Inicio

Fuegia, el genocidio de la frontera que se corre con el Winchester

“-Parece un castigo del cielo. Fue una 
cagada lo que aquellas mujeres…
-Rememos- dijo el patrón.
Pensó: no es delito matar canoeros.
Pero Joaquín sólo pensaba si los ahorcarían por eso.
Pensó si el patrón podría salvarse por viejo”.
Eduardo Belgrano Rawson,
“Fuegia”
        La matanza de los pobladores originarios de la Isla Grande de Tierra del Fuego está retratada en esta novela a la vez mágica y terrible como es "Fuegia", de Belgrano Rawson. Allí conviven en tensa expectativa los diferentes grupos que intentan tomar posesión de ese remoto lugar: los pueblos originarios para proteger su tierra y su alimento, los hombres blancos para barrerlos y así consolidar su poder en la región, y establecerse para la cría de ganado lanar, obtener oro, hachar árboles y obtener ganancias. Esa tensión derivará en violencia y asesinatos.  
        También se refiere a los navegantes que intentan pasar por el Estrecho de Magallanes, ya que hasta 1914 no se habilitó el Canal de Panamá, y era necesario "dar vuelta por el fin del mundo", es decir, atravesar las aguas más peligrosas del planeta, que le costaban la vida a prácticamente todos los que se arriesgaran a pasar por allí. Se le suman los foqueros y los loberos, que asesinaron miles de focas y de lobos marinos a fuerza de palos.
        "Fuegia" narra la situación con pantallazos diversos que hay que ir hilvanando. Pero el punto central es la violación de dos mujeres canoeras, Camilena y Lelwacen, junto con la muerte de un carnero macho que desata el ataque feroz contra los canoeros, que ya habían sido diezmados por las enfermedades que el hombre blanco supo traer a esas lejanas tierras, en las que los salesianos poco pudieron hacer para detener el genocidio.
Camilena Kippa con su madre, personajes de "Fuegia",
publicados por el libro 
        "Eran los tipos de la goleta. Después de prender fuego al kauwi* habían pasado junto a los niños que dormían a pata suelta. Quemaron también la canoa y se tiraron sobre las piedras. Abrieron el corned beef de Camilena. Pasara lo que pasara, las mujeres debían venir hacia ellos. Eran cuatro loberos, pues el quinto seguía en el barco. La goleta estaba fondeada detrás de una punta, con las velas izadas a revés para secarlas. Desde lejos parecía uno de aquellos barcos ceremoniosos y antiguos que colgaban sus velas del aparejo cuando alguien moría a bordo. 
        Aparentemente iban hacia el Pacífico, pero nadie estaba seguro. Era difícil preguntárselo al patrón, pues las desgracias continuas lo ponían tan sociable como un pulpo. Una lancha a vapor los corría de cada escondrijo; andaban muy mal de comida y llevaban dos meses sin ver un lobo.
        Por eso estaban ahora en la playa, atascados por el destino. Cada tanto, en el pasado, habían llegado hasta tierra en busca de alguna mujer, pero ahora era distinto. Los corría la miseria y las canoeras pagarían el pato. El patrón no se moría por ellas, pero con Camilena está dispuesto a sacrificarse. Empezaba a gozar de la idea cuando escuchó un alarido. 
        Antes del grito de Camilena cantó un papamoscas. Luego sobrevino el silencio. Los loberos pegaron un salto, mientras la mujer de Keno, Lelwacen, se alzaba en el agua. El pequeño sin nombre abrió enseguida los ojos, pero Isabela lidió con el sueño. Barbucho, el perro, que llegaba de vagar por el bosque, se detuvo junto a los niños y trazó un amplio círculo para demostrar que controlaba el terreno.
Tatesh Wulaspaia, a la derecha, personaje, pareja
de Camilena y padre de sus hijos, publicados por el libro
        Lelwacen fue la última en recibir el aviso. Descubrió la goleta fondeada, el humo sobre la costa y la silueta de los loberos. Le gritó a Camilena que volviera. Después vio cuando la mujer de Keno soltaba las cholgas* y nadaba mar adentro. Siguió con espanto la pelea de Camilena con los intrusos. Vio que la sacaban del agua y se aprontó para lo suyo.
