Historia de amor de títeres querendones

        Así como la pampa es dura, también en ella nace el amor. Mire, usted, amigo lector, lo que le voy a contar: el pasado sábado 8 de octubre, en el querido Teatro Don Bosco, se presentó “Rancho Carancho”, una obra se títeres para adultos, según reza el afiche, donde hay amor y hay mucho corazón. Aunque a decir verdad, para nosotros no son “títeres para adultos”, porque la platea tenía públicos de todas las edades; la más pequeñita no pasaba los cuatro meses de edad, el más grande… bueno, eran bien grande. Y todos disfrutamos y aplaudimos todo lo que pudimos, y más también.
        La hermosa propuesta de “Rancho Carancho” se la debemos a Fantoche Violeta Producciones, que siempre aporta su cuota de ternura y de alegría con sus presentaciones teatrales. En esta oportunidad, Julieta Viveros y Ricardo Lista pusieron lo mejor de sí para contar una historia atractiva, variada y por demás interesante. Con una enorme dulzura, actuaron y a la vez manejaron los hermosos títeres que con tanto amor fabricaron ellos mismos. ¿Qué cómo? ¡Ahora le cuento, que en historias de amor no hay que tardar!
        Todo comienza con una ventana, una silla, una mesita que tiene una pava, una radio que transmite programas de Héctor Larrea, Pinocho Mareco, Pipo Mancera y algunos otros emblemáticos conductores de décadas pasadas. ¡Pero hay que ver que bien “funciona”!. Una paisanita hace sus tareas domésticas, hasta que llega un paisano que viene a saludarla y termina contando una historia “de hace mucho, mucho tiempo”. La historia de amor del Ramón y la Ramoncita. Y para eso, abre la ventana.
        Pero la señora se va, porque “no estoy para esas cosas”. El paisano la llama, pero nada. La paisanita es arisca y le costará conseguir su atención. Y ahicito nomás empieza la historia del Ramón y la Ramona, “que habla de dos corazones que se aman”. “Todos me llaman Ramón El Remolón, pero yo tengo un anhelo, enamorar el corazón de alguna china”, dice el títere. Y pronto andará de suerte, porque aparecerá Ramoncita, que según ella “está en edad de casarse”. Pero, claro, su padre no quiere (¿cómo existirían las novelas si los padres siempre quisieran?). Además, es un bravo gaucho matrero (¡encima!).
La actriz y titiritera Julieta Viveros iniciando la excelente obra de títeres
        Se conocen y, como suele suceder, nace el amor, porque aunque no se lo veía, seguro andaba Cupido con sus temidas flechitas, pero un Cupido de poncho y botitas, pues estamos en la pampa, no lo olvide, amigo lector. Ramón le dice “mocita mía” y ella le contesta, ariscona, “suyas serán las alpargatas, ¡yo no tengo dueño”. Y como toda moza que se hace desear, se va.
        Llega su padre, el bravo Zoilo Facón, y se entera de esta relación. Anda con un facón como su apellido, baila malambo con destreza y a todos les muestra fiereza (¡y que viva la rima!). Pero no estaría completo el elenco sin una viejita paisana, la Abuela Yaya, que tiene un hermoso hornito de barro que ya quisieran muchas nenas para jugar. “Siempre lo digo, más sabe el diablo por viejo que por diablo”, sentencia, y asegura que “cada arruga de mi cara es un surco de sabiduría”.
        A esta abuela viene a consultarla Ramoncita, asegurando haber conocido al gauchito más lindo del que cree se está enamorando. Pero, ¡ay! la viejita no se alegra, porque sabe que Zoilo Facón jamás aceptará la relación, y las cosas seguramente terminarán mal. “¿Qué puedo hacer?”, pregunta Ramoncita. “Debes decirle la verdad, debes decirle que corre peligro”, aconseja la Abuela. Participa también un gauchito dormilón, Jacinto Pereza, que busca sestear debajo de un árbol, hasta que Ramón lo despierta. ¿Qué cómo anda Ramón? “Mejor que el carancho, ya tengo una china para llevar al rancho” asegura, sin conocer la gravedad de su situación.
