Imagen del Mundo, o pensar el Universo para conocerlo

“Quien tenga la pretensión de hacerse pasar
por autoridad en el ramo de la verdad y del saber,
será escarnecido con la carcajada de los dioses”
Albert Einstein 
        ¿Cómo es el Cosmos? ¿Cuál es nuestro lugar en este Universo, y a la vez, en nuestro mundo? Son preguntas que el Hombre se ha formulado desde el comienzo de los tiempos, y a su vez, se ha respondido de muchas maneras. Claro que no podríamos consignarlas todas aquí, sería una nota muy larga y no estamos especializados en el tema.
        Pero como nos gusta investigar, nos hemos zambullido de cabeza en el sitio WDL, la Biblioteca Digital Mundial, sitio por el que tenemos verdadera preferencia, y que siempre despierta nuestra admiración, tanto por la variedad de su material como por las joyas literarias, pictóricas y fotográficas que podemos conocer. Aunque más no sea, a la distancia y en forma virtual.
        Nos interesa saber cuáles son algunas de las imágenes que el Hombre tiene del Cosmos que habita, el llamado “Imago Mundi”, la imagen del mundo.   Y para ello, encontramos varios libros interesantes,  de todas las épocas, que tratan el tema y a todos nos gustaría hojear, mientras nos preguntamos: ¿Cómo llegamos aquí? ¿Cómo se formó este Universo, y luego la Tierra? ¿Habrá vida más allá?. Preguntas que los sabios discuten, y que aún son un misterio que la ciencia tiene que develar.
Un Dios Creador 
        En primer lugar, no debemos dejar de lado el llamado “Creacionismo”: un Dios creador, un Dios que nos ha creado a su imagen y semejanza, se ha encargado de la difícil tarea. Durante siglos, los textos bíblicos nos han explicado la Creación del mundo y del Hombre.

14 Dijo luego Dios: ‘Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 
15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.
16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.
17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra,
18 Y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.
19 Y fue la tarde y la mañana del día cuarto.
GÉNESIS, 1, 14-19
        Claro que la Iglesia Católica no aceptaría otra respuesta más que la bíblica. Y comenzó a perseguir toda herejía o palabra diferente, o bien, interpretación diferente de la misma. Y luego, esta persecución se extendió hacia los que investigaran el mundo, el universo y al hombre en nombre de la Ciencia. Las cosas comenzarían a complicarse, especialmente para los que coincidieran en su pensamiento con el de Nicolás Copérnico, como fue el caso del gran maestro Galileo Galilei.
        En este punto, el Santo Oficio fue implacable. ¿Qué la Tierra girara alrededor del Sol? Imposible de toda imposibilidad, ya que  Josué, liberador de su pueblo a la muerte del gran Moisés, había detenido el Sol con la mano, con la que sostenía una vara. Y de esta manera, y dado que la Biblia no miente (sostiene la Iglesia) el Sol gira alrededor de la Tierra, como se ve todos los días, cuando el Sol “sale” por el Este y se “pone” por el Oeste. Si se detuvo, es que “camina”. Y si “camina”, no está quieto, y gira alrededor de la Tierra. ¿Se entiende? Bien. ¡Ahora marche a la hoguera!
12 entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas:
Sol, detente en Gabaón;
Y tú, luna, en el valle de Ajalón.
13 Y el sol se detuvo y la luna se paró,
Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos.
¿No está escrito esto en el libro de Jaser?
Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero.
14 Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel. 
        De esta manera, durante mil quinientos años se mantuvo firme la teoría de Ptolomeo, que sostenía que la Tierra era el centro del Universo, teoría que la Iglesia aprobaba por los motivos que ya detallamos.  Según la famosa Wikipedia, Ptolomeo nació en el siglo  I o II d. C. Se cree que trabajó en la Biblioteca de Alejandría, donde destacó entre los años 127 y 145 d. C. Fue astrólogo y astrónomo, actividades que en esa época estaban íntimamente ligadas; también geógrafo y matemático. Fue un gran divulgador de la ciencia astronómica de la Antigüedad, se dedicó a la observación astronómica en Alejandría en época de los emperadores Adriano y Antonino Pío. Falleció a finales del siglo II d. C.
        ATENCIÓN! 
        Si hacen click en el enlace de cada libro, se abre la nota correspondiente. Haciendo click en la ilustración, la WDL pone el libro a nuestra disposición, con lo cual podremos hacer interesantes investigaciones astronómicas e históricas.
Cosmografía de Ptolomeo 
        Sobre su obra, encontramos en la WDL un ejemplar de su “Cosmographia”, códice actualmente digitalizado, creado en Italia entre 1460 y 1477, en la colección del duque de Calabria en Somni
        Pueden encontrar más información sobre este libro en este enlace:
        http://weblioteca.uv.es/cgi/view.pl?source=uv_ms_0693

