Justopía, la Justicia que tarda en llegar

El primer arte que deben aprender los que aspiran al poder es el de ser capaces de soportar el odio.
Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.
Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden. Poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control.
Denis Diderot (1713-1784) Escritor francés.
        Semana más, semana menos, no va a creer, amigo lector, pero  va a hacer veinte años que fuimos a la Sociedad Coral Italiana Giuseppe Verdi de la localidad de Villa Crámer de Bernal, en la provincia de Buenos Aires, para hacer una nota que tuvo mucha repercusión en aquel momento.  Se aplica aquí lo que dice, tan sabiamente, el tango: “que veinte años no es nada”. Recordamos lo bien que nos atendieron en esta prestigiosa institución que es la raíz viva (y hoy más viva que nunca) en el barrio de Villa Crámer. Todavía recordamos con emoción la historia que nos contaron de aquel tenor que hizo vibrar a las multitudes de italianos que colmaban la sala con su presencia, y que, frente a los aplausos y pedidos de bises, terminó cantando en la calle Crámer, subido a un camión y a capella, para satisfacer el inagotable gusto por la música de tantos inmigrantes  que sentían ese lazo indestructible con su patria por vía de la canción y de la ópera.
        El tiempo pasó.  Hoy, veinte años después, tuvimos oportunidad de volver, sabiendo el enorme trabajo que realiza “la Verdi” en todo el barrio, con sus talleres, actividades, cursos y hoy, viernes 3 de noviembre de 2017, teatro. Ya hablaremos de eso. Por ahora destaquemos lo que nos dejó verdaderamente impactados: la Bodega Verdi, trabajando a lleno completo, y una fila de gente para entrar y degustar sus variadas exquisiteces. Ambientado como bodegón, cálido y familiar, la Bodega Verdi trabaja a full y, por lo que nos cuentan, da lo mejor de sí. ¡Será cuestión de probar sus ricos platos y su buena atención! Quedamos admirados!
Lola y Norma, en el patio del "hostel"
La Justopia llega al teatro
        De la mano de la  directora Candela Anoso y con la dramaturgia de Santiago Avena, se presentó en la Verdi la obra "Justopía", “una verdadera utopía sobre la Justicia”, como nos explica el increíble actor Avena, quien, junto a un elenco joven y muy prometedor hizo reír y mucho  a todos los presentes en la noche del pasado 3 de noviembre.
        Aunque reír, se ríe para no llorar. Porque la Justopía nos cuenta a modo de obra reidera algo que está enclavado en las entrañas mismas de nuestra sociedad: el poder y cómo  conseguirlo, el poder y cómo defenderlo, la lucha del poder por apropiarse de la vida de los más débiles. Mujeres, en este caso, que conviven con Don Atilio en un pensionado (o más bien un conventillo…) que él dirige con mano firme. Y haciéndolas trabajar para él, logra imponer un poder que se refuerza en la indefensión de ellas. Indefensión que no durará…
Amanda nos cuenta su historia 
        Y este elenco dirigido, como dijimos, por la prometedora Candela Anoso, está encabezado por un futuro gran actor como es Santiago Avena en el papel de Atilio. El elenco no se queda atrás, y le auguramos un gran desarrollo en su carrera actoral: Mariángeles Licata como “Elizabeth”, Julieta Molina como “Lola”, Daniela Otero como “Amanda”, María de la Paz Camino como “Norma”, Micaela Sánchez como “Jacinta”, David Cano como “Pedrito, el Sodero”, Sebastián Gil como “El Oficial Hernández” y Mónica Scalzullo como “La señora misteriosa”. Con mucha garra y talento, el grupo se las ingenió para aprovechar todo el espacio, decir lo suyo y darle a Don Atilio un buen escarmiento.
        Mientras la obra vuelve a escena, y usted se prepara para verla, nosotros le contamos que la acción se desarrolla en el patio de una pensión, a la que llega Lola buscando un “hostel” y al dueño, un Atilio mucho más anciano que la foto que él le había mandado.  Las mujeres lo identifican enseguida como un “viejo gordo, deforme y una verdadera porquería”. Pronto él entrará a escena, y lo hará varias veces y en distintos personajes con cambios de ropa a la velocidad del relámpago.
