El Ánfora (Año Nuevo)

por Salvador Rueda,
poeta malagueño (1857-1933)

El año es un ánfora de sombra y de oro,
el año es un ánfora de luz y tinieblas,
está veteada de siestas ardientes,
y está veteada de noches de estrellas.

Su cuello está untado de vivos carmines,
su base es de sombra, de miedo y de felpa,
y del pie hasta el borde, lo rubio del día
llena el seno combo del ánfora inmensa.

Dios échale dentro con manos de Niágara
hombres y cuadrúpedos, llanuras y crestas,
reptiles y ríos, montañas y mares,
mujeres e insectos, volcanes y selvas.
Parece una caja sin fin de Pandora
con todas las dichas y todas las penas,
copa jeroglífica, sésamo enigmático,
que abre Dios al rayo del alba primera.
Al romper el año la aurora divina,
Dios con sus dos manos el ánfora vuelca,
y trazando un arco gigante en el viento
por el cuello enorme la vida despeña.

Y empieza el gran río de dichas y glorias,
de cantos y brindis, dolor y tragedias,
de vidas que nacen y vidas que mueren,
de tronos que surgen y tronos que ruedan.

¡Qué gran catarata desdobla la vida
desde el cuello hirviente del ánfora plena,
que las estaciones desborda estallando
y viste la curva de toda la tierra!
Da la “Primavera” de risas triunfales,
de altivos pompones y rosas espléndidas,
y le cuelga el iris sus siete prodigios
y la condecora de siete bellezas.

Desciende en cascada de dulces canciones,
de vasos que chocan y brindis que truenan,
de acordes que vibran y cuerpos que bailan,
de risas que brotan y besos que incendian.
Después echa el ánfora, del cálido “Estío”
la comba de lumbre, triunfal y soberbia,
y trenzas solares en rubios telones
en un gigantesco temblor se desflecan.

Un arco de trigo de anchura gloriosa
baja revibrando cual curva de perlas,
y va en las campiñas rodando, rodando,
cual rubio torrente de vida y de fuerza,
mientras la cigarra prendida de un álamo,
canta de su música las roncas endechas,
tiñendo en el oro los claros racimos
que besan con sombras las pámpanas trémulas.
Después vierte el ánfora los frutos de “Otoño”
presos en collares que el Sol transparenta,
membrillos de felpa, manzanas de lumbre,
y agrias acerolas de pieles bermejas.

Y un río de mosto dorado y rugiente
desemboca el ánfora fecunda y homérica,
dentro de una nube de locos insectos
que chupan y vibran, que cantan y vuelan.

Luego “Invierno”: nieve flotante y callada
sale por el cuello del ánfora egregia,
como mariposas de blanco vestidas,
cual despedazadas hostias que revuelan.
Se extiende el diluvio de nieve que ondula
y emblanquece el aire cual sábana inmensa,
y esfuma y disipa con fofos ropajes
las calles, los bosques, los templos, las crestas.

Así traza el año su vuelta grandiosa,
rico de alegrías, rico de tristezas,
y alza Dios de nuevo la forma del ánfora
y otra vez la colma de luchas perpetuas.

Otra vez la llena de dramas e idilios,
de cunas y tumbas, de risa y tragedias,
de sapos inmundos y rosas carnales,
de víboras chatas y locas libélulas.

Y sobre la esfera radiante del mundo,
de nuevo la copa gigante se vuelca,
¡igual que una caja sin fin de Pandora
con todas las dichas y todas las penas!

Publicado en la Revista  para Caras y Caretas, publicación del  4 de enero de 1908, N° 483, de la ciudad de Buenos Aires, República Argentina.
Biografía de Salvador Rueda 
Salvador Rueda Santos nació en Benaque, Málaga, el 3 de diciembre 1857. 
Era hijo de jornaleros y su formación fue completamente autodidacta. Leyó a Jorge Manrique, Garcilaso y Góngora, autores que le marcaron profundamente. Fue estudiante de latín, monaguillo, jornalero, guantero, carpintero, droguero, corredor de guías del puerto de Málaga, pirotécnico y oficial primero del Cuerpo facultativo de Archiveros Bibliotecarios y Arqueólogos. Marchó a Madrid, donde Gaspar Núñez de Arce le proporcionó un empleo en la Gaceta de Madrid. Su poesía fue muy bien acogida en Hispanoamérica y allí marchó el poeta, in embargo a Málaga, donde vivió modestamente en una casa cerca del Alcazaba, donde murió el 1 de abril de 1933.Considerado como un antecesor del modernismo español, la obra de Salvador Rueda se caracteriza por el predominio del ambiente andaluz, el culto a la palabra, la musicalidad y el colorido de sus versos.
Fuente: Del sitio Escritores. S
https://www.escritores.org/biografias/233-salvador-rueda-santos
La  

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