        Aunque no perduró ninguna carta de Ptolomeo, en el Renacimiento se reconstruían los Mapa Mundi a partir de la "Geographia" de Ptolomeo. Esta carta es una copia de Johannes de Armsshein, Ulm, en 1482. La fuente es Wikipedia:
Mapa de Armsshein
Ptolomeo seguía la idea de los griegos
        Los griegos imaginaban la Tierra como un disco plano que flotaba en el océano a modo de isla. Por encima se extendía la bóveda celeste, sostenida por el legendario gigante Atlas. Se hallaba éste a la salida del Mar Mediterráneo, donde el mar familiar a los griegos se unía con el Océano Atlántico, es decir, en las Columnas de Hércules, el actual Gibraltar. Lo que los hombres veían en el cielo en forma de estrellas no eran más que agujeros de la bóveda por los cuales penetraba hacia la Tierra el fuego del Universo.
        Según otra interpretación, las estrellas eran brillantes clavos empotrados en la bóveda celeste. Zeus, el padre de los dioses, elevaba a la categoría de tales a los héroes mitológicos, representados en el cielo en forma de constelaciones. Por ejemplo, éste es el caso de Orión, el prodigioso cazador. Efectivamente, aún hoy día los nombres de casi todas las constelaciones tienen su origen en dioses y héroes de la Antigüedad y ostentan características de los mismos.
        Aquí podemos citar dos libros que también se encuentran en la WDL: "Fenómenos", de Arato; "Sobre el movimiento circular de los cuerpos celestes", de Cleómedes, e "Introducción a la aritmética", de Nicómaco. Veamos que nos dice la WDL al respecto.
        Este manuscrito contiene tres obras relacionadas con la astronomía y la matemática, escritas por autores griegos antiguos. La primera constituye el famoso poema “Phainomena” ("Fenómenos"), de Arato de Solos, (310-245 a. C.) que describe el cielo y las estrellas. Escrito en hexámetros, el texto combina conocimientos astronómicos, mitología antigua y filosofía estoica, y está acompañado de notas marginales. Durante la Edad Media, esta obra sirvió como manual.
        La segunda obra consiste en escritos del antiguo astrónomo griego Cleómedes (siglos I-II d. C.), aunque no se encuentra el principio del texto. La tercera obra  es “Pythagorikou arithmētikēn eisagōgē” (“Introducción a la aritmética”), del matemático neopitagórico Nicómaco de Gerasa (circa 100 d. C.). Esta obra es conocida por ser el primer tratado en el que los conceptos matemáticos ofrecen una interpretación numérica, en vez de geométrica. Una inscripción en la parte superior del folio 2 dice: tou Vatoupediou, que significa «de la colección del monasterio de Vatopedi». La Biblioteca Científica Central adquirió este manuscrito, junto con la colección de manuscritos griegos que Ballin de Ballu ya había descrito en 1807. Tiene un sello, «У. Х.», que se refiere a la Universidad de Járkov.
Manuscrito con la vision que los griegos tenían sobre el Cielo 
        Puede verse esta información en este enlace:
        https://www.wdl.org/es/item/14757/#q=CIELO+DE+LOS+GRIEGOS+&qla=es