        Parecía tan indefensa que apenas dos hombres fueron por ella. Para demostrar su obediencia, Lelwacen avanzó algunos pasos. Los sujetos aplaudieron. Aún había bastante distancia entre ellos y Lelwacen. Le ordenaron que mostrara las cholgas y ella meneó la canasta.
        Mientras tanto, Isabela volaba sobre la playa con su hermano entre los brazos. Ella miraba continuamente hacia atrás, tal vez dispuesta a volverse, pero Camilena, metida en su propia pelea, le gritaba que corriera. La niña lloraba desesperada y proseguía escapando. Cuando desaparecía la distancia, sobrevino la calma. Camilena y sus atacantes de habían evaporado. La mujer de Keno había sido tragada por las rompientes. Sólo quedaban esos loberos, esperando a Lelwacen
        La pobre tenía la cara chorreada de lágrimas, como una foca cuando le cortan la retirada. Se dejó caer en el agua y sacó pedregullo del fondo. Los tipos no se perdían detalle. 
        Comprendieron al fin que aquella mujer estaba llenándose la vagina de piedras. Jamás habían visto algo igual. Sonrieron incrédulamente. Sin embargo, ardían de furia, así que arremetieron contra ella”.
Eduardo Belgrano Rawson,
“Fuegia”
Biblioteca Argentina La Nación
Edición especial para La Nación del 
Grupo Editorial Planeta, 
Buenos Aires, 
año 1991.
 Kauwi o kawi, refugio contra el frío y el viento del sur de los
pueblos originarios 
*kauwi: refugio de troncos de árboles y cueros para defenderse del viento frío del sur, tipo enramada con pieles de animales cazados. 
*cholgas: moluscos bivalvos que pueden comerse crudos, cocinados o ahumados. 
Cholgas
Genocidio Selknam     
        Por genocidio selknam (genocidio selk'nam o genocidio ona) se conoce a los hechos definidos como genocidio ocurridos entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX en contra de los selknam u onas, pueblo amerindio de la isla Grande de Tierra del Fuego. La última representante pura de este pueblo, Ángela Loij, falleció en 1974. Actualmente solo existen algunos descendientes mestizos de esta etnia.
        Hacia fines del siglo XIX la isla Grande de Tierra del Fuego concitó el interés de grandes compañías ganaderas. La introducción de las estancias ovejeras creó fuertes conflictos entre los nativos y los colonos británicos, argentinos y chilenos, conflicto que adquirió ribetes de guerra de exterminio. Las grandes compañías ovejeras llegaron a pagar una libra esterlina por cada selknam muerto, lo que era confirmado presentando manos u orejas de las víctimas. Las tribus del norte fueron las primeras afectadas, iniciándose una oleada migratoria al extremo sur de la isla para escapar de las masacres. En busca de alternativas a la matanza, en 1890 el Gobierno chileno cedió la isla Dawson, en el estrecho de Magallanes, a sacerdotes salesianos que establecieron allí una misión dotada de amplios recursos económicos. Los selknam que sobrevivieron al genocidio fueron virtualmente deportados a la isla, la que en un plazo de veinte años cerró dejando un cementerio poblado de cruces.
Fuente: Del sitio Wikipedia - Genocidio Selknam.
https://es.wikipedia.org/wiki/Genocidio_selknam
Biografía de Eduardo Belgrano Rawson
De 1975 en adelante hizo varios viajes a Tierra del Fuego, lo que sería el puntapié inicial para su novela "Fuegia" que trata sobre el exterminio de los indígenas en esa zona. “Fuegia”, dice la edición que presentamos, “ganó el Premio de la Crítica 1992”.Eduardo Belgrano Rawson (n. Ciudad de San Luis; 1943) es un escritor argentino. Se dedicó al periodismo y escribió guiones de historieta para revistas de la editorial Columba.
Como periodista, se desempeñó en la revista "Primera Plana" (años 1960), en el diario "La Opinión" (años 1970) y en la revista "Temas y fotos".
