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Ruy Díaz de Guzmán, los primeros pasos de la Argentina (Primera Parte)

Investigamos, en esta oportunidad, sobre los inicios de nuestro país a partir de la Conquista y del relato que hicieran los primeros escritores, hoy considerados entre los primeros literatos latinoamericanos. En esta oportunidad, transcribimos la primera parte de estos fragmentos de la "Historia del Descubrimiento y Conquista del Río de la Plata" de Ruy Díaz de Guzmán, en una cuidadosa edición de la Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, de la mano de la docente Silvia Tieffemberg, a cargo de la edición crítica, prólogo y notas. Bien vale conocer los inicios de nuestra nacionalidad, de la que luego compartiremos una segunda parte. El subtitulado es nuestro para favorecer la lectura.

Análisis de la obra de Ruy Díaz de Guzmán, por Silvia Tieffemberg
La Argentina, piedra basal de la historiografía y las letras
        La obra de Guzmán, no solamente supera en cantidad y calidad de información a los otros documentos coloniales de la región hasta 1573, sino que –como explica Miguel Guérin (1974: 68)–, basada en testimonios orales fundamentalmente, la Argentina da cuenta del imaginario social del siglo XVI en el Río de la Plata y performa la perspectiva actual sobre el pasado en cuanto a “la estructuración temática que dio a los hechos del siglo XVI” y a los “modelos y categorías de exposición”, forjando, por ejemplo, “nociones regionales como Paraguay, Tucumán y Río de la Plata” y “la organización del tiempo en base a ´entradas´”.
        Por otro lado, la obra de Guzmán inaugura en la literatura rioplatense el tópico de la cautiva blanca con los relatos de Lucía Miranda y la Maldonada. La narración del conflicto amoroso entre los caciques Siripó y Mangoré y la española Lucía Miranda en el fuerte fundado por Gaboto ha tenido una prolífica descendencia literaria especialmente a lo largo de tres siglos. Lavardén escribió en 1789 la tragedia Siripó, perdida excepto una escena, que se supone se estrenó y estuvo en cartel durante varios años en el Teatro de la Ranchería, y basada en este texto nació la ópera Siripó de Felipe Boero, estrenada en 1937 en el Teatro Colón de Buenos Aires. Según Marcelino Menéndez y Pelayo, Lavardén se habría inspirado en una obra del jesuita Manuel Lassala, Lucía Miranda, tragedia, estrenada en Bologna en 1784, y Pedro Luis Barcia agrega una versión en inglés de Estudio introductorio Thomas Moore: Mangore, king of the Timbues, de 1721. Además, en 1860 aparecieron las Lucía Miranda de Rosa Guerra y Eduarda Mansilla, y casi contemporánea al estreno de la versión operística, en 1929, apareció Lucía Miranda de Hugo Wast.

Comienza el relato de Ruy Díaz de Guzmán 
"Historia del Descubrimiento y Conquista del Río de la Plata 
escrita por Ruy Díaz de Guzmán, uno de los conquistadores, año de 1612, ochenta y dos años después que se dio principio a esta conquista. Dedicada a Don Alonso Pérez de Guzmán, el bueno, duque de Medina-Sidonia, conde de Niebla y marqués de Gibraleón.