Colección de textos sobre astronomía matemática y ciencias naturales
        Nos vamos ahora al siglo IX. Nos explica la WDL: “Las iluminaciones consisten principalmente en contenido astronómico y se basan en los modelos de la Antigüedad tardía. Entre ellas, están las ocupaciones de los 12 meses, con las iluminaciones medievales más antiguas de este tipo que sobreviven
        El manuscrito se copió en Salzburgo, al parecer de un ejemplar del norte de Francia, y es probable que haya pertenecido al monasterio benedictino de San Emerano en Ratisbona, Baviera, durante la Edad Media.
Manuscrito de Astronomía y Ciencias Naturales 
        Puede verse este libro en este enlace:
        https://www.wdl.org/es/item/13461/

Otros autores nos muestran su visión desde otras culturas
        Veremos ahora dos libros: “Libro de las constelaciones de las estrellas fijas”, de al-Sufi, seguido de máximas y de "Las maravillas de la creación", de al-Qazwini.
         Este volumen manuscrito contiene dos obras. La primera es una copia del siglo XIV de Kitāb ṣuwar al-kawākib (“Libro de las constelaciones de las estrellas fijas”), de ʻAbd al-Rahman ibn ʻUmar al-Sufi (903-986).
        En medio de las dos obras, se presentan cuatro páginas de máximas que se atribuyen a varios autores, como Platón, Jesús, Mahoma y Ali. Al-Sufi, conocido en Occidente como Azophi, nació en Persia (hoy Irán) y trabajó en Isfahán y en Bagdad. Es famoso por haber traducido del griego al árabe la obra "Almagesto", del astrónomo de la antigüedad Ptolomeo, de quien ya hablamos.
        El libro que se presenta aquí es su trabajo más importante, escrito alrededor de 964. En él, al-Sufi describe las 48 constelaciones identificadas por Ptolomeo y agrega opiniones y correcciones propias. Proporciona los nombres árabes locales de cada una de las estrellas de las constelaciones, los dibujos que las representan y un cuadro de estrellas, con sus correspondientes ubicación y magnitud.
        El libro de al-Sufi impulsó el trabajo sobre astronomía en los mundos árabe e islámico y ejerció una enorme influencia en el desarrollo de la ciencia en Europa. La obra fue copiada y traducida con mucha frecuencia.
 Libro de las constelaciones 
        La segunda es una traducción turco-otomana del siglo XVII de la primera parte de Kitāb ‘Ajā’ib al-makhlūqāt wa-gharā’ib al-mawjūdāt (“Las maravillas de la creación”). Esta obra, de Zakariya ibn Muhammad al-Qazwini (1203-1283), es una cosmografía en dos partes, la primera de las cuales versa sobre las criaturas sobrenaturales.
        Al-Qazwini, por su parte,  nació en la ciudad persa de Qazwin y trabajó como experto legal y juez en Persia e Irak. También es conocido por su diccionario geográfico, Āthār al-bilād wa-akhbār al-‘ibād (“Monumento de los lugares y la historia de los siervos de Dios”), que, al igual que su cosmografía, refleja sus conocimientos acerca de una amplia gama de disciplinas.
Las maravillas de la Creación 
        “Las maravillas de la creación” gozó de mucha popularidad en el mundo árabe y se transmitió durante siglos en numerosas copias. No se sabe quién fue el autor de la traducción al turco. Aparentemente, la empresa habría sido dedicada al sultán otomano Mustafá I (1591-1639). Esta versión de la Biblioteca Estatal de Baviera en Múnich, Alemania, no tiene fecha, pero un manuscrito muy similar de la Biblioteca Nacional de Francia lleva la fecha de 1762.
        La escritura, el estilo y el espectro de colores de las pinturas sugieren que ambos manuscritos fueron producidos en el mismo taller, que puede haber estado en Palestina. Las ilustraciones parecen ingenuas y se asemejan a las representaciones en los manuscritos árabes cristianos del siglo XVIII. Algunas de las miniaturas revelan que en ocasiones la composición total de la pintura fue calcada. Algunas figuras parecen cortadas, aunque no hay marcos en los que las ilustraciones deberían estar montadas. En comparación con la edición de 1280, el manuscrito muestra un descenso notable en la calidad artística de la pintura árabe.
        “Las maravillas de la creación” fue traducido al persa, al turco y al alemán. El libro cubre temas tales como la astrología, la cosmología y las ciencias naturales. El tema central del libro se divide en dos grandes grupos: lo sublime y trascendental, y lo elemental o material. Desde el punto de vista de la vastedad de la información en su obra, a menudo se compara a al-Qazwīnī con el gran erudito romano Plinio el Viejo (23-79 d. C.) y con frecuencia se lo ha llamado el «Plinio de la Edad Media». Este manuscrito, una traducción al persa de 'Aja'eb, contiene curiosos dibujos y pinturas en el estilo persa, tanto monocromáticos como en acuarela. La copia es parte de la colección de manuscritos de la Biblioteca y Archivo Nacional de la República Islámica de Irán.
 Otra ilustración de Las maravillas de la creación 
        Se puede consultar en el enlace de la WDL, Biblioteca Digital Mundial:
        https://www.wdl.org/es/item/18412/