Fuente: Del sitio Wikipedia – Eduardo Belgrano Rawson.
https://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Belgrano_Rawson
Mercenarios de Julio Popper disparando a selknams; delante yace el cadáver de un selknam
        Por otra parte, e investigando en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España, las publicaciones argentinas de la época hablan de las bellezas de la zona, y de la existencia de los pueblos originarios, pero hace silencio sobre las enormes matanzas de éstos y la conflictiva situación que narra la novela de Rawson. Veamos algunos textos de época, en la Revista Caras y Caretas, la mejor publicación argentina de hace cien años, que contó con el material más elaborado y los mejores escritores de nuestro país.
 Mapa satelital de Tierra de Fuego 
Revista Caras y Caretas, Buenos Aires, 10 de junio de 1899, Año II, Número 36, Fundada por José S. Alvarez.
La varadura del “Gaviota”
        "El vapor Gaviota no es un desconocido en los mares fueguinos, pues casi no hay vericueto, desde el Cabo de Hornos hasta la Tierra de los Estados, que él no haya recorrido.
        Durante largos períodos y bajo el mando de diferentes jefes de la armada, ha realizado peligrosísimas empresas, ya persiguiendo a las partidas de cazadores que clandestinamente hacen operaciones de matanza de lobos o ballenas, o ya recorriendo las regiones visitadas por los lavadores de arenas auríferas, con el fin de impedir sus depredaciones.
        Nuestros marinos recuerdan, como leyenda heroica, muchos de los viajes que realizó esta embarcación, y se asombran de que nunca hubiese sufrido contratiempos serios, que no obstante, se le vienen augurando desde años atrás. Ahora tentaba una empresa seria y trascendental: iba a navegar el Río Grande que cae hacia el Atlántico, y cuya desembocadura y parte inferior del cauce, se halla completamente poblada. Es la primera vez que tentaba la operación un barco de su porte.
        El Gaviota está en la posición que lo presenta nuestra fotografía (en la publicación original), y según opinan marinos experimentados, su salvataje es una operación factible. A la hora presente, si el Río Grande, que recorre toda la llanura de Tierra del Fuego que da al Atlántico, ha crecido, el vapor habrá ya zafado y estará sufriendo las reparaciones del caso, en una especie de dique natural que hay en la desembocadura.
        Es de lamentarse que la navegación del Río Grande se haya iniciado con un fracaso pues ese hecho retardará un poco la navegación regular, y el desarrollo industrial de la rica zona que bañan sus aguas, que es la más apropiada para la cría de ganados".
Hundimiento del "Monte Cervantes" en la peligrosa zona 
La expedición del “Bélgica” al Polo Sur
Primeras vistas fotográficas, obtenidas de los expedicionarios
        "Camino de Buenos Aires viene el atrevido explorador que acaba de recorrer las lejanas tierras que rodean al polo antártico y que ha invernado dos años entre los hielos, observando aquella naturaleza original y estudiando su geología, su flora y su fauna, tan poco conocidas.
        El vapor “Bélgica”, que condujo al capitán Gerlache y a sus compañeros, entre los que se contaban sabios como Racovitza y Cook, que nos visitaron, alejándose en el suntuosa palacio de “La Prensa” y que van ahora camino de sus respectivas patrias –ha sufrido bastante en la expedición, y según noticias que nos proporciona el gobernador de la Tierra del Fuego, Teniente Coronel Godoy, viene a nuestro puerto con el único objeto de carenarse y repararse  para emprender su viaje de retorno a Europa, donde la expedición era esperada con ansiedad.
        La expedición Gerlache ha prestado un verdadero servicio a las ciencias contemporáneas, sin interés venal alguno, pues en aquellas regiones desoladas, donde hay noches y días de seis meses continuados, no es posible encontrar riquezas que compensen  los crecidos gastos que origina una visita como la del “Bélgica”.