Juan Díaz de Solís parte hacia las nuevas tierras
(..)
        El año de 1512 salió de Castilla Juan Díaz de Solís, vecino de la villa de Lebrija, para las Indias Occidentales. Este era piloto mayor del rey y, con su licencia aunque a su propia costa, siguió esta navegación, en aquel tiempo llamaban de los Pinzones, por dos hermanos que fueron compañeros de Cristóbal Colón en el descubrimiento de las Indias. Y continuando su derrota, llegó al cabo de San Agustín y, costeando por la vía meridional, vino a navegar 700 leguas hasta ponerse en 40° grados, y retrocediendo a mano derecha, descubrió la boca de este gran Río de la Plata, a quien los naturales llaman Paraná Guazú, que quiere decir río como mar, a diferencia de otro de este nombre Paraná, que así éste lo es de forma que es uno de los más caudalosos del mundo. Por el cual Juan Díaz de Solís entró algunas jornadas hasta tomar puerto en su territorio donde, pareciéndole muy bien, puso muchas cruces como quien tomaba posesión en los arenales, que en aquella tierra son muy grandes. Y teniendo comunicación con los naturales, le recibieron con buen acogimiento, admirándose de ver gente tan nueva y extraña. 
        Y al cabo de pocos días, sobreviniéndole una tormenta por no haber acertado a tomar puerto conveniente, salió derrotado al ancho mar y se volvió a España con la relación de su jornada, llevando de camino mucho brasil (madera de este árbol)  y otras cosas de aquella costa de que fue cargado". 

