El periodismo del futuro, año 2889

                                                                                                                                        por Julio Verne,
escritor francés,
(1828-1905) 
        "(...) Habiendo dado esta breve lección, Francis Bennett continúa la inspección y penetra en la sala de reportajes. Sus mil quinientos reporteros, situados entonces ante sendos teléfonos, les comunicaban a los abonados las noticias del mundo entero recibidas durante la noche. La organización de este incomparable servicio se ha descrito a menudo. Además de su teléfono, cada reportero tiene ante sí una serie de conmutadores que permiten establecer la comunicación con tal o cual línea telefótica. Así los abonados no sólo reciben la narración, sino también las imágenes de los acontecimientos, obtenidas mediante la fotografía intensiva.
        Francis Bennett interpela a uno de los diez reporteros astronómicos, destinados a este servicio, que aumentará con los nuevos descubrimientos ocurridos en el mundo estelar.
-¿Y bien, Cash, que ha recibido?
-Fototelegramas de Mercurio, de Venus y de Marte, señor.
-¿Es interesante este último?
-¡Sí! Una revolución en el Imperio Central, en provecho de los demócratas liberales contra los republicanos conservadores.
-Como aquí, entonces. ¿Y de Júpiter?
Aún nada! No logramos entender las señales de los jovianos. Quizás...
-¡Esto le concierne a usted y lo hago responsable, señor Cash! -respondió Francis Bennett, que muy disgustado se dirigió a la sala de redacción científica.
"Relatividad" de M. Escher 
        Inclinados sobre sus calculadoras, treinta sabios se absorbían en ecuaciones de nonagésimo quinto grado. Algunos trabajaban incluso con fórmulas del infinito algebraico y del espacio de veinticuatro dimensiones como un escolar juega con las cuatro reglas de la aritmética.
        Francis Bennett cayó entre ellos como una bomba.
-¿Y bien, señores, qué me dicen? ¿Aún ninguna respuesta de Júpiter? ¡Será siempre lo mismo! Veamos, Corley, hace veinte años que usted estudia este planeta, me parece...
-¿Qué quiere usted, señor? -respondió el sabio interpelado-. Nuestra óptica aún deja mucho que desear e incluso con nuestros telescopios de tres kilómetros...
-Ya lo oyó, Peer -interrumpió Francis Bennett, dirigiéndose al colega de Corley-, ¡la óptica deja mucho que desear...! ¡Es su especialidad, mi querido amigo! ¡Ponga más lentes, qué diablos! ¡Ponga más lentes!
Luego regresó con Corley:
-Pero a falta de Júpiter, ¿al menos obtenemos resultados con respecto a la Luna...?
-¡Tampoco, señor Bennett!
-¡Ah! Esta vez no acusará a la óptica. La Luna está seiscientas veces más cerca que Marte, con el cual, no obstante, nuestro servicio de correspondencia está establecido con regularidad. No son los telescopios los que faltan...
-No, los que faltan son los habitantes -respondió Corley con una fina sonrisa de sabio.
-¿Se atreve a afirmar que la Luna está deshabitada?
-Por lo menos, señor Bennett, en la cara que nos muestra. Quién sabe si del otro lado...
-Bueno, Corley, hay un medio muy sencillo para cerciorarse de ello...
-¿Cuál es?
-¡Dar vuelta la Luna!
        Y aquel día los sabios de la fábrica Bennett comenzaron a proyectar los medios mecánicos que debían llevar a la rotación de nuestro satélite.