        Con excepción de los pengüinos (en el original) y de los lobos marinos, no visitan aquellas costas carcomidas por la acción corrosiva del mar, ninguna clase de animales, pues fuera de las aguas, no hallarían alimento ni donde guarecerse contra la inclemencia del clima. La expedición ha sufrido verdaderas penurias y más de uno de sus miembros encontró la muerte, sucumbiendo a necesidades premiosas de la vida, imposibles de satisfacer. El barco, presa de los hielos, no hubiese regresado más, si los expedicionarios no hubiesen cortado el témpano que les aprisionaba, cayendo al final al canal La Plata o Bélgica, como ellos le llamaron, con el derecho que da el hecho de haber sido los primeros en navegarlo.
Indios yaganes del Cabo de Hornos, 1883,
del Archivo General de la Nación 
        El canal es libre en toda su extensión, pero sus costas son inabordables, pues los glacieres se levantan a pico sobre el mar, presentando paredes pulimentadas por el agua en su eterno vaivén, que no ofrecen el menor reborde ni aspereza, semejando un gigantesco friso de mármol.
        En las costas de Shetland, del Príncipe Alberto y de Tierra Adelaida, encontraron numerosas ballenas y recogieron lava de volcanes, madera petrificada y muestras de granito de diversos colores, así como algunos basaltos y rastros visibles de arenas auríferas.  El mar no es rico en peces ni en moluscos o crustáceos, y en las costas no se hallan algas ni plantas marinas.
        El “Bélgica”, en su larga excursión, tuvo que vivir de sus provisiones propias y luego que entró la expedición a la zona de los hielos, ya no tuvo ni una sola vez alimentación de refresco, lo que hizo sufrir extraordinariamente su salud.
        Los hombres comenzaron a sentir anemia y una postración general del organismo. El témpano que rodeó al barco comenzó a derivar hacia el norte, durante el verano anterior, y esta circunstancia dio lugar a que se le pudiese hacer zafar de la masa compacta que le aprisionaba, poniéndose en actitud de navegar y restituir los viajeros a la vida civilizada.
        El capitán Gerlache llegará a Buenos Aires, probablemente a fines del mes, y luego emprenderá su viaje de retorno a Europa, donde hará conocer del mundo científico del resultados de su esfuerzo.
        Según referencias fidedignas, tienen en su poder unos tres millares de vistas fotográficas de las tierras polares y del archipiélago fueguino, destinadas a figurar en el libro que como informe oficial de la expedición publicará inmediatamente que llegue a Europa y que ya está preparando.
        Indudablemente, los capítulos que dedique a la zona polar antártica serán interesantísimos, pues él ha alcanzado a parajes que no se tiene noticia de que hayan sido visitados antes por hombre alguno. En las Islas Shetland encontró un gran islote donde calcula haber visto reunidos muchos millones de pengüinos reales –que sólo se ven por excepción en nuestras costas o en las de Kerguelen en el Pacífico, y que son muy apreciados por su hermoso plumaje. La talla de este pengüino es doble de la del común, así como también es doble su valor comercial. Se asegura que cada uno da más de cinco litros de excelente aceite. Hacen sus nidos con sus propios detritus y cubren enormes extensiones de terreno que transforman por completo, pues la roca desaparece bajo las capas de huano que ellos van depositando año por año. Los nidos son conos truncados, hasta de medio metro de altura é interiormente están tapizados con un plumón fino que preserva á los polluelos de la baja temperatura reinante. En las costas y las tierras no han visto ningún animal de los que se hallan en el polo norte: allí no hay zorros ni osos blancos, escaseando también las aves marinas, excepción hecha del pengüino.
        Más allá de Shetland ya no se hallan gaviotas ni petreles y los alciones dejaron de visitarlos, luego que pasaron la Tierra Adelaida.
Yámanas en sus canoas
        Durante su larga invernada no les visitó ave alguna fuera de los pengüinos, cuya zona habitable parece no tener limite. Este pájaro, á pesar de tener una carne desagradable por su sabor acre y su olor nauseabundo, constituyó, no obstante, durante mucho tiempo un manjar de regalo para los expedicionarios, que armados de palos les perseguían sobre el hielo á la escasa luz de las auroras australes, cuyo espectáculo imponente ya no les llamaba la atención en fuerza de repetirse.
