La otra, la rival que odiamos y que nos muestra el espejo

"Solamente cuando las mujeres empiezan a sentirse en su casa sobre esta tierra 
vemos aparecer una Rosa Luxemburg, una Madame Curie
Demuestran con brillantez que no es la inferioridad de las mujeres lo que determina su insignificancia histórica: su insignificancia histórica las condena a la inferioridad"
 Simone de Beauvoir
 'El segundo sexo'
 Ediciones Cátedra - Colección Feminismos. 
Traducción de Alicia Martorell 
        Esa rival, esa otra, se mira en el espejo como me miro yo. Claro, odio a esa mujer, la odio. El espejo me devuelve esa mirada crítica: ella se ve hermosa, fresca, elegante. Yo no. El rencor, la rivalidad, me hacen sentir fea, débil, desprotegida. La otra, seguramente, es feliz. De hecho, lo tiene todo. Yo no. Yo no tengo lo que ella tiene. Ella es la otra. O yo soy la otra. Qué más da…
        Estas palabras bien podrían describir una realidad que no existió, pero podría haber existido: un encuentro, una relación enfrentada de Eva Perón, por un lado, y Victoria Ocampo, por otro. Creo que nombrando a estas dos mujeres, quizá todo quede dicho.
        Pero mejor que dicho, quedó representado en una noche especial, la del sábado 6 de agosto en el Teatro Municipal de Quilmes, cuando disfrutamos de la excelente puesta de la obra “Eva y Victoria”, con la dirección de Alejandro Casagrande y las actuaciones inolvidables de Sandra Amoroso como Victoria, y de Patricia Santi como Eva. Y de  Rosita Rotman como Enfermera y Ayudante. Y este  cuarteto, Casagrande incluido,  que en otras oportunidades mostró su valía, volvió a validar sus credenciales: llenó el Teatro a pleno, y emocionó y nos hizo vibrar a todos.Abrió el encuentro la Directora del Teatro, Mónica Driollet, profesional como siempre.
Patricia Santi como Eva Perón, en una actuación inolvidable 
        El libro, de la autora Mónica Ottino, y que fuera representado en varias oportunidades por  actrices de la talla de  Leonor Benedetto, Soledad Silveyra, Graciela Dufau, Carolina Papaleo y la inolvidable China Zorrilla, nunca pierde vigencia. Muy por el contrario, se agiganta cada día más. Y no sólo por discusiones políticas, que en la obra no faltan, sino por la profundidad humana que la autora ha sabido encontrar.   Y aún más difícil: encontrar el punto de encuentro entre estas dos mujeres tan disímiles, de orígenes contrapuestos, de objetivos diametralmente opuestos.  Fue estrenada en 1992 con China Zorrilla y Luisina Brando, y es un obra icónica de la relación (difícil por cierto) entre estas dos mujeres de fuerte presencia, que rompieron sus propias estructuras para llegar a ocupar el liderazgo en lo suyo.
        Pero para una mujer, ocupar un lugar "en un mundo de hombres", como ellas mismas dicen, es muy difícil. No digamos “imposible”, porque ellas (y otras como Simone de Beauvoir, entre varias) lo lograron. Pero dejaron sueños, e hijos que no pudieron tener, por el camino. El hijo, lo más preciado para una mujer, no llegó para ninguna. Y para la sociedad, la mujer debe (así de simple: debe) girar alrededor de los hijos y de su casa. Promover el bienestar de la familia. Ocuparse siempre de la casa y del marido. Atender a una enorme cantidad de parientes enfermos, descuidando incluso su salud. Componer lo que se descompone. Interceder por los que ama. No contrariar a su esposo. Permanecer siempre alegre y conforme, a pesar del agobio de las tareas del hogar.  Y así podríamos seguir hasta el infinito. Eso se espera. Eso se hará.
Un encuentro de ficción que nos deja muchas preguntas
        Ahora bien, cuando sucede lo inesperado (es decir, que alguna mujer se niegue estos requerimientos para perseguir otros objetivos, propios), llega la hora de la catástrofe. Hoy, quizá, ahora que el Planeta dio varias vueltas más alrededor del Sol, no sea tan extraño. Hace cincuenta años o más, era absolutamente imposible.