Partida de Hernando de Magallanes
        "Y el año 1519 Hernando de Magallanes por orden de Su Majestad salió a descubrir el estrecho, que de su nombre se dice de Magallanes, para entrar en el mar del Sur en busca de las islas Malucas, ofreciéndose este eminente piloto de nación portugués a descubrir diferente camino del que los portugueses habían hallado, que fuese más breve y fácil. Y armando cinco navíos a costa de Su Majestad, metió en ellos 200 soldados de mucho valor y partió de San Lúcar en 20 días del mes de septiembre. 
        Y llegando a Cabo Verde, atravesó con buen viaje el cabo de San Agustín entre el poniente y sur, donde estuvieron muchos días comiendo él y sus soldados cañas de azúcar y unos animales como vacas, que llaman antas, aunque no tienen cuernos. De aquí partió el siguiente año, último de marzo, para el mediodía, y llegó a una bahía que está en 40 grados, haciendo allí su invernada. 
        Y reconocido el Río de la Plata, fueron costeando lo que dista para el estrecho hasta 50 grados donde, saltando siete arcabuceros a tierra, hallaron unos gigantes de monstruosa magnitud y, trayendo consigo tres de ellos, los llevaron a las naos (naves), de donde se les huyeron los dos, y metiendo el uno en la capitana, fue bien tratado de Magallanes
        Asentando con él algunas cosas, aunque con rostro triste, (el nativo gigante) tuvo temor de verse en un espejo y, por ver las fuerzas que tenía, le hicieron que tomase a cuestas una pipa de agua, el cual se la llevó como si fuese una botija perulera (una hermosa vasija como de rico oro del Perú)  y, queriendo huirse, cargaron de él ocho o diez soldados y tuvieron bien que hacer para atarlo, de lo cual se disgustó tanto que no quiso comer y de puro coraje, murió. Tenía de altura trece pies y algunos dicen que, quince. 
        De aquí pasó adelante Magallanes a tomar el estrecho, haciendo aquella navegación tan peregrina en que perdió la vida en las Malucas, quedando en su lugar Juan Sebastián Cano, natural de Guetaria, el cual anduvo, según todos dicen, 14.000 leguas en la nao Victoria, de donde se le dio un globo por armas (escudo honorífico que le dio el Rey Carlos V) en que tenía puestos los pies con una letra que decía: primus circumdedisti me ("fuiste el primero en que la vuelta me diste")
        Y no pudiéndole seguir en esta larga jornada, Alvaro de Mezquita dio vuelta del mar del Norte para España donde, llegado, dio noticia de lo que hasta allí se había descubierto y navegado. Por manera que, de lo dicho, se infiere haber sido Américo Vespucio el primero que descubrió la costa del Brasil, de quien le quedó a esta cuarta parte del mundo su nominación, y Solís el que halló la boca del Río de la Plata y el primero que navegó y entró por él, y Magallanes el primer descubridor del estrecho, que costeó lo que hay desde este Río de la Plata hasta 56 grados de esta tierra y sus comarcas".
Cómo es la tierra del Río de la Plata
"(…)
        Para lo cual es de saber que esta gobernación (de la zona del Río de la Plata) es una de las mayores que Su Majestad tiene y posee en las Indias. Porque, demás de habérsele dado de costa al mar Océano 400 leguas de latitud, corre de largo más de 800 hasta los confines de la gobernación de Serpa y Silva, por medio de la cual corre este río por el mar Océano, donde sale con tan grande anchura, que tiene más de 85 leguas de boca, haciendo un cabo de cada parte. El que está a la del sur, mano izquierda, como por él entramos, se llama cabo Blanco, y el otro que es a la del norte, a mano derecha, se dice de Santa María, junto a las islas de los Castillos, que son unos médanos de arena, que de muchas leguas parecen del mar.
        Es toda aquella costa muy rasa y falta de leña, de pocos puertos y ríos, salvo uno que llaman del Inglés, a la primera vuelta del cabo, y otro muy adelante, que llaman la Bahía sin Fondo, que está de esta otra parte de un gran río, que los de Buenos Aires descubrieron por tierra el año de 1605  saliendo en busca de la noticia que se dice de los Césares, sin que por aquella parte descubriesen cosa de consideración, aunque se ha entendido haberla más arrimada a la cordillera que va de Chile para el estrecho y no a la costa del mar por donde fueron descubriendo. 
        La primera parte de esta costa, que contiene con el Río de la Plata, es llana y desabrigada hasta la isla de Santa Catalina, con dos o tres puertos para navíos pequeños. El primero es junto a Los Castillos, el segundo es el río Grande que dista 60 leguas del de la Plata. Éste tiene dificultad en la entrada por la gran corriente con que sale al mar, frontero de una isla pequeña que le encubre la boca y, entrada dentro, es seguro y anchuroso, y se extiende como lago a cuyas riberas de una y otra parte están poblados más de 20 mil indios guaranís, que los de aquella tierra llaman arachanes, no porque en las costumbres y lenguajes se diferencien de los demás de esta nación, sino porque traen el cabello revuelto y encrespado para arriba. 
        Es gente muy dispuesta y corpulenta, y tienen guerra ordinaria con los indios charrúas del Río de la Plata y con otros de tierra adentro, que llaman guayanas, aunque este nombre dan a todos los que no son guaranís, puesto que tengan otros propios.
        Está este puerto y río en 32 grados y, corriendo la costa arriba, hay algunos pueblos de indios de esta misma nación. Es toda ella de muchos pastos para ganados mayores y menores, por la falda de una cordillera y no muy distante de la costa que viene del Brasil se dan cañas de azúcar y algodonales, de que se visten y aprovechan. Es cosa cierta haber en aquella tierra oro y plata, por lo que han visto algunos portugueses que han estado entre estos indios y por lo que se ha descubierto de minerales en aquel mismo tiempo a la parte de San Vicente, donde don Francisco de Sosa está poblado.
        Hállanse en muchas partes de esta costa perlas gruesas y menudas en conchas, y ostiones en cantidad, y mucho ámbar que la mar echa en la costa, el cual comen las aves y animales. Fue antiguamente muy poblada de naturales, los cuales, con las guerras que unos con otros tenían, se destruyeron, y otros, dejando sus tierras, se fueron a meter por aquellos ríos, hasta salir a lo alto, donde el día de hoy están poblados en aquellos campos que corren y confinan con el Río de la Plata, que llaman Guayrá".