        "Un viaje a la Luna", cine de George Meliès, una joya fílmica de 1902, del sitio Youtube 

        Por lo demás Francis Bennett tenía motivos para estar satisfecho. Uno de los astrónomos del Earth Herald acababa de determinar los elementos del nuevo planeta Gandini. Es a mil seiscientos millones trescientos cuarenta y ocho mil doscientos ochenta y cuatro kilómetros y medio que este planeta describe su órbita alrededor del sol y para realizarla necesita doscientos setenta y dos años, ciento noventa y cuatro días, doce horas, cuarenta y tres minutos, nueve segundos y ocho décimas.
        Francis Bennett estaba encantado con esa precisión.
-¡Bien! -exclamó-, apresúrese a informar al servicio de reportajes. Usted sabe con qué pasión sigue el público estas cuestiones astronómicas. Quiero que la noticia aparezca en el número de hoy.
        Antes de abandonar la sala de reporteros, Francis Bennett se acercó al grupo especial de entrevistadores y, dirigiéndose al que estaba encargado de los personajes célebres, preguntó:
-¿Ha entrevistado al presidente Wilcox?
-Sí, señor Bennett, y publico en la columna de informaciones que sin duda alguna sufre de una dilatación del estómago y que debe someterse a lavados tubulares de los más concienzudos.
-Perfecto. ¿Y este asunto del asesino Chapmann? ¿Ha entrevistado a los jurados que deben presidir la audiencia?
-Sí, y están todos tan de acuerdo en la culpabilidad que el caso ni siquiera será expuesto ante ellos. El acusado será ejecutado antes de haber sido condenado...
-¿Ejecutado... eléctricamente?
-Eléctricamente, señor Bennett, y sin dolor... se supone, pues aún no se ha dilucidado este detalle.
        La sala contigua, vasta galería de medio kilómetro de largo, estaba consagrada a la publicidad y fácilmente se imagina lo que debe ser la publicidad de un periódico como el Earth Herald. Producía un promedio de tres millones de dólares al día. Gracias a un ingenioso sistema, una parte de esta publicidad se difundía en una forma absolutamente novedosa, debida a una patente comprada al precio de tres dólares a un pobre diablo que está muerto de hambre. Consiste en inmensos carteles, que reflejan las nubes, y cuya dimensión es tal que se los puede percibir desde toda una comarca.
        En esa galería, mil proyectores se ocupaban sin cesar de enviar esos anuncios desmesurados a las nubes, que los reproducían en colores.
        Pero, aquel día, cuando Francis Bennett entró en la sala de publicidad, vio que los mecánicos estaban de brazos cruzados cerca de los proyectores inactivos. Se informa... Por toda respuesta, le muestran el cielo de un azul puro.
-¡Sí! ¡Buen tiempo -murmura- y la publicidad aérea no es posible! ¿Qué hacer? ¡Si no se tratase más que de lluvia, podríamos producirla! ¡Pero no es lluvia, sino nubes lo que necesitamos!
-Sí... hermosas nubes muy blancas -respondió el mecánico jefe.
-Bueno, señor Samuel Mark, se dirigirá usted a la redacción científica, servicio meteorológico. Les dirá de mi parte que se pongan a trabajar en el asunto de las nubes artificiales. Verdaderamente no podemos quedarnos así, a merced del buen tiempo...
        El día siguiente, 26 de julio de 2890, el director del Earth Herald volvía a comenzar su ronda de veinte kilómetros a través de sus oficinas y a la noche, cuando operó su totalizador, estimó los beneficios de aquella jornada en doscientos cincuenta mil dólares: cincuenta mil más que la víspera.
        ¡Qué buena ocupación, la de periodista a fines del siglo veintinueve!"
Fuente: Del sitio literario Ciudad Seva, "El día de un periodista americano en 2889", "Au XXIXe siècle: La journée d'un journaliste américain en 2889", por Julio Verne, cuento publicado en el año 1889.
Biografía de Julio Verne
Jules Gabriel Verne, conocido en los países hispanohablantes como Julio Verne (Nantes, 8 de febrero de 1828-Amiens, 24 de marzo de 1905), fue un escritor, poeta y dramaturgo francés célebre por sus novelas de aventuras y por su profunda influencia en el género literario de la ciencia ficción.
Julio Verne es uno de los escritores más importantes de Francia y de toda Europa gracias a la evidente influencia de sus libros en la literatura vanguardista y el surrealismo,​ y desde 1979 es el segundo autor más traducido en el mundo, después de Agatha Christie.​ Se le considera, junto con H. G. Wells, el «padre de la ciencia ficción».​ Fue condecorado con la Legión de Honor por sus aportes a la educación y a la ciencia.
Nacido de una familia burguesa en la ciudad portuaria de Nantes, Verne estudió para continuar los pasos de su padre como abogado, pero muy joven decidió abandonar ese camino para dedicarse a la literatura. Su colaboración con el editor Pierre-Jules Hetzel dio como fruto la creación de Viajes extraordinarios, una popular serie de novelas de aventuras escrupulosamente documentadas y visionarias entre las que se incluían las famosas Cinco semanas en globo (1863), Viaje al centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna(1865),Veinte mil leguas de viaje submarino (1870), La vuelta al mundo en ochenta días (1872) y La isla misteriosa (1874).
Fuente: Del sitio Wikipedia - Julio Verne.
https://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Verne