Todas contra Atilio, el dueño del hotel 
        Y en todo momento Don Atilio demostrará su ansia de dominar, su discriminación hacia ellas, que son simplemente “mujeres”, y luego las llamará  “viejas locas, enfermas, suripantas”. Él le había prometido a Lola participar de “un proyecto a futuro, increíble” y que a nosotros nos parece un verdadero desastre. ¡Pero tan cómico!. “Tenemos una Pelopincho medio pinchada pero es un lujo de Dios”, insiste el dueño del “hostel” que de “hostel” no tiene nada.
        Lola no parece convencida. El grupo de mujeres participa de toda la conversación, y no protesta por los malos tratos y la opresión. “Vos sos la primera de una camada de jóvenes que se alojarán en este hostel que se llamará ‘El Atilio”; seremos un lugar ejemplar, un lugar innovador, un lugar de lo mejor” dice Atilio, y la verdad, nos cuesta creerle. Le vamos a creer, está bien. ¡Pero primero tendremos que dejar de reírnos!
Llega El Sodero Pedrito, atado y amordazado 
        Al fin, la realidad se impone. “Por ahora te podés ir acomodando en el galpón, ahí va a dormir el perro”, dice Atilio. Ah, la realidad, qué dura es cuando sale a la luz. Como en las historias que ellas van contando, historias de abuso, de opresión, de falta de amor. Atilio se aprovecha de todos esos vacíos para llenarlos con su dominio.
        Poco a poco, un macabro plan también verá la luz. Sabrá disculpar el señor lector que no se lo adelantemos (no queremos denunciar a las chicas…). “Hoy se concreta nuestro plan para terminar con nuestra subyugación”. ¿Qué será? El Sodero Pedrito fue convocado para colaborar.
        Pero todo se complica más, porque Atilio también tiene un plan, y no es menos macabro.  Cuenta con la ayuda de un policía amigo, Hernández, y habrá que ver cuál de los dos bandos logra deshacerse del otro. Norma lo explica claro y fuerte: “Él (Atilio) es el repudio a la creatividad, es el orden por el orden, y yo la creatividad; él le teme a nuestra perseverancia, porque a pesar de todo llegamos hasta aquí, como los sueños de la Humanidad se vuelven inmortales” dice entre suspiros.
 Saludo final con merecidos aplausos 
        Como estos sueños inmortales, que siempre miran hacia adelante para verse concretados un día, aquí marcamos un hilo conductor hacia la Justicia, que no debe convertirse en utopía sino en realidad. La utopía siempre apunta al futuro, un futuro que aún no llegó. La Justopía debería ser la espera esperanzada (valga el juego de palabras…) de una Justicia que tarda en llegar pero llega siempre.  Como no llega, en este caso, y la policía actúa en favor de Atilio, las mujeres  se mueven por su cuenta… Ya han esperado demasiado tiempo  y nunca nadie se ocupó de su triste situación, del desamor, del maltrato en el que viven.
La Directora Candela Anoso, agradeciendo a su elenco y al público presente 
        Que no pase. Que la Justicia no sea una utopía futura sino una realidad palpable. Que no tengamos que esperar tantos años para ver florecer la Justicia que tanta falta le hace a los seres humanos ya que sin ella, sin ella, la vida es imposible. Justicia también es un sueño inmortal, que nunca debe morir.
        “Justicia, justicia perseguirás” dice la frase bíblica.
        Y si lo dice, es porque la necesitamos.
La Directora de la obra, Candela Anoso, junto con el gran actor Santiago Avena 
Las fotos pertenecen a Adriana Sylvia Narvaja, conductora del ciclo radial "Algo Especial Protagonista del Presente", que no está en el aire. Adriana Sylvia Narvaja es periodista y docente de Quilmes, República Argentina. Agradecemos profundamente a la Sociedad Coral Italiana Giuseppe Verdi de Crámer 723 de Villa Crámer de Bernal, y al elenco de "Justopía".
La imagen de portada corresponde al afiche de la obra "Justopía"

¡Compártelo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario