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La Argentina vista desde afuera - primera parte

por Raymond Aron
Transcribimos algunos párrafos del libro "El Opio de los Intelectuales", de pensador francés Raymond Aron (1905-1983) , donde nombra a la República Argentina en uno de los libros más famosos de la historia del pensamiento, publicado en el año 1955. Consideramos muy interesante investigar cómo se ve nuestro país desde otros lugares. En este caso, el autor investiga el tema de la "derecha" y la "izquierda" políticas, las revoluciones, el rol del proletariado, etc. Iremos transcribiendo párrafos de diferentes libros a lo largo de nuestro trabajo futuro:

        “Cuando oficiales honestos, provenientes de la pequeña burguesía, disuelven un parlamento, manipulado por los bajaes*, y aceleran la valorización de los recursos nacionales, ¿dónde se sitúa la izquierda, dónde la derecha? Los oficiales que suspenden las garantías constitucionales (en otros términos, la dictadura del sable) no podrían ser llamados la izquierda. Pero los plutócratas que se servían antes de las institucionales electorales o representativas para mantener sus privilegios, tampoco merecían ese epíteto glorioso. 
        En los países de América del Sur o de Europa Oriental, se ha producido más de una vez la misma combinación de medios autoritarios y objetivos socialmente progresistas. A imitación de Europa, se han creado parlamentos e introducido el derecho de sufragio, pero las masas eran iletradas y las clases medias débiles: las instituciones liberales han sido inevitablemente monopolizadas por los “feudales” o los “plutócratas”, los grandes propietarios y sus aliados en el Estado. De la dictadura de Perón, sostenida por los descamisados y despreciada por la gran burguesía ligada a sus privilegios y al Parlamento por ella creado y defendido, ¿se dirá que es de derecha o de izquierda? Valores políticos y valores sociales y económicos de la izquierda, que han marcado las etapas sucesivas del desarrollo y están en vías de conciliarse finalmente en Europa, en otros lugares permanecen radicalmente disociados. 
        Esta disociación ha sido, por otra parte, ignorada por los teóricos de la política. Los autores griegos describieron las dos situaciones típicas en que surgen movimientos autoritarios que no sabríamos atribuir ni a la derecha aristocrática ni a la izquierda liberal: la “tiranía antigua”, contemporánea de la transición entre las sociedades patriarcales y las sociedades urbanas y artesanales; la “tiranía moderna”, que nace de las luchas de facciones en el interior de las democracias; la primera es con mayor frecuencia militar, la secunda civil. Aquélla se apoya en una fracción por lo menos de las clases en ascenso, la pequeña burguesía de las ciudades y evita las instituciones que las grandes familias dominaban y manejaban en provecho propio. Ésta, en las ciudades antiguas, reunía en una coalición inestable a los “ricos inquietos por la amenaza de las leyes expoliadoras” y a los ciudadanos más pobres, a quienes el régimen de las clases medias dejaba desprovistos , presa de los acreedores. En las sociedades industriales del sigo XX, una coalición semejante reúne a los grandes capitalistas, aterrorizados por el socialismo invasor, los grupos intermedios que se creen víctimas de los plutócratas y del proletariado protegido por los sindicatos, los elementos más pobres de los trabajadores (obreros agrícolas o desocupados) y, finalmente, los nacionalistas y activistas de todas las clases sociales, exasperados por la lentitud de la acción parlamentaria. 
        Para prestar a los conflictos de la vieja Europa una especie de pureza ideológica, se ha querido interpretar las “revoluciones fascistas” como formas extremas de la reacción. Se ha negado, contra la evidencia, que los demagogos pardos fueron tan mortales enemigos de la burguesía liberal o de la aristocracia como de la socialdemocracia. Las revoluciones de derecha se ha mantenido con obstinación, dejan en el poder   a la misma clase capitalista y se limitan a sustituir por el despotismo policial los medios más sutiles dela democracia parlamentaria. Cualquier sea el papel que haya desempeñado el “gran capital” en el advenimiento de los fascismos, la significación histórica de las  “revoluciones nacionales” resulta falseada cuando se las reduce a una modalidad apenas original de las reacción o a la superestructura estatal del capitalismo monopolista. 
        Por cierto que si se considera al bolchevismo en un extremo y en otro al franquismo, no se dudará en llamar a éste derecha y a aquél izquierda: el primero sustituyó al absolutismo tradicional, liquidó la antigua clase dirigente, generalizó la propiedad colectiva de los instrumentos de producción, fue llevado al poder por obreros, campesinos y soldados, hambrientos de paz, de paz y de posesión del suelo. El segundo reemplazó a un régimen parlamentario, fue financiero y sostenido por los privilegiados (grandes propietarios, industriales, Iglesia, ejército) obtuvo la victoria en los campos de batalla de la guerra civil gracias a las tropas marroquíes, a la participación de los carlistas, gracias en fin a la intervención alemana o italiana. Aquél  invoca la ideología de izquierda, racionalismo, progreso, libertad; éste la ideología contrarrevolucionaria, familia, religión, autoridad.
        La antítesis está lejos de ser igualmente neta en todos los casos. El nacionalsocialismo movilizó masas no menos desdichadas que las que acudieron al llamado de los partidos socialista o comunista. Hitler recibió el dinero de los banqueros y de los industriales; muchos jefes del ejército vieron en él al único hombre capaz de devolver su grandeza a Alemania, pero millones de hombres han confiado en el Führer porque ya no creían en las elecciones, los partidos, el Parlamento. En un capitalismo avanzado, la violencia de la crisis, combinada con las consecuencias morales de una guerra perdida, reconstituyó una situación análoga a la de una industrialización primaria: contraste entre la aparente  impotencia del Parlamento y el marasmo económico; disponibilidad para la rebelión de los campesinos endeudados y los obreros parados; millones de intelectuales sin empleo que detestaban a liberales, plutócratas y socialdemócratas, beneficiarios todos, a sus ojos, del statu quo.
        La fuerza de atracción de los partidos que se presentan como totalitarios, se afirma o amenaza afirmarse cada vez que una coyuntura grave deja aparecer una desproporción entre la capacidad de los regímenes representativos y las necesidades de gobierno de las sociedades industriales de masas. La tentación de sacrificar las libertades políticas a la energía en la acción no ha muerto con Hitler ni con Mussolini.
        El aparato moderno de la producción implica una jerarquía, que llamaremos técnico-burocrática. En el escalón superior reside el organizar o el manager, antes que el ingeniero o el técnico propiamente dicho. Las nacionalizaciones, tal como se han practicado tanto en Francia como en Gran Bretaña y Rusia, no protegen al trabajador contra sus jefes, ni al consumidor contra el trust; eliminan a los accionistas, a los miembros de los consejos de administración, a los financieros, a quienes tenían una participación más teórica que real en la propiedad o que, por el manipuleo de los títulos, llegaban a influir en el destino de las empresas. No intentamos establecer aquí el balance, con ventajas e inconvenientes,  de tales nacionalizaciones; nos limitamos a comprobar que, en este caso, las reformas de la izquierda concluyen por modificar la repartición del poder entre los privilegiados, no elevan al pobre ni al débil, no disminuyen al rico ni al fuerte.
        Cualquiera sea el  régimen, tradicional, burgués o socialista, ni la libertad del espíritu, ni la solidaridad humana están nunca aseguradas. La única izquierda, siempre fiel a sí misma, es la que invoca no la libertad o la igualdad, sino la fraternidad, es decir, el amor."
Raymond Aron
"El opio de los intelectuales",
Editorial Siglo Veinte, 
Buenos Aires, 
edición del año 1967

