Palabras que queman, palabras en flor

        Ay de las palabras que hieren. Son puñales.
        Ay de las palabras de amor. Son corazones.
        Ay de las palabras que jamás deberíamos haber pronunciado, y las dijimos. Las dijimos.
        Ay de todas las palabras que están enlazadas con nuestros sentimientos más profundos. Ira, celos, envidia, maldad, enojo, y tantas más…
        Esas palabras ya llegaron a destino. Ya fueron escuchadas. Nada las borrará de los oídos ni de la mente de las personas. Si “comunicar”, como decimos siempre, es “hacer común”, esas palabras están en boca de todos, pero quedan fijadas en la mente de quien era el destinatario. No se borrarán jamás.
        En este hermoso libro de Elia Barceló, todas las palabras se guardan, prolijamente acomodadas. Las buenas y las malas, o peor aún, las terribles. Hay guardianes de estas palabras, y llegado el momento, podremos ir a buscarlas, sopesarlas, estudiarlas. Y quizá, si Dios quiere, y si nosotros queremos, podremos revertir la situación. No será fácil, pero se puede intentar…
        Así, Talia, que es como la llaman a Natalia, está sufriendo. Con tan sólo 12 años, ve cómo su familia se desintegra poco a poco. Las peleas de sus padres son contínuas, tanto, que finalmente su madre Ana decide irse de la casa. ¿Decisión apresurada, impulso irracional? Se va, y punto. No soporta las discusiones continuas, los reclamos permanentes: hace 20 años está casada con Miguel, y ahora ha decidido retomar su carrera y sus ambiciones, postergando la atención a la que su familia está acostumbrada. Miguel no está dispuesto a ceder, y Ana no quiere volver atrás. Además de Talia, tiene otro hijo, Diego, que al parecer es mayor. Ella conoce el sufrimiento de sus hijos pero…¿lo conoce tan profundamente? Quién sabe...Pero nada, no hay vuelta atrás. No volverá.
Arte surrealista del pintor Rafal Oblinsky
        Pero justo antes de que cruce la puerta, su hija, dolida y desesperada, le dice que no la ama, que no vuelva más. “Cosas que dicen los chicos”, dirá usted, señor lector. Puede ser. Cosas de la desesperación y la falta de contención, decimos nosotros. Una crisis familiar recae especialmente sobre los más jóvenes, y pronto esta familia deberá asumir el costo de no encontrar la salida.
        No vamos a adelantar toda la historia, perdería magia, y este libro tiene mucha. Digamos nada más que junto a Talia hay un joven más grande, Pablo, que se ha peleado con su amigo Jaime. También sufre el abandono familiar: sus padres viven lejos y han intentado rehacer su vida. Él ha quedado solo, a la deriva.
        Talia escucha a un viejito de la plaza, al que no conoce… “A veces las palabras que se dicen con furia hacen mucho daño”, dice el hombre. Talia está arrepentida, y se pregunta: “¿Qué se puede hacer con las palabras terribles que han sido pronunciadas y escuchadas?”. Gran cuestión, a todos nos ha pasado.
        “Las palabras humanas, aunque imperfectas, son siempre hermosas, Talia” le dice el guardián del Almacén de las Palabras Terribles. Talia quiere saber “porqué duelen tanto”. “Por lo que hacen con ellas” contesta el guardián. “Un cuchillo también puede ser hermoso. Depende de ti si lo utilizas para costar una hogaza de pan o una garganta. En un caso, te ayuda a vivir; en el otro, te mata”, le explica. Pronto le mostrará que las palabras tienen efecto. Producen consecuencias.
Arte surrealista del pintor Rafal Oblinsky 
        Talia reconoce que usó sus palabras como armas y que aún tiene mucho por aprender para saber usarlas sabiamente. “¿Recuerdas que puedes usar las palabras como un cuchillo? También las puedes convertir en una flor”, le dice el custodio del Almacén. Es cuestión de aprender a “traducir”.
        No contaremos el final de este libro muy dulce y muy certero. Talia confiesa que junto al guardián “aprendía a que mis palabras dijeran lo que quiero decir”. Bien por ella.
        En el final, en un bar, un hombre se lamenta por las palabras dichas y otro, mayor, le aconseja visitar el Almacén de las Palabras Terribles.
        Donde todo es cuestión de aprender.
Arte surrealista del pintor Rafal Oblinsky 
Biografía de la autora Elia Barceló
Elia Barceló (Alicante, 1957) estudió Filología Anglogermánica. Es la autora de ciencia ficción más detacada de las letras españolas, merecedora del Premio Ignotus y del Edebé, sus relatos han sido publicados en numerosas revistas.
Elia Barceló nació en en 1957. Estudió Filología Anglogermánica en la Universidad de Valencia (1979) y Filología Hispánica en la Universidad de Alicante (1981). Se doctoró en literatura hispánica por la Universidad de Innsbruck, Austria (1995).
Ha recibido el Premio Ignotus de relato fantástico de la Asociación Española de Fantasía y Ciencia Ficción (1991), el Premio Internacional de Novela Corta de Ciencia Ficción de la Universidad Politécnica de Catalunya (1994) y el Premio EDEBÉ de literatura juvenil (1997).
Desde 1981 vive en Innsbruck, donde trabaja como profesora de literatura hispánica, estilística y literatura creativa.
Ha publicado novelas, ensayo y más de veinte relatos en revistas españolas y extranjeras. Parte de su obra ha sido traducida al francés, italiano, catalán y esperanto. En 1994 y 1995 colaboró en "El País de las Tentaciones" con artículos de opinión.
Está casada y tiene dos hijos.
Fuente: Del sitio Escritoras.com, Literatura escrita por mujeres.
http://escritoras.com/escritoras/Elia-Barcelo
Imagen de la portada del libro “El Almacén de las Palabras Terribles” – Del sitio Google.
https://books.google.com.ar/books/about/El_almacén_de_las_palabras_terribles.html?id=SKSgPAAACAAJ&source=kp_cover&redir_esc=y
Foto de la autora Elia Barceló  - De Twitter
Elia Barceló (@elia_barcelo) | Twitter
Los cuadros pertenecen al pintor polaco Rafal Oblinsky, y pertenecen al sitio "Todo Mail" de la Web.
http://www.todo-mail.com

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