La Escuela de Toledo del gran Alfonso el Sabio 
        WDL nos habla de los “Libros del saber de astronomía”, compuesto por 16 tratados sobre la ciencia de los cuerpos celestes y los instrumentos para su estudio.
        La obra contiene traducciones del arameo y del árabe realizadas por Jehudá ha-Cohen (que también aparece como Jehuda ben Moses Cohen o Judah ben Moses Cohen), por Rabiçag de Toledo (que también aparece como Rabí Ishâq ben Sid e Isaac ben Sid) y por muchos otros traductores de origen judío, cristiano y musulmán, siempre con la intervención directa del rey Alfonso X de Castilla y León (1221-1284, llamado Alfonso el Sabio), para lograr el lenguaje castellano más correcto. Entre los traductores de la escuela de Toledo, había judíos, cristianos y musulmanes.
        La obra se divide en tres grandes áreas temáticas: astronomía —en el Tratado I, que describe las esferas celestes y los signos zodiacales, constelación por constelación—, uso y construcción de diversos instrumentos para la observación astronómica —en los Tratados II al X, así como en el Tratado XIV— y aparatos para medir el tiempo —descritos en los Tratados XI al XV—. Las indicaciones del códice sugieren que Toledo, Burgos y Sevilla podrían haber sido los lugares donde se escribió la obra, aunque la mayoría de los eruditos señalan que, en esos años (entre 1276 y 1279), el escritorio alfonsí se encontraba en Sevilla.
        Las ilustraciones del manuscrito, realizadas con gran refinamiento y pericia, incluyen las iniciales en el comienzo de los libros o capítulos, las orlas que señalan el margen de las columnas en algunas partes del códice, el final de algunos párrafos, varios cuadros ilustrativos y las imágenes que ilustran al propio texto. En particular, se destacan las iniciales y las orlas, de dibujo caligráfico de filigrana en tinta roja y azul, que son representativas de la influencia gótica y mudéjar en la decoración.
       No obstante, la decoración más representativa es la que ilustra el texto con clara intención didáctica: se trata de 162 figuras, algunas de las cuales ocupan la página entera. El códice, procedente de la biblioteca de la reina Isabel la Católica y posteriormente vendido al cardenal Francisco Jiménez de Cisneros por el rey Fernando II de Aragón, formó parte del lote fundacional de la Biblioteca de la Universidad Complutense. Existen nueve copias de la obra, todas posteriores, que suplen las diferentes roturas o pérdidas del manuscrito original.
Libro de astronomía 
        Actualmente pertenece a la Universidad Complutense de Madrid. Se puede consultar en este enlace de la WDL:
        https://www.wdl.org/es/item/15401/