Los charrúas
        "En este capítulo pasado comencé a describir lo que en el término y costa de aquella gobernación se contiene, en éste lo habré de hacer lo más breve que me sea posible de lo que hay a una y otra parte del Río de la Plata hasta el Mediterráneo (se refiere a la zona del interior). Para lo cual es de suponer que en este territorio hay muchas provincias y poblaciones de indios de diversas naciones, por medio de las cuales corren muy caudalosos ríos, que todos vienen a parar como en madre principal a éste de la Plata, que por ser tan grande le llaman los naturales guaranís, Paraná Guazú, como tengo dicho. 
        Y así tomaré por margen de esta descripción del mismo río de la Plata, comenzando primero de la mar, de la mano derecha, como por él entramos, que es el cabo de Santa María, de la cual a una isla y puerto que llaman de Maldonado hay diez leguas, todo raso, dejando a vista dentro del mar la de los Lobos. Este de Maldonado es buen puerto y tiene en tierra firme una laguna de mucha pesquería. 
        Corren toda esta isla los indios charrúas de aquella costa, que es gente muy dispuesta y crecida, la cual no se sustenta de otra cosa que de caza y pescado. Son muy osados en el acometer y crueles en el pelear, y después muy humanos y piadosos con los cautivos. Tiene fácil entrada, por cuya causa no tendría seguridad, siendo acometida por mar. Más adelante está el Montevideo, llamado así de los portugueses, donde hay un puerto muy acomodado para una población por tener extremada tierra de pan y pasto para ganados, de mucha caza de gamos, perdices y avestruces. Lleva no muy distante de la costa una cordillera que viene bojeando (costeando)  del Brasil y, apartándose de ella, se mete la tierra adentro, cortando la mayor parte de esta gobernación y extendiéndose hacia el norte, se entiende que vuelve a cerrar a la misma costa abajo de la bahía".

Los querandíes
        "Bien se ha entendido, como tengo declarado en el capítulo pasado, que entrando por el Río de la Plata, a mano derecha caen los ríos y provincias de que tengo hecha relación. En este diré lo que contiene sobre mano izquierda, a la parte del sur, tomando la costa del Río de la Plata arriba en esta forma: desde el cabo Blanco para Buenos Aires hay  tierra muy rasa y desabrigada, de malos puertos, falta de leña, de pocos ríos, salvo uno que está 20 leguas adelante, que llaman de Tubichamirí, nombre de un cacique de aquella tierra. 
        Este río baja de la cordillera de Chile y es el que llaman El Desaguadero de Mendoza, que es una ciudad de aquel reino que cae a esta parte de la gran cordillera, en los llanos que van continuando a Buenos Aires, adonde hay desde la boca de este río otras 20 leguas. Es toda aquella tierra muy llana, los campos tan anchurosos y dilatados que no hay en todos ellos un árbol, es de poca agua y de mucha caza de venados, avestruces y gran suma de perdices, aunque de pocos naturales. 
        Los que hay son belicosos, grandes corredores y alentados, que llaman querandí, no son labradores y se sustentan de sola caza y pesca, y así no tienen pueblos fundados, ni lugares ciertos más de cuanto les ofrece la comodidad de andar de ordinario esquilmando los campos. Estos corren desde cabo Blanco hasta el río de las Conchas, que dista de Buenos Aires cinco leguas arriba y toma más de otras 60 la tierra adentro hasta la cordillera, que va desde la mar bojeando hacia al norte, entrando por la gobernación del Tucumán
        Estos indios fueron repartidos con los demás de la comarca a los vecinos de La Trinidad, puerto de Buenos Aires. Está situada en 36 grados abajo de la punta Gorda sobre el propio Río de la Plata, el cual tiene el puerto muy desabrigado, que corren mucho riesgo los navíos estando surtos (anclados) en donde llaman El Paso, por estar algo distante de tierra. 
        Mas la Divina Providencia proveyó de un riachuelo que tiene la ciudad por la parte de abajo como una milla, tan acomodado y seguro que metidos dentro de él los navíos, no siendo muy grandes, pueden estar sin amarrar con tanta seguridad como si estuvieran en una caja. Este puerto fue poblado antiguamente de los conquistadores y, por causas forzosas que se ofrecieron, la vinieron a despoblar, donde parece que dejaron en aquella tierra cinco yeguas y siete caballos de los cuales el día de hoy ha venido a tanto multiplico en menos de 70 años, que no se pueden numerar porque son tantos los caballos y yeguas que parecen grandes montañas, y tienen ocupado desde el cabo Blanco hasta el fuerte de Gaboto, que son más de 80 leguas y llegan adentro hasta la cordillera
        De esta ciudad arriba hay algunas naciones de indios y, aunque tienen diferentes lenguas, son de la misma manera y costumbres que los querandís o serranos, enemigos mortales de españoles y todas las veces que pueden ejecutar sus traiciones no lo dejan de hacer. 
        Otros hay más arriba que llaman timbús y caracaras, 40 leguas de Buenos Aires en Buena Esperanza, que son más afables y de mejor trato y costumbres que los de abajo. Son labradores y tienen sus pueblos fundados sobre la costa del río, tienen las narices horadadas, donde sientan por gala en cada parte una piedra azul o verde, son muy ingeniosos y hábiles y aprenden bien la lengua española; fueron más de ocho mil indios antiguamente y ahora han quedado muy pocos (por las continuas guerras que hacen las tribus entre sí).
        Los más indios de esta jurisdicción no son labradores y tienen por pan cierto género de barro, de que hacen unos bollos, y métenlos en el rescoldo, se cuecen, y luego, para comerlos, los empapan en aceite de pescado y de esta manera los comen y no les hace daño alguno. Todas las veces que se les muere algún pariente, se cortan una coyuntura del dedo de la mano, de manera que muchos de ellos están sin dedos por la cantidad de deudos que se les han muerto.