        Pasando Tierra Adelaida encontró la expedición los restos  de un viejo barco de madera, al parecer holandés, cuyo nombre no les fué posible reconstruir. Antes de llegar á Shetland, en el viaje de ida, encontraron varios barcos balleneros que habían tenido buena suerte, pues llevaban sus tanques desbordando de aceite y sus bodegas  repletas de cueros de lobo, de barbas de ballena, de ámbar y de dientes de morsa ó elefante marino.
        Ellos les dieron noticias de los grandes deshielos que había más al sur, y que fueron los que les permitieron encontrar libre la entrada del canal La Plata ó Bélgica. En las costas de éste, tentaron sin éxito una veintena de desembarcos: les fue imposible trepar la costa acantilada y cubierta de hielo. En las diversas exploraciones que hicieron en la costa no encontraron después de Shetland musgos, algas ni líquenes de ninguna especie. La vida vegetal, como la animal, no existen en aquellas regiones. En un socavón de Tierra Adelaida creyeron ver vestigios de vegetación submarina, pero luego se convencieron de que sólo se trataba de una erosión de la roca atacada por el agua del mar.
        Han hecho sondajes interesantísimos y observaciones curiosas sobre la temperatura de las aguas a profundidades diversas, pero no han encontrado ninguna corriente ni siquiera templada. El primer año los expedicionarios comenzaron á  sufrir molestísimas oftalfmias; pero los auxilios del Dr. Cook y luego el hábito, les fueron mejorando de la dolencia poco á poco.
        El capitán Gerlache está satisfecho de su viaje, y cree que éste será el primero de una serie que debe realizar para completar su conocimiento de la región polar antártica, en la cual opina es más fácil obtener la solución de los problemas que hoy preocupan al mundo científico é impulsan á los atrevidos  exploradores del Polo Norte. Firmado: IcE-FIELD. Fotografías obtenidas para Caras y Caretas".
Las dos notas pertenecen a la  publicación argentina Revista Caras y Caretas, "La varadura del Gaviota" y "La Expedición del Bélgica al Polo Sur" .
Fuente: Del sitio de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0004085501&page=19&search=fueguinos&lang=es

Video publicado en el sitio Youtube en el año 2010, que ejemplifica lo difícil que es transitar por esta zona austral
https://www.youtube.com/watch?time_continue=3&v=oL8WUp0niJk

Revista Caras y Caretas, Buenos Aires, 2 de noviembre de 1901, Año IV, N° 161, Fundada por José S. Alvarez.
Un calamar de metro y medio
        "Las crónicas europeas se enriquecieron hace poco con algo sorprendente y terrorífico ocurrido en las costas de Irlanda que los novelistas  de lo extraordinario como Wels se apresuraron á recoger y circular: era la aparición de una banda de calamares monstruosos que surgieron inopinadamente é hicieron presa en un hombre, despedazándolo para  saciar su voracidad. Muchas gentes de mar han puesto en duda relato semejante negando que pudieran existir calamares de tales dimensiones, por más que varios hombres de ciencia los hayan mencionado en sus libros y aún los hayan descrito. 
        En su último viaje á los canales fueguinos el capitán Mascarello, que  mandaba el transporte Guardia Nacional, tuvo la suerte de tomar el ejemplar cuya fotografía reproduce nuestro grabado, el cual medía cincuenta centímetros de diámetro por un metro y medio de largo. Es un animal de extraordinaria fuerza  en sus tentáculos y está  armado de  un pico córneo, que parece de carey, muy agudo y afilado. Este ejemplar prueba hasta cierto punto la existencia de calamares gigantes.
El grabado muestra un calamar pescado en el Canal de Beagle por el Capitán Mascarello."
Fuente: Del sitio Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0004124821&page=36&search=fueguinos&lang=es
Padre Alberto Dagostini con un miembro de la
tribu de los yámanas 
Revista Caras y Caretas, Buenos Aires, 16 de noviembre de 1901, Año IV, N°163, Fundada por José S. Alvarez.