La visión de Waldseemüller, que propuso a don Américo
        Un poquito más adelante, un señor llamado Cristóbal Colón viajó cuatro veces al Nuevo Mundo, que para él, era el mundo de las Indias. Jamás aceptó Colón que las nuevas tierras fueran un nuevo continente, a pesar de los dichos del geógrafo Américo Vespucio. Colón murió pobre: el Rey Fernando de Aragón, a la muerte de su esposa Isabel la Católica, aprovechó las denuncias que recaían sobre don Cristóbal para quitarle muchos de los beneficios que le había prometido en las Capitulaciones. Colón lo siguió por toda España, esperando que le sea devuelto aquello que se le quitó. Y no aceptó que no fueran las Indias esos territorios maravillosos que, después de tanta lucha y sacrificio, llevaran el nombre de Don Américo. El mundo es injusto, e ingrato, muchas veces.
        Veremos aquí un mapa del geógrafo Martín Waldseemüller, del año 1507, un mapa del mundo entero de acuerdo con el método tradicional de Ptolomeo, y corregido con otras tierras de Américo Vespucio.
        Fue el primer mapa en representar el hemisferio occidental separado, con el Pacífico como un océano aparte. Según la información proporcionada por WDL, el mapa fue el resultado de un ambicioso proyecto que se llevó a cabo en Saint-Dié-des-Vosges, Lorena (en la actualidad, Francia), a principios de la década de 1500, para documentar y actualizar los nuevos datos geográficos derivados de las exploraciones portuguesas y españolas de finales del siglo XV y principios del XVI.
        El mapa de Waldseemüller fue el resultado más emocionante de los esfuerzos de esa investigación. Se basaba en datos recogidos durante los viajes de Américo Vespucio al Nuevo Mundo entre 1501 y 1502. En reconocimiento a la idea de Vespucio de que se había descubierto un nuevo continente, Waldseemüller bautizó las nuevas tierras como «América». Esta es la única copia conocida que queda de la primera edición del mapa, del que se cree que se imprimieron 1000 copias.
        El mapa, denominado “Universalis cosmographia secundum Ptholomaei traditionem et Americi Vespucii alioru[m]que lustrationes”, que muestra la masa de tierra americana recién encontrada, significó un gran paso adelante en el conocimiento; un paso que cambiaría para siempre el conocimiento europeo de un mundo que hasta entonces había estado dividido en solo tres partes: Europa, Asia y África.
 Mapa de Waldseemüller, a la izquierda se puede ver el nuevo continente 
        Pertenece a la Biblioteca del Congreso, y se puede visualizar en este enlace:
        https://www.wdl.org/es/item/369/#q=ptolomeo+

La Tierra en forma de corazón
        Esta impresión de 1795 de xilografía basada en el mapa del mundo con forma de corazón de 1534 de Oronce Finé se atribuye a un cartógrafo de Túnez llamado Hajji Ahmad. A primera vista, el mapa que acompaña al texto turco otomano parece ser un cautivador relato en primera persona de la notable odisea de Hajji Ahmad por el Mediterráneo.
        Tras una inspección más minuciosa, los estudiosos de la cartografía han cuestionado la autenticidad del mapa y la autoría. El texto contiene errores, y fuentes europeas, como "Delle Navigationi et Viaggi" ("Viajes y travesías") de Giovanni Battista Ramusio parecen haber influenciado los detalles geográficos del mapa.
        Lo más probable es que se haya impreso con fines comerciales por un grupo de cartógrafos venecianos, entre los que estaban Nicolò Cambi y Michele Membré, el traductor oficial turco de la República de Venecia. Cualquiera sea su verdadera procedencia, el mapa pone de manifiesto la notable influencia entre las culturas en los comienzos del mundo mediterráneo moderno, especialmente entre las culturas de Túnez, Venecia y Estambul.
Una visión de la Tierra en forma de corazón 
        Se puede consultar el siguiente enlace
        https://www.wdl.org/es/item/131/#q=TIERRA+PLANA+

