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El llamado de Cthulhu, el horror cósmico del dios que un día volverá

         
por H.P.Lovecraft,
escritor norteamericano (1890-1937)

        Solamente la poesía o la locura pueden hacer justicia a los ruidos escuchados por los hombres de Legrasse a medida que se abrían paso por el negro pantano hacia el rojizo resplandor y el apagado sonido de los tambores. Existen rasgos vocales propios del ser humano, y rasgos vocales propios de las bestias; pero resulta harto horrible escuchar los unos cuando la fuente de la que proceden debería producir los otros. La furia animal y el libertinaje orgiástico se azotaban el uno al otro hasta alcanzar cotas demoniacas, en medio de un éxtasis de aullidos y graznidos que desgarraban aquellos bosques nocturnos y reverberaban por toda su extensión como si se tratase de tormentas pestilentes surgidas de los abismos del  infierno. De vez en cuando aquel ulular sin orden ni concierto se detenía, y de lo que parecía ser un coro bien orquestado surgían roncas voces entonando en sonsonete aquella horrible frase o ritual:

Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn

        Entonces fue cuando los hombres, habiendo ya alcanzado un lugar donde la vegetación era menos frondosa, se toparon de repente con la visión del terrible espectáculo. Cuatro de ellos se tambalearon, uno se desvaneció, y otros dos profirieron un desquiciado grito que, afortunadamente, fue enmudecido por la furiosa cacofonía que procedía de aquella orgía. Legrasse echó agua de los pantanos en la cara del desmayado, y todos se quedaron temblando allí de pie, casi hipnotizados por el horror.

        En un claro natural del pantano había un islote cubierto de hierbas de algo menos de media hectárea, sin árboles y relativamente seco. Allí saltaba y se retorcía una indescriptible horda de monstruosidad humana que nadie salvo Sime o Angarola hubiera sido capaz de retratar. Sin ropa alguna encima, aquellos engendros mestizos rugían, vociferaban y se contorsionaban en torno a una gigantesca hoguera circular en cuyo centro, visible a través de ocasionales aberturas en la cortina de llamas, se alzaba un imponente monolito de granito de unos dos metros y medio de altura, sobre el cual, de manera incongruente dada su extrema pequeñez, descansaba la horrenda estatuilla. Formando un amplio círculo de diez cadalsos dispuestos a intervalos regulares, con el monolito rodeado de llamas en su centro, colgaban boca abajo los cuerpos atrozmente mutilados de los indefensos colonos que habían desaparecido. Era dentro de aquel círculo donde el corro de adoradores saltaba y rugía, desplazándose de forma general de izquierda a derecha en una interminable bacanal entre el círculo de cuerpos y el de llamas.

(…)

        Tras un viaje de extrema tensión y agotamiento, los detenidos fueron interrogados en la jefatura de policía, resultando ser todos hombres de muy baja extracción social, de sangre mestiza y enajenados mentales. La mayoría eran marinos. Unos cuantos negros y mulatos, casi todos de las Indias Occidentales, o portugueses de Brava, de las islas portuguesas de Cabo Verde, aportaban una nota de colorido vudú al heterogéneo culto. Pero bastante antes de que se hubieran realizado muchos interrogatorios, ya se había puesto de manifiesto que en todo aquello había algo mucho más profundo y antiguo que el simple fetichismo negro. Degradados e ignorantes como eran, aquellas criaturas se aferraban con sorprendente firmeza a la idea central de su repugnante fe.

(...)

        Tal y como dijeron, adoraban a los Primigenios que existen desde mucho antes que los hombres, y que vinieron a este joven mundo desde los cielos. Los Primigenios abandonaron la superficie del planeta, desapareciendo en el interior de la tierra o bajo las aguas del mar; pero sus cuerpos sin vida le contaron en sueños sus secretos a los primeros hombres, que formaron un culto que jamás ha desaparecido. Este era tal culto, y los prisioneros afirmaban que siempre había existido y que continuaría haciéndolo, oculto en lejanas tierras baldías y lugares lúgubres a lo largo y ancho del mundo hasta el momento en que el sumo sacerdote Cthulhu se alzase desde su lóbrega casa en la invulnerable ciudad de R’lyeh bajo las aguas, y volviese a poner la tierra bajo su dominio. Algún día les convocaría a todos, cuando las estrellas estuvieran en posición. El culto secreto esperaría por siempre hasta que esto sucediera y poder liberarlo. 

(...)

        Casi todo lo que la policía pudo averiguar provino, principalmente, de un anciano mestizo llamado Castro, que decía haber viajado hasta extraños puertos y haber hablado con los líderes inmortales del culto en las montañas de China.

        Entonces, susurró Castro, aquellos primeros hombres formaron el culto en torno a unos pequeños ídolos que les mostraron los Grandes Ancianos, ídolos traídos de épocas distintas desde estrellas sin luz. Ese culto no desaparecerá nunca hasta que las estrellas vuelvan a estar en posición, y los sacerdotes ocultos consigan sacar al Gran Cthulhu  de Su tumba para que resucite a Sus súbditos y reanude Su dominio sobre la Tierra. Esos tiempos serán fácilmente reconocibles, porque entonces la humanidad se habrá vuelto como los Primigenios, libre y salvaje, más allá del bien y del mal, dejando a un lado la ley y la moral; y todos los hombres gritarán y matarán, y gozarán en su alegría. Entonces, los Primigenios liberados les enseñarán nuevas formas de gritar y de matar, de solazarse y disfrutar, y la Tierra entera arderá en un holocausto de éxtasis y libertad. Mientras tanto, el culto, mediante los ritos apropiados, debe mantener viva la memoria de aquellas antiguas costumbres y escenificar la profecía de Su regreso. 