*Bajá o Pachá es un título originalmente usado en el Imperio otomano y se aplica a hombres que ostentan algún mando superior en el ejército o en alguna demarcación territorial. Habitualmente equivale a gobernador, general o almirante, según el contexto. 
Fuente: Wikipedia.
Biografía de Raymond Aron 
        Raymond Aron (14 de marzo 1905, París - 17 de octubre 1983) fue un filósofo, sociólogo y politólogo francés. La filosofía de la historia y de la sociología alemana fueron los temas que más le interesaron desde que era joven. Analizando estos temas fue consciente de la arbitrariedad de la historia por lo que llega a la conclusión de la dificultad para hablar de "objetividad histórica". Dentro de esta misma línea de pensamiento establece que lo que más se podría acercar a la objetividad es la metodología para el estudio de esta disciplina. Fue uno de los grandes analistas de la sociedad actual y de la actuación de los intelectuales de izquierda. Trabajó estrechamente con Charles de Gaulle.
        Hijo de un abogado judío, en 1930 Aron recibe el doctorado en Filosofía de la Historia en la École Normale Supérieure. En 1939, cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, daba clase de Filosofía social en la Universidad de Toulouse, pero dejó la Universidad y se alistó en la fuerza aérea. Cuando Francia fue derrotada, se exilió en Londres y se alistó en las Fuerzas de liberación francesas y, entre 1940 y 1944 fue redactor jefe del periódico La France Libre (Francia libre) publicado en Londres. Con el fin de la guerra, regresó a París para enseñar Sociología en la École Nationale d'Administration (1945-1947) y en el Institut d'études politiques de Paris (1948-1954).
        Comienza su carrera como comentarista e influyente columnista en 1947 en Le Figaro y tras treinta años en L'Express. A partir de 1958 es profesor en la Facultad de Letras y Ciencias humanas de la Sorbona de París. Colaboró también entre 1968 y 1972 con la radio Europe número 1 y entre 1970 y 1983 fue profesor de Sociología de la Cultura moderna en el Colegio de Francia también en París. Fue presidente de la Academia de Ciencias Morales y Políticas de Francia.
Fuente: Del sitio Wikipedia - Raymond Aron
https://es.wikipedia.org/wiki/Raymond_Aron

La imagen de portada pertenece a la publicación del libro "El Opio de los Intelectuales" de Raymond Aron, y pertenece al sitio Amazon.
https://www.amazon.es/opio-los-intelectuales-Raymond-Aron/dp/8494816721
La foto de Raymond Aron pertenece a la publicación del sitio Wikipedia/Raymond Aron.
https://es.wikipedia.org/wiki/Raymond_Aron

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