        Enfrentando esa realidad, ambas, Eva y Victoria, desafiaron sus estructuras. Victoria desde una posición acomodada, pero que a la vez está llena de expectativas sociales y de clase. Eva, rompiendo con todos los moldes: los de “hija natural”, casada con un militar, actriz de radio venida de la miseria y la discriminación (recordemos que ni al funeral de su padre Don Duarte los dejaron pasar “a ellos”, los hijos nacidos de “la otra”), llegó tan alto que hoy es inalcanzable. Claro, le costó la salud. Le costó la vida.
La gran Rosita Rotman, como Pepi, ayudante y enfermera 
        La Vida que las enfrentó a ambas, en una rivalidad sin solución ni arreglo posible. Victoria, cuyo primer idioma fue el francés, tiene un nivel económico, social y cultural que envidiaría más de una dama. Eva, criada en la feria junto con su madre, carece de formación pero no de carácter y determinación. Ambas quieren desafiar las expectativas, y lo logran. Volviendo al tema del punto de encuentro, y siempre en la ficción, Eva quiere el apoyo de Victoria para conseguir el tan anhelado “voto femenino”, que ésta también tenía como motivo de lucha. Pero Victoria no quiere. No quiere apoyar a “la otra”, la rival, la “arribista”, la que viene “a cambiar las cosas”. A cambiar el orden y las jerarquías de una sociedad estratificada.  A poner el país al revés, en un país que siempre fue el mundo del  revés.
        Así, se contradicen, se combaten, se denigran. Luego parecen establecer una especie de paz, una calma. Eva se está muriendo y Victoria se acerca un poco más. No durará mucho. Los egos vuelven con fuerza y ambas ven en “la otra” a la que cuestiona, la que critica “mi” forma de vida, “mi” pensar, “mi sentir”. Y al cuestionar, hace tambalear la idea de sí misma de cada una. Por eso vuelven con fuerza los egos, vuelven a tomar las armas: si lo que cada una hace es cuestionado, entonces no sirve, porque no es un valor absoluto. Y si no sirve, no sirvió nunca, y toda la tarea sería vana. Y todo lo que se dejó por el camino, se dejó inútilmente. Entonces, y de plano, eso no puede permitirse.  Jamás. Y a cada una le va la vida en ello.
Patricia Santi, Rosita Rotman y Sandra Amoroso, en el saludo final cuando fueron aplaudidas de pie 
        Al fin, son dos mujeres que en algún momento se han enamorado, han salido de sí mismas, y también han sufrido. Excelentes actuaciones de las actrices Sandra Amoroso y Patricia Santi, que nos emocionaron hasta las lágrimas. Separadas las casas por un doble espejo donde se maquillan (son mujeres) y se visten, en ese ritual de vestirse y desvestirse que muestra u oculta más de lo que muestra, la obra cambia de tono en casa de una (Victoria es ama y señora en “su” casa) a la casa de la otra (donde el tono de Eva se hace más débil, porque sabe que va a morir). El Maquillaje, a cargo de Gina Mobilia, nos muestra a ambas en sus cambios, en sus tonos: junto con las Luces de Gustavo, Eva, en su intimidad, se ve triste, con el rostro enfermo, pálido, menos arrogante, sufriente, con colores ajustado a su papel, mientras Victoria luce sus tonos, y se ve luminosa en su casa, y acompaña a Eva en su casa, en una espesa nube que es el anuncio de la partida de la gran líder argentina.
        El Diseño de la Gráfica, muy correcto, es de Miguel Montalto; la Fotografía, también muy apropiada, es de Chiara Mobilia, el Sonido es de Matías y la Música Original es de Julio Vita, y es muy marcada la influencia de esta música sobre la obra. Una música que llama a la reflexión, al encuentro, al debate, a profundizar nuestras creencias, a plantearnos qué hubiera pasado si hubiésemos estado en el lugar de ellas dos. Qué hubiera pasado si este encuentro se hubiera dado en realidad. Qué hubiera pasado si Eva no hubiera muerto. Qué rumbo hubiera tomado la Argentina. Qué hubiera pasado de haberse aceptado entre ellas, lo que al parecer no era posible.