Tierra del Fuego: Las misiones entre los indios
        "Esas pobres tribus de la Tierra del Fuego, que todos están de acuerdo en presentar como buenas gentes, sencillas, ligeramente salvajes, no han dejado , como pueblo, desventura alguna por experimentar. Exploradores y antropólogos de nota no han vacilado alguna vez en fusilarlos tranquilamente para enriquecer los museos de Europa con sus esqueletos. Los hacendados y las autoridades antiguas, por razones menos elevadas, contribuyeron también en su tiempo á este reprobable estado de cosas, que viajeros más modernos denunciaron á la indignación de pueblos y mandatarios, y no puede negarse que actualmente, los misioneros predicando el amor al prójimo, al trabajo, á la religión cristiana, y enseñándolo prácticamente, han hecho y hacen obra de tenerse cuenta para cuando comparezcan ante San Pedro. 
        Dejemos á los anglicanos que no aspiran á ese placer,—aunque su trabajo bien lo merecería, —y detengámonos en los salesianos, que establecidos primero en Chile y en la isla Dawson, se han ido luego corriendo por nuestros territorios del Sud al punto de tener hoy en la sola Tierra del Fuego, no menos de quinientos indios bajo su protectorado evangélico.
        Especialistas como son los buenos padres en las industrias obrajeras y entregados cuerdamente á la tarea de explotar  los inagotables bosques fueguinos, el estado próspero de sus aserraderos, muestra qué faz de primer orden tiene en ello la catequización de su ministerio.
        Pero no sólo en trabajos materiales se evidencian los resultados de la misión. El P. José M. Beauvoir, actualmente de paso en Buenos Aires, gran conocedor de las peculiaridades onas, y que ya en la Exposición de Genova de 1892 exhibió algunos de sus asombrados catecúmenos, acaba de publicar un pequeño diccionario fueguino castellano, que a la par de ser una apreciable contribución á la filología americana, es muestra de su celo por el rápido adelanto de estos indios. A manera de introducción refiere datos biográficos de curiosos tipos, y por cierto no carece de gracia esta invitación para llevarlos á Genova: «Yo mañana ir pasear vapor, puf, puf, puf, lejos, lejos... ¿Quién quiere venir conmigo?... Allá lindo, lindo, muchas cosas ver .. Más tarde pasear mucho con puf puf, vapor, mucho tiempo después volver...» Esta elocuencia hizo deliberar á los indios, que querían ir todos. El buen misionero se llevó media docena.
        El R. P. salesiano J. M. Beauvier (con sus lenguaraces indígenas),  acaba de publicar un curioso volumen sobre los indios fueguinos, su lenguaje, costumbres y tradiciones. La obra es fruto  de 32 años de estudio y experiencia".
Fuente: Del sitio de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0004125469&page=43&search=fueguinos&lang=es
Nativos de Tierra del Fuego, en la fotografía
de Anne Chapman
Revista Caras y Caretas, Buenos Aires, 7 de abril de 1917, Año XX, N°266, Fundada por José S. Alvarez.
Por la Tierra del Fuego
        "Como un peñón surgido del mar, no señalado por las cartas marinas, porque permanece desconocida su existencia, así, vive, inerte y guardando sus fecundos tesoros, el Territorio Nacional de Tierra del Fuego, olvidado por entero, tanto por argentinos como extranjeros, que desde remotos tiempos, en su mayor parte, siguen aferrados a las antiguas y aterradoras leyendas, ya de tradición, trazadas a raíz del paso por el canal de Beagle de los expedicionarios del eminente sabio inglés
Darwin, quienes esbozaron estas regiones a grandes rasgos, sin haberse internado en las mismas, dándoles tonos de tal fantasía que ha contribuido en gran parte a provocar la situación desfavorable por la que actualmente atraviesa.
        Quien ha visitado Tierra del Fuego, no tiene otro recurso que admirarse de la prodigalidad con que la dotó la naturaleza, y reconocer en las palabras que le dedicó el doctor Holmberg, en
su libro «Viaje al interior de la Tierra del Fuego», al decir: «Al contemplar con líneas indecisas, en un fondo sombrío, las seculares cumbres que blanquean eternas nieves, los bosques de tupidos robles, los majestuosos lagos, las furias del mar fueguino siento que, de cuantas regiones conocí en la tierra es la del Fuego la más bella, por sus vibrantes colores, por sus enérgicas formas, por su infinita, misteriosa y profunda armonía... No es posible afirmar que se ha visto lo más bello de la tierra mientras no se ha visitado Tierra del Fuego, sin ello la concepción de lo sublime es incompleta».