El Renacimiento tuvo sus horóscopos
        Conozcamos al manuscrito astrológico más famoso del Renacimiento, “Spherae coelestis et planetarum descriptio” (“Descripción de la esfera celeste y los planetas”). Se compone de 15 miniaturas de los siete planetas con sus constelaciones y representaciones de su influencia en las actividades humanas a página completa. Las miniaturas están acompañadas por textos en rima, escritos en letra gótica, que funcionan como epígrafes. No resulta fácil reconocer al autor de las iluminaciones, pero los críticos señalan similitudes con la obra del artista milanés Cristoforo de Predis (1440-1486).
        El estilo del manuscrito y sus representaciones paisajísticas dejan claro que fue producido en un taller de la zona lombarda. Si bien las obras de referencia utilizadas no se han comprobado en su totalidad, sin dudas el iluminador tenía conocimiento del “Tractatus de Sphaera” (“Tratado de la esfera”), de Johannes de Sacrobosco (también conocido como John of Holywood, circa 1195-circa 1256), astrónomo y matemático de origen inglés.
        La presencia de los escudos de armas de las familias Sforza y Visconti sugiere que el manuscrito llegó a la Biblioteca Estense como parte de la dote de Ana Sforza (1476-1497) —hija de Galeazzo María, duque de Milán—, quien en 1491 contrajo matrimonio con Alfonso I de Este, duque de Ferrara, Módena y Reggio. La edición que aquí se presenta es un facsímil del original, realizado en Módena en 1995.
Descripción de las esfera celeste y los planetas 
        Se puede consultar sobre este libro en el siguiente enlace:
        https://www.wdl.org/es/item/19373/

Nos vamos al Nuevo Mundo
        Viajamos con la WDL a la Plaza Principal de México, con la descripción histórica y cronológica de las dos piedras descubiertas en 1790 durante la reconstrucción de esta plaza.
Allí, el primer arqueólogo mexicano, el astrónomo Antonio León y Gama nos habla del descubrimiento de las "dos piedras", la Coatlicue y la Piedra del Sol (una piedra de sacrificios inmensa y un calendario). Este investigador hacía hincapié en la sofisticación y los grandes logros científicos y artísticos de los Aztecas, de tal manera que, al mismo tiempo, intensificó y se identificó con el creciente sentimiento nacionalista mexicano de finales del siglo XVIII.
        Esta obra de León y Gama, publicada en Ciudad de México unos dos años después del descubrimiento de las piedras, incluye tres manuscritos doblados, pintados con acuarelas de las antigüedades.
Libro sobre el descubrimiento de "las dos piedras" mexicanas 
        Es una visión de los pueblos de Centro América. Se puede consultar el siguiente enlace
        https://www.wdl.org/es/item/516/#ddc=520

La fuente de información es la WDL, Biblioteca Digital Mundial.
Las fotos del Cosmos pertenecen a Clarín digital, y corresponden a las fotos ganadoras del Concurso CONTRA LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA. "Los ganadores del Concurso Mundial 2017 de la Tierra y el Cielo: una impresionante colección de fotos de paisajes nocturnos son las ganadoras del 8º Concurso Internacional de Fotografía Tierra y Cielo. El concurso estaba abierto a cualquier persona de cualquier edad, en cualquier parte del mundo; a fotógrafos profesionales y aficionados. Organizado desde 2009 por The World at Night (TWAN), el concurso es una colaboración con el Observatorio Nacional de Astronomía Óptica ( NOAO ) y el Mes de Astronomía Global, un programa de Astronomers Without Borders ( AWB ). El mensaje público del concurso es preservar los ambientes nocturnos naturales restantes y los cielos nocturnos en el mundo, apoyando los esfuerzos de la Asociación Internacional del Cielo Oscuro ( IDA ) y otras organizaciones en el campo. (TWAN Contest)".  

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