(...)

        Entonces saldrán de la tierra los negros espíritus que en ella habitan, enmohecidos y tenebrosos, cargados de rumores siniestros obtenidos en cavernas situadas bajo el mismo fondo del mar. Pero el viejo Castro prefería no hablar demasiado acerca de Ellos. Se calló de repente y no hubo persuasión o sutileza alguna capaz de sacarle una sola palabra más al respecto. Curiosamente tampoco quiso hablar acerca del tamaño de los Primigenios. Del culto dijo que, según pensaba, su núcleo yacía en medio de las arenas intransitables del desierto de Arabia donde Irem, la Ciudad de los Pilares, sueña oculta e indemne. La secta no estaba aliada a los cultos Europeos de brujería, y resultaba prácticamente desconocido más allá de sus propios integrantes. Ningún libro había siquiera insinuado la existencia de este, aunque los chinos imperecederos afirmaron que el Necronomicon del árabe loco Abdul Alhazred contenía ciertos dobles significados que los iniciados podían interpretar a su antojo, especialmente el tan discutido pareado:

Que no está muerto lo que puede yacer eternamente,

y con los evos extraños aún la muerte puede morir.

H.P. Lovecraft

"El llamado de Cthulhu",

Freeditorial, Publishing House,

descarga gratuita de libros,

año 2016

https://freeditorial.com/es/books/la-llamada-de-cthulhu/readonline

Biografía de H.P.Lovecraft

Howard Phillips Lovecraft ( Estados Unidos, Providence; 20 agosto 1890 -15 marzo 1937) fue un escritor estadounidense de extraño y de terror de ficción , que es conocido por su creación de lo que se convirtió en el Mito de Cthulhu

Nacido en Providence, Rhode Island , Lovecraft pasó la mayor parte de su vida en Nueva Inglaterra . Nació en la opulencia, pero la riqueza de su familia se disipó poco después de la muerte de su abuelo. En 1913, escribió una carta crítica a una revista pulp que finalmente lo llevó a involucrarse en la ficción pulp. Durante el período de entreguerras , escribió y publicó historias que se centraban en su interpretación del lugar de la humanidad en el universo. En su opinión, la humanidad era una parte sin importancia de un cosmos indiferente que podía desaparecer en cualquier momento. Estas historias también incluían elementos fantásticos que representaban la fragilidad percibida del antropocentrismo .

Fuente: Del sitio Wikipedia - H.P.Lovecraft.

https://en.wikipedia.org/wiki/H._P._Lovecraft

Vean la película "El Llamado de Cthulhu" en Youtube 

Podrán apreciar esta excelente versión del año 2005, pero filmada en blanco y negro como película muda, para darle el contexto en que fue escrito este relato de Lovecraft y mantener el suspenso y el terror. 

Su título original es "The Call of Cthulhu aka", y fue filmada en Estados Unidos con la Dirección de Andrew Leman y el Guión de Sean Branney, basado en el relato homónimo de H.P.Lovecraft.   

La música pertenece a Chad Fifer, Ben Holbrook, Troy Sterling Nies y Nicholas Pavkovic. Los actores que encontramos son: Ramón Allen Jr., Leslie Baldwin, Daryl Ball, John Bolen, Aidan Branney, Sean Branney, Andra Carlson, Mike Dalager, Matt Foyer, Bruce Graham.

La Productora del film es la entidad "The H.P. Lovecraft Historical Society". La Sociedad Histórica HP Lovecraft o HPLHS es la organización que alberga Cthulhu Lives! , un grupo de jugadores de rol de acción en vivo para la versión Cthulhu Live de Call of Cthulhu . Fundada en Colorado en 1984, ahora tiene su sede en Glendale, California .  Su lema es Ludo Fore Putavimus ("Pensamos que sería divertido"). 

HPLHS produce una serie de películas de Cthulhu Mythos, incluido el epónimo The Call of Cthulhu, así como grabaciones de sonido, bajo sus etiquetas Mythoscope y Mythophone, respectivamente. También ofrecen accesorios, tanto para la venta como para su descarga gratuita.

Sinopsis-Tras la muerte en extrañas circunstancias de un profesor de la Universidad de Miskatonik, se inicia una investigación que relaciona el caso con el tenebroso culto a un Dios acuático, cuyos seguidores le llaman Cthulhu... The Call of Cthulhu (La llamada de Cthulhu) es una película muda de 2005 que adapta el famoso relato homónimo de Lovecraft, escrito en 1926. Su rodaje fue impulsado y producido desde la Sociedad Histórica H.P. Lovecraft de Estados Unidos. El rodaje usó modernas técnicas de grabación y elementos vintage para reproducir la estética de los filmes de la década de 1920. Debido a que el film quería aparentar haber sido rodado realmente en esa época, se optó por que la película fuese muda. La música que acompaña las imágenes también está inspirada en los sonidos clásicos que ambientaban estas producciones. (FILMAFFINITY)

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