Los guaraníes
        Y corriendo derecho al leste (este) viene a entrar a este del Paraguay, haciendo dos bocas por bajo de la frontera, que es distrito de la Asumpción, cuatro leguas de ella, en cuya comarca hay muchos pueblos de indios guaranís, donde los españoles antiguos tuvieron puerto, comunicación y amistad con ellos. Esta ciudad está fundada sobre el mismo río del Paraguay, en 26 grados de la equinocial, es tierra fértil y de buen temperamento, abundante de pesquería y caza y mucha volatería de todo género de aves, es sana en todo lo más del tiempo, excepto por los meses de marzo y abril, que hay algunas calenturas y mal  de ojos. Dánse en ésta algunos de los frutos de Castilla y muchos de la tierra, en especial viñas y cañaverales de azúcar, de que tienen mucho aprovechamiento.   
        Empadronáronse en la comarca de esta ciudad 24.000 indios guaranís, que fueron encomendados por el gobernador Domingo Martínez de Irala a los conquistadores antiguos. Van poblando los naturales y encomiendas de este distrito a la misma mano, río arriba, hasta la provincia de Jerez, gozando de muchos ríos caudalosos que entran en este del Paraguay, como son Jojuí y Pané, Picay, donde, en esta distancia, a mano izquierda como vamos, hay otras naciones de indios que llaman napabes y payaguás, que navegan en canoas gran parte de aquel río hasta el puerto de San Fernando, donde comúnmente tienen su asiento  en una laguna, que llaman de Juan de Ayolas, 120 leguas de la Asumpción
        Y arriba de ella está el pasaje de Santa Cruz de la Sierra, gobernación distinta, aunque dicha ciudad fue poblada de los conquistadores del Río de la Plata, cuya provincia el primero que la descubrió fue Juan de Ayolas, y después la sojuzgó el capitán Domingo de Irala, el cual halló en aquella tierra mucha multitud de indios labradores en grandes pueblos, aunque el día de hoy todos los más son acabados y consumidos. 
        Y esta ciudad de Santa Cruz está con la de Jerez, leste oeste, 60 leguas del río, y la de Jerez, 30 a mano derecha, la cual está ciento y tantas leguas de la ciudad de la Asumpción. Tiene su fundación sobre un río navegable y caudaloso, que llaman los naturales Ubteteyu, está de la equinocial 20 grados, tiene muy buenas tierras de pasto y sementeras, está dividida en alto y bajo, hay en ambas muchas naciones de indios, que todos son labradores. Los que habitan en lo alto, llaman cutaguas y curumias, todos de una costumbre y lengua, gente bien inclinada y no muy bárbara, no tienen ningún género de brebaje que los pueda emborrachar". 