Flor de canelo, propia de la zona fueguina 
        Es el fiel exponente que despertara en él, los incomparables paisajes fueguinos, que en la magnitud de su regio esplendor, son habitables en las diferentes épocas del año, aún en aquellos
que por trastornos climatológicos sufren oscilaciones de visible proporción, que hace concebir una idea tal vez pobre de la verdadera vida, que fluctúa en la atmósfera fueguina y que sin temor de desfigurar la exactitud de la verdad debe considerarse sino llena de alegría en cambio preñadade robustez y lozanía.
        No persigo por ahora el propósito de describir las bellezas que encierra esta lejana región, pero ante la indiferencia bien marcada con que se la considera, muy pronto me ocuparé de ese punto con la detención que por su importancia dignamente merece.
        Para aquellos que han estudiado la topografía de nuestra República no les será desconocido que toda la parte sur de Tierra del Fuego está totalmente poblada de inmensos bosques formados por maderas propias de la región, siendo las más importantes por su valorización en plaza, dada su calidad indudablemente superior, tanto para ebanistería fina como para vales, etc., etc., el ceibo y el roble (Fagus Betuloides y Fagus Antartico).
        Las maderas, cualquiera que sea su especie, tiene sus aplicaciones y es al hombre a quien corresponde estudiarlas, reportando así inmejorables resultados, tendientes a abaratar precios y a conseguir solidez y duración en toda obra u objeto en que intervenga el árbol.
        Las maderas de los países fríos sin excepción, son de consistencia media, o mejor dicho, blandas y susceptibles, por consiguiente sólo para su utilización en construcciones livianas o más bien en muebles de cualquier género; ahí está, pues, el verdadero empleo de esta clase de maderas que puede competir hasta con las más estimables de los países del norte de Europa, ya famosas por la configuración y bellezas de sus fibras. 
Lenga, el preciado árbol de los mares del sur 
        Los bosques de la Tierra del Fuego son exuberantes y dignos de las mejores ponderaciones; desde hace varios años se han explotado, pero muy superficialmente, algunas concesiones otorgadas por el Gobierno Nacional, que no han tenido, por desgracia, los resultados que se esperaban, dada la apatía que se le dispensara por algunos adquirientes radicados en  la Capital Federal: pero más que
eso aún por la falta de vapores para el transporte y el precio exorbitante fijado por flete.
      No obstante estos tropiezos de índole grave, no se han abatido los tenaces emprendedores, que en su mayoría son antiguos vecinos que se han radicado, vislumbrando un porvenir halagüeño, pero que es sensible reconocer que cada vez adquiere proyecciones de las más desalentadoras.
        Este ramo, que representa una de las más nobles e importantes industrias, paralizado totalmente por ahora, tomaría incremento rápido y en forma realmente eficaz par a el desarrollo y progreso de este Territorio, si se aportara a Ushuaia más vehículos de transporte y si se ensayase por aquellos que están en condiciones de hacerlo y que se ocupan de este ramo, las maderas fueguinas. La fabricación de bancos para dotar a todos los establecimientos de educación existentes en el  país y otros objetos inherentes a los mismos, como también para la confección de blancos para el ejercicio de tiro, tanto de la armada como del ejército y también como material con destino a construcciones de las diferentes dependencias nacionales, es de prever los buenos resultados que arrojaría.
        La preparación de estos enunciados y otros no menos importantes, podría ejecutar la Cárcel de esta Capital, garantiendo una buena elaboración, como baratura en el precio. Con este procedimiento se daría salida a las maderas de la Tierra del Fuego, que a la vez de reportar provecho para las mismas, representaría para el Gobierno Nacional verdaderas economías en los gastos que le irroga la adquisición en el extranjero de estos materiales, y salvaría las largas demoras que sufren generalmente estos pedidos.