El actor y titiritero Ricardo Lista dando vida a sus títeres tan queridos
        Pero Jacinto es hombre despierto (o casi) y decide ayudarlo. “Tengo que impedir que Zoilo Facón con mi amiguito se haga un lindo churrasquito”, piensa, y sale en su busca. Claro que Zoilo Facón también tiene sus penas: “malhaya la vida, que me ha puesto en esta, sabe Tata Dios que soy hombre bueno, pero el diablo metió la cola”, dice. “Ahora mismo voy a resolver este entrevero”.
        Y justamente, debido al padre, los tortolitos deciden escapar. Pero el drama se precipita: “Nadie se lleva a mi hija, y por tener la lengua larga, es lo primero que te voy a cortar”, dice Facón, cada vez más “cabrero”. Lo pelea a Ramón con el facón, mientras le grita “peleá como un hombre”. Pero Ramón es un gaucho bueno, y no pelea. Le confiesa que no sabe hacerlo, y que al ser el padre de su amada, también podría ser su padre. “Bueno, andá antes de que me arrepienta” dice Facón, contrito.
Gran trabajo de Julieta Viveros con sus alegres títeres, en un espectáculo dinámico y para toda la familia
        “Todo se arregló y el bicho feo no cantó”, dice Ramón, y se marcha con su amada a caballo. Imaginamos que el sol cae en la pampa, y que ellos marchan hacia el horizonte. Y aquí termina, a pura ternura y con zamba, la historia de amor de los títeres querendones.
        Pero ¿qué pasó con el paisano que la contaba y la paisana que no lo quería escuchar? Él se queja de que lo dejó hablando solo. Ella no lo quiere ni ver, y con un hermoso “escondido”… bueno, no contamos el final para que usted, amigo  lector, no se la pierda. Pasará un momento inolvidable, disfrutará como un chico (lo decimos por purita experiencia) y ésa es la idea. Al cierre, el titiritero Ricardo Lista le comentó al público que "éste es un trabajo hecho con amor, para que el adulto venga y disfrute como un niño”. Tal cual fue lo que nos sucedió.
Gran trabajo de Ricardo Lista, autor de la obra, en una obra hecha con ternura y corazón
        “El arte es un arte viva, asocia vivencias y ustedes traen también sus propias vivencias” aseguró Lista. “Y si ustedes no vienen, el teatro se va apagando, ya que como es un arte colectivo, necesita de ustedes” sostuvo, y agradeció también al Teatro Don Bosco por darle un lugar relevante a los títeres, ya que en este lugar se realiza todos los años el Festival Latinoamericano de Títeres de enorme convocatoria.
        Sinceramente, con tanto profesionalismo sumado a la ternura de esta obra, no podemos menos que rubricar el pensamiento de los titiriteros  con nuestra firma. Una obra para grandes, para chicos, para unir a toda la familia. Música folklórica hermosa, que le pone mucha energía a estos títeres que derraman amor… y llenan de amor nuestros corazones. Y desde aquí hacemos un llamado a todos los "adultos", para que por un ratito dejen de lado sus preocupaciones y se sumen a esta propuesta. Dejemos que la "títereterapia" nos de una manito, nos alivie las penas y nos haga ver qué valioso es el trabajo de los que hacen las cosas con el corazón. El arte siempre ayuda.
        Por muchos más títeres y por mucho, mucho más amor, para esta pampa grande que tanto amor anda necesitando…
Los maestros titiriteros con la conductora del programa y los hermosos títeres 
Las fotos pertenecen a Adriana Sylvia Narvaja, conductora del programa de radio "Algo Especial Protagonista del Presente", que no se encuentra en el aire. A este programa de radio le corresponde este blog. Agradecemos al Teatro Don Bosco su invitación y los felicitamos por su lucha permanente en pos de la cultura y de la difusión de nuestra identidad cultural. Y gracias a Fantoche Violeta por este espectáculo tan hermoso, ¡les deseamos el mejor de los éxitos!

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