Con la Dirección de Alejandro Casagrande, todo el esfuerzo y voluntad se puso sobre el escenario y dio frutos 
        Y sí, finalmente el voto de la mujer fue aprobado, aunque Victoria insista en que Eva lo quería para “perpetuar su dictadura”, de esa mujer  en la que “una mezcla de voz de mando y mal radioteatro se dan la mano”. “Yo detesto su estilo, su lenguaje”, sigue Victoria, y Eva le dice que “con el amor de ellos, sus grasitas, podemos cambiar el mundo, porque ustedes fracasaron como clase”. “¿Y quién va a ocuparse de ellos?”, sigue Eva, mientras piensa en sus descamisados y  acusa a la escritora de “niña bien”, y le habla con desprecio de su “revistita”, que no es otra que “Sur”, una importante publicación donde descollaron las mejores letras de nuestro país.
        Pero no hay forma de entendimiento: la Argentina no es una, son varias. Y cada una viene de lugares tan diferentes que es imposible juntarlas. “Su grosería no tiene límites” dice con desprecio Victoria, y Eva no tarda en contestarle: “¿y su maldad?”. Pero no hay “maldad”, ya que la “maldad” es algo que adjudicamos cuando espejamos nuestros defectos, nuestros conflictos, nuestras realidades internas en “la otra”. Así como ellas se miran al espejo para maquillarse, también se espejan entre sí, y se acusan de “maldad”. No hay maldad. Hay orígenes diferentes, estructuras de familia absolutamente diferentes, vidas diferentes, objetivos diferentes. Y el cuestionamiento no tardará en llegar…
        “No colaboraré con ustedes – dice Victoria con vehemencia- Ustedes se las ingenian para desvirtuar los ideales de los que construyeron este país”. Y Eva, enérgica, le responde: “Como arquitectos dejaron bastante que desear…”. Victoria no se queda atrás, califica a “la otra” de “aventurera resentida”, mientras que Eva sostiene que “al amor lo conocí en la radio, no lo conocía antes, y lo conocí amando a todos los descamisados que aman al hombre que yo amo”.
        Amor, odio, rivalidad. Eva y Victoria siguen mirándose en el espejo. Y la Argentina, ese país del mundo del revés, debería mirarlas a ellas, y debería mirarse más a sí misma, y encontrar un punto de encuentro para los que la habitamos, que somos tan distintos unos de otros. Y tan necesitados de una casa para todos, hombres y mujeres que se acepten como tales: distintos, pero con los mismos derechos.
        Antes, era antes. Ahora, ya es hora.
La emoción de la periodista Adriana Sylvia Narvaja en medio de estas grandes actrices tan queridas 
Victoria Ocampo
Fue la primera mujer en obtener un registro de conducir en Argentina, la única latinoamericana en asistir a los Juicios de Núremberg, la primera mujer en ser elegida miembro de la Academia Argentina de Letras y una de las principales figuras en la lucha por las causas de la mujer al impedir la reforma de la ley 11 357. Como directora de Sur, difundió a los más importantes escritores del mundo y promovió a talentos locales, como los casos de Borges o Julio Cortázar, a quienes dio a conocer entre los lectores de habla hispana. La premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral le aseguró a Ocampo que había «cambiado la dirección de lectura de varios países en Sudamérica».
Un retrato suyo preside el Salón Mujeres Argentinas en la Casa Rosada, inaugurado en 2009 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, junto a otras figuras femeninas de la historia argentina como Juana Azurduy, Eva Perón, Lola Mora, Cecilia Grierson y Mariquita Sánchez de Thompson.
Información sobre Victoria Ocampo – Del sitio Wikipedia.
https://es.wikipedia.org/wiki/Victoria_Ocampo
Retrato de Victoria Ocampo, del artista Dagnan Bouveret, publicado en el Diario La Nación 
Eva Perón
La figura de Evita alcanzó una gran difusión entre las clases populares de la sociedad argentina, que incluía muchas estampas que la representaban de modo similar al que se representa a la virgen María, veneración que molestaba a la Iglesia Católica. A pesar de su dominio y poder político, Evita siempre justificó sus acciones diciendo que fueron "inspiradas" por la sabiduría y pasión de Perón.