        Una serie de aserraderos han sido implantados en las cercanías de Ushuaia, los que fueron
desapareciendo uno tras otro, debido a los inconvenientes insalvables por parte de los propietarios,
para dar salida a los productos obtenidos en cambio de la conversión monetaria del capital invertido; sólo uno de los más importantes queda, el de la Pataia, de propiedad del señor Juan Ovando, que de no producirse una reacción favorable, seguirá el mismo fin que sus afines, interviniendo, sin variación, la misma circunstancia apuntada .
        Existen todavía varios obrajes  pertenecientes a antiguos pobladores, diré fundadores del pueblo de Ushuaia, que siguen almacenando madera esperanzados aún de que se les proporcione ayuda, que colme en algo, ya en su vejez, las privaciones y fatigas en que se desarrolló su juventud, llegando por el frío a ancianos prematuros, cuyas canas son más blancas que las eternas nieves fueguinas que humedecieran sus cabellos tantos años.. .D. BlELLO. Ushuaia, marzo de 1917". 
Fuente: Del sitio Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España
Arpón fueguino realizado en madera,
en las Colecciones de Museos de España 
Arpón fueguino publicado en la Red digital de Colecciones de Museos de España, que reproduce las diferentes colecciones que encontramos en ese país.
        El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, España, tiene entre sus objetos coleccionados este arpón de madera, fotografiado por Alfredo Prada Freixedo, clasificado genéricamente en el rubro "Útiles de Caza y Pesca". Ha sido confeccionado por pobladores originarios de Tierra del Fuego por medio de la técnica de serrado y pulido; sus dimensiones son las siguientes: Longitud = 310 mm; Anchura = 25 mm; Grosor = 7 mm.
        Consta de cuatro pequeños dientes situados en la parte proximal e inmediatamente posterior al rebaje basal efectuado para su enmangue. Su extremo distal finaliza en un aplanamiento puntiagudo, donde conserva una tira de bejuco anudada cuya función sería sujetar una hoja de pizarra como pieza penetrante, que ha perdido.
        Se ha desarrollado en un Contexto Cultural de Estilos Fueguinos y su función se detalla así: "Útil destinado a la captura de presas, probablemente reservado para la pesca. El arponeado podría hacerse clavándolo directamente sobre la presa o bien mediante su lanzamiento a distancia. Lugar de Procedencia: América (del sur)".
Fuente: Del sitio de la Red Digital de Colecciones de los Museos de España.
http://ceres.mcu.es/pages/Main
 Mujer fueguina 
Revista Caras y Caretas, Buenos Aires, 2 de junio de 1917, Año XX, N°974, Fundada por José S. Alvarez.
¿Cómo se llamaba, en el idioma indio, lo que hoy día se conoce con el nombre de “Tierra del Fuego”? ¿Cuántas tribus le habitaban y cómo se denominaban?
        "El archipiélago fueguino era conocido por los indios con el nombre de Karukinka.
Los indígenas que ocupaban la Tierra del Fuego y el archipiélago inmediato, pertenecían a tres razas diferentes ente sí, por su idioma, nombres y costumbres:
-1ero. Los onas, que se dividían en laus y Shelkman, eran los más numerosos, son fuertes y robustos, habitaban la Tierra del Fuego propiamente dicha, desde el estrecho al norte, hasta el canal de Beagle, y desde el Atlántico al Este, hasta el Almirantazgo, al Oeste.
-2do. Yahgan (yamanas), son indios pescadores, habitan la costa Sur de la Tierra del Fuego, viven en los canales fueguinos, andan casi siempre embarcados en pequeñas piraguas o canoas hechas con troncos de árboles, principalmente del Yagun antártico o haya de la Patagonia.
-3ero. Alakaluf, son indígenas que habitan las islas del oeste del canal, desde el Almirantazgo y el canal de la Magdalena, hasta el archipiélago de la Gran Madre de Dios, al poniente de la Patagonia meridional. Estos indios son los únicos realmente temibles.
Los onas, los yahgan y los alakaluf tienen idiomas diferentes y pelean entre sí.
La obra más completa que se ha publicado sobre estos indios es el libro “Los Shelknam” cuyo autor es el padre salesiano José M. Beauvoir".
Fuente: Del sitio de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0004529762&page=4&search=fueguinos&lang=es

No hay comentarios:

Publicar un comentario