Zona de riquezas abundantes
        "Los de abajo tienen diversas lenguas y están poblados entre ríos y lagunas, los cuales demás de las cosechas de legumbres que cogen, tienen por ribera de las lagunas tanto arroz silvestre, que hacen muy grandes trojes y silos que es gran sustento. Cógese en toda aquella provincia mucho algodón, que sin beneficio alguno se da en gran cantidad, y tanta la miel de abejas silvestres que hay  que todos los montes y árboles  tienen sus colmenas y panales de que sacan gran cantidad de cera de la cual se aprovechan en las gobernaciones del Paraguay y Tucumán. Es, asimismo, abundante de pastos para todo género de ganados y muy fértil de pan y vino y de todas las legumbres y semillas de las Indias. 
        Finalmente, es una provincia de mucha estima y de las más nobles y ricas de aquella gobernación, porque a la falda de una cordillera, que parte aquella tierra en alta y baja y viene bojeando desde el Brasil, se han hallado minerales de oro con muchas muestras de metales de plata".

Los pigmeos y los orejones  
        "De esta provincia hacia el  leste se sabe haber pigmeos que habitan debajo de tierra y salen abriendo los campos [ilegible]. Y a la parte del norte van continuados muchos pueblos de naturales hasta la provincia de los Colorados, junto con los que llaman los paperui, que descubrieron los de Santa Cruz de la Sierra, que está distante de Jerez ciento y tantas leguas, donde es cosa cierta haber gran multitud de naturales, divididos en 14 comarcas muy pobladas, así a la parte del norte como a la del leste y mediodía, con fama de mucha riqueza. 
        Y volviendo a proseguir el río del Paraguay arriba desde el paraje de Santa Cruz hasta el puerto que llaman de Los Reyes, hay algunos pueblos y naciones que navegan el río hasta unos pueblos de indios llamados orejones, los cuales viven dentro de una isla que hace este río de más de 10 leguas de largo, y dos y tres de ancho, que es una floresta amenísima, abundante de mil géneros de frutas silvestres, y entre ellas uvas, peras, almendras y aceitunas. 
        Tiénenla los indios toda ocupada de sementeras y chácaras (chacras), y en todo el año siembran y cogen sin haber diferencia de invierno ni verano, siendo un perpetuo temple y calidad. Son los indios de aquella isla de buena voluntad y amigos de españoles, llámanles orejones por tener las orejas horadadas en donde tienen metidas ciertas ruedecillas de madera o puntas de mates que ocupan todo el aujero. Viven en galpones redondos, no en forma de pueblo, sino cada parcialidad por sí; consérvanse unos con otros en mucha paz y amistad. Llamaron los antiguos a esta isla el Paraíso Terrenal, por la abundancia y maravillosas calidades que tiene. 
        Desde aquí a los jarayes hay 60 leguas, río arriba, los cuales son  una nación de más policía (mejor comportamiento y observanza de la ley) y razón de cuantas en aquella provincia se han descubierto. Están poblados sobre el mismo río del Paraguay: los de la parte de Jerez, se dicen perabayanes , y los de Santa Cruz se llaman  maneses, y todos se apellidan jarayes, donde hay pueblo de estos indios de 60.000 casas porque cada indio vive en la suya con sus mujeres y hijos. Tienen sujetas a su dominio otras naciones circunvecinas, hasta a  los que llaman tortugueses; son grandes labradores y tienen todas las legumbres de las Indias, muchas gallinas y patos y ciertos conejillos que crían dentro de sus casas".

