadre,
ya patrón de la esquina, ya resentido y duro.

El primer organito salvaba el horizonte
con su achacoso porte, su habanera y su gringo.
El corralón seguro ya opinaba YRIGOYEN,
algún piano mandaba tangos de Saborido.

Una cigarrería sahumó como una rosa
el desierto. La tarde se había ahondado en ayeres,
los hombres compartieron un pasado ilusorio.
Sólo faltó una cosa: la vereda de enfrente.

A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:
La juzgo tan eterna como el agua y como el aire.
Jorge Luis Borges 

Fuente: sitio de Literatura.
http://www.literatura.org/Borges/FundacionMitica.html
Las fotos pertenecen a "Algo Especial Protagonista del Presente".

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