"Un viaje a la Luna" de George Meliès
"En una gran y larga conferencia de astrónomos, el presidente de la reunión (interpretado por Georges Méliès) propone hacer un viaje a la Luna. Después de tratar un cierto silencio (lanzando un papel en una persona que interrumpe), seis valientes astrónomos diseñan un plan, después de haber diseñado una cápsula espacial, son lanzados al espacio por un cañón gigante. La cápsula es expulsada hacia la bonita cara de la Luna, dañándole el ojo derecho.
Los astrónomos salen de la cápsula y ven que la nave ha colisionado. Aterrizando con seguridad en el satélite, los exploradores salen de la cápsula y miran la gran distancia entre la tierra y el territorio en el que se hallan, exhaustos por el largo viaje, éstos desenrollan sus frazadas y duermen. Mientras duermen, un cometa pasa y la Osa Mayor aparece, cada estrella posee una cara humana, el viejo Saturno se inclina fuera de una ventana en su planeta anillado y Febe, diosa de la Luna, aparece sentada en un oscilación de una Luna creciente. Febe provoca una gran tormenta de nieve, que obliga a los astrónomos a buscar refugio y calor. Los protagonistas encuentran una cueva donde se pueden cobijar. En esta cueva encuentran unas setas de gran tamaño. Uno de los terrícolas abre su paraguas; toma la raíz de una de ellas y se transforma en una seta gigante.
De pronto, un selenita (habitante de la Luna) aparece, los exploradores lo matan sin intención y el pueblo selenita desea vengarse por la muerte de su habitante. Segundos después aparecen un gran número de selenitas con armas atacando a los astrónomos. Más habitantes del satélite aparecen obligándolos a que éstos se rindan. La tribu de selenitas les presentan a su líder y el jefe de la tripulación mata a éste.

De este modo, logran escapar de vuelta a la cápsula, mientras son perseguidos por los selenitas. Cinco de los astrónomos entran en la cápsula y el último utiliza una cuerda para inclinar la cápsula sobre la Tierra. Los selenitas intentan agarrar la cápsula a última hora y la empujan. La nave cae hacia un océano de la Tierra y la cápsula flota de nuevo a la superficie, donde son rescatados por barcos, remolcados en tierra y recibidos sanos y salvos en un emblemático desfile frente a una multitud entregada. Existen dos finales: en uno, la historia finaliza con el arribo a la Tierra. En el otro, uno de los selenitas aparece en medio del festejo y se muestra amaestrado, sometido por una cuerda en su cuello para luego mostrar una estatua donde un astrónomo pisa la cara de la Luna con el cohete incrustado en su ojo mientras se realiza un desfile"
Fuente: Del sitio Youtube, "Un viaje a la Luna" de G. Meliès, de EstebanTisendTV.
https://www.youtube.com/watch?v=CGII3KEs63U

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