Ladrones, adúlteros y mujeres públicas 
        "Obedecen a  un cacique principal, aunque tienen otros muchos particulares que todos están sujetos al manes, que así llaman a este señor, viven en forma de república donde son castigados de sus caciques los ladrones y adulterios; tienen aparte las mujeres públicas, que ganan por su cuerpo, porque no se mezclen con las honestas, aunque de allí salen muchas casadas y no  por eso son tenidas en menos; no son muy belicosos, aunque providentes y recatados, y por su buen gobierno, temidos y respetados  de las demás naciones. 
        Han sido siempre leales amigos de los españoles, tanto que llegando a este puerto el capitán Domingo de Irala con toda su armada, fue de ellos bien recibido y dieron huéspedes a cada soldado para que los proveyesen de lo necesario, y siéndole forzoso hacer su entrada de aquel paraje por tierra, les dejó en confianza todos los navíos, balsas y canoas que llevaba, velas, jarcias, áncoras  y todos los vasos y los demás peltrechos que no podían llevar por tierra. Y al cabo de 14 meses que tardaron en dar vuelta de su jornada, no les faltó cosa ninguna de las que dejaron en su poder. 
        Desea mucho esta gente emparentar con el español y así les daban de buena voluntad sus hijas y hermanas para que hubiese de ellas generación. Hablan una lengua muy cortada y fácil de aprender, por manera que con facilidad serían atraídos a la conversión y conocimiento de Dios".

“Argentina. Historia del Descubrimiento y Conquista 
del Río de la Plata de Ruy Díaz de Guzmán”
Silvia Tieffemberg (edición crítica, prólogo y notas)
Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires
Cátedra: Literatura Latinoamericana I (B) 
Buenos Aires,
Año 2012

La obra completa a la que hacemos referencia puede consultarse en el PDF cuyo enlace transcribimos a continuación:

Biografía de Ruy Díaz de Guzmán 
        Ruy Díaz de Guzmán, o bien como Ruy Díaz de Guzmán e Irala​ o por grafía antigua, Rui Diaz de Guzmán (Asunción del Paraguay, ca. 1559 – ib., 17 de junio de 1629) fue un conquistador, burócrata colonial y cronista criollo asunceno que se convirtió en el primer escritor nacido en la gobernación del Río de la Plata y del Paraguay; además, se le considera el primer mestizo de ascendencia hispano-guaraní en registrar la historia de la región del Plata.
        Por mandato del adelantado Juan Torres de Vera y Aragón en 1593, fue el segundo fundador de la ciudad de Santiago de Jerez del Igurey —o el actual río Ivinhema, en el sudeste del presente estado brasileño de Mato Grosso del Sur— aguas arriba de los saltos del Guayrá, y se convertiría en su teniente de gobernador en el año 1596.
        Ruy Díaz de Guzmán había nacido entre los años 1558 y 1560 en la ciudad de Asunción, capital de la tenencia de gobierno homónima y de la gobernación del Río de la Plata y del Paraguay que formaba parte del gran Virreinato del Perú, perteneciente a su vez al Imperio español. Eran sus padres Alonso Riquelme de Guzmán y Úrsula de Irala, una hija mestiza del gobernador Domingo Martínez de Irala y de Leonor, una de sus concubinas indígenas, de origen guaraní o bien xaraye o jarayé. Estaba emparentado con el adelantado y viajero Álvar Núñez Cabeza de Vaca, a quien menciona elogiosamente en su obra. Siendo poco más que un niño, acompañó a Ruy Díaz de Melgarejo en la fundación de Villa Rica del Espíritu Santo, en 1570​ y desde la adolescencia se dedicó a las armas. Ruy Díaz de Guzmán fallecería el 17 de junio de 1629, mientras ejercía el cargo de alcalde de primer voto en el Cabildo de Asunción. Se había casado con Juana de Oviedo, y tuvo numerosa descendencia.
Fuente: Del sitio Wikipedia - Ruy Díaz de Guzmán

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