Por otra parte, todavía en vida se impulsó desde el gobierno un vasto culto a su personalidad: cuadros y bustos de Eva Perón fueron colocados en prácticamente todos los edificios públicos.
Eva Perón es la única persona a quien el Congreso Nacional otorgó el título de "Jefa Espiritual de la Nación", el 7 de mayo de 1952, cuando ella cumplía 33 años.
En uno de sus últimos discursos se despidió en estos términos:
"Yo les dejo mi corazón, y a todos los descamisados yo los estrecho muy, pero muy cerca de mi corazón y deseo de que se den cuenta de cuanto los amo".
Una de las frases de Evita publicadas en su libro La razón de mi vida, donde habla de su muerte dice:

"Tal vez un día, cuando yo me haya ido definitivamente, alguien dirá de mí lo que muchos hijos suelen decir, en el pueblo de sus madres cuando se van, también definitivamente: ¡Ahora recién nos damos cuenta que nos amaba tanto!"
La temprana muerte de Evita a los 33 años de edad marcó un hito para la historia de la Nación Argentina. Su cortejo fúnebre fue presenciado, durante una lluviosa semana, en las calles de Buenos Aires por más de dos millones de personas, y su funeral duró dieciséis días; veintiocho personas murieron en las avalanchas en las calles y más de trescientas sufrieron heridas.

El papa Pío XII recibió 23 000 pedidos para convertirla en santa, y es la única ciudadana argentina que posee el cargo de Jefa Espiritual de la Nación Argentina, título oficial otorgado por el Congreso Nacional durante la presidencia de su esposo.

A partir de su muerte se usó su nombre y hasta su fecha de nacimiento para designar establecimientos públicos, estaciones de ferrocarril y subterráneo, ciudades, etc., incluyendo el cambio de denominación a Eva Perón de la provincia de La Pampa y de la ciudad de La Plata. Su autobiografía La razón de mi vida fue establecida como libro de lectura en las escuelas primarias y secundarias.
Todas las noches, las estaciones de radio de todo el país entraban en cadena nacional y el locutor anunciaba que eran las "Veinte y veinticinco, hora en que Eva Perón entró en la Inmortalidad" antes de comenzar la lectura del noticiero oficial.

La oposición rechazó estas actitudes del peronismo gobernante, alimentando el imaginario antiperonista con críticas a los actos de la Fundación Eva Perón, a las ropas lujosas y joyas que solía vestir en los actos protocolares y al tono combativo que abundaba en los discursos de Evita. Muchos autores consideran que este tipo de críticas encubría la oposición a su tarea de ayuda social y redistributiva, y a la molestia que su discurso y el encumbramiento de una mujer de origen humilde representaba para sectores acostumbrados a los privilegios
Información sobre Eva Perón - Del sitio Wikipedia 
https://es.wikipedia.org/wiki/Eva_Per%C3%B3n
 Retrato oficial de Juan Domingo Perón junto a su esposa Eva, de Numa Ayrinhac y exhibido en el Museo del Bicentenario, es el único oficial de un presidente argentino acompañado de la primera dama
Las fotos pertenecen a la conductora del programa, Adriana Sylvia Narvaja, para el programa de radio "Algo Especial Protagonista del Presente".
Afiche de la obra "Eva y Victoria" del muro de Patricia Santi en facebook. También le pertenece la foto en la que está sola en el escenario.
https://www.facebook.com/patricia.santi?fref=ts
Frase de Simone de Beauvoir - Del sitio Feminismo
http://feminismo.about.com/od/publicaciones/fl/El-segundo-sexo-fragmentos-destacados.htm
"El hombre no es ni una piedra ni una planta, y no puede justificarse a sí mismo por su mera presencia en el mundo. El hombre es hombre sólo por su negación a permanecer pasivo, por el impulso que lo proyecta desde el presente hacia el futuro y lo dirige hacía cosas con el propósito de dominarlas y darles forma. Para el hombre, existir significa remodelar la existencia. Vivir es la voluntad de vivir".
http://www.actitudfem.com/celebridades/famosos/enterate/10-frases-extraordinarias-de-simone-de-beauvoir

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