Los Años Oscuros, o cómo dar palabra para hablar del horror

        Quizá, para iniciar esta nota, cobren importancia las palabras de Eduardo, el policía joven que   recita las palabras del misterioso “Señor Galíndez”, a quien nadie conoce, de quien todos desconfían. “El Señor Galíndez”, una de las obras de teatro magistrales del gran Eduardo “Tato” Pavlovsky, preveía ya en el año 1973 los años que vendrían. Dice el policía Eduardo, que se suma a la dupla de torturadores que marcan el ritmo de toda la obra: “La nación toda ya sabe de nuestra profesión. También lo saben nuestros enemigos. Saben que nuestra labor creadora y científica es una trinchera. Y así, cada cual desde la suya, debe luchar en esta guerra definitiva contra los que intentan, bajo ideologías exóticas, destruir nuestro estilo de vida, nuestro ser nacional”. El dramaturgo Pavlovsky, crítico de los males de nuestra sociedad y nuestro tiempo, pone en boca del personaje estas palabras que nos van a contar una historia que, tristemente, es real. Es real. Fue real.
Palabras de la autora de la obra, Daniela Velázquez 
        Por eso es tan importante el trabajo de la autora Daniela Velázquez en la obra que vimos el sábado pasado en el Teatro Don Bosco de Bernal. Porque retomando este tema tan difícil, tan opaco, tan horrendo, escribió un texto que si bien no nos salva de la angustia (cosa imposible), mide exacta y correctamente las dosis de violencia que utiliza, y de esta manera, nos da palabra. Nos permite tocar un tema tan tremendo como la desaparición de personas y  la tortura, pero con una obra valiosa que no lesiona al espectador. Le permite pensar. Le permite discernir. Lo impulsa a recordar lo vivido, sí, pero sin invadirlo. Da palabra, y permite pensar. Un logrado equilibrio que debemos elogiar.
        Junto con ella, todo el elenco de “Los Años Oscuros”, esta obra que nos obliga a plantearnos lo que nuestra memoria intenta, muchas veces, alejar: los fantasmas del horror. Representa así, de la mano de su autora, lo que no podemos ver. Y con ella, el elenco: Leticia Albertazzi Bertoncello, Pablo Battistelli, Daniela Calvo, Leandro Cicchinelli, Jorgelina Espil, Fernando Gorocito, Pepo Maciel, Claudia Paolina, Marcelo Pressel, Eduardo Soto y la misma Daniela Velázquez.
        Con la Dirección y Puesta de Escena de Marcelo Pressel y Jorgelina Espil, los personajes irán camino al infierno. Serán secuestrados y torturados, y nadie sabe cuál será su destino. Alguien se salvará (no se preocupen, no contaremos el final). En el “mientras tanto”, el padre de Juan intentará detener a los jóvenes, alertándolos sobre la situación que conoce por su trabajo de periodista, que de poco podría servirle en aquellos años oscuros, como bien los denomina el título. Sólo con recordar que en los días que siguieron al aciago 24 de marzo de 1976, los militares ocuparon las sedes de los diarios y obligaron a éstos a remitirles  al Estado Mayor Conjunto cada hora, cada día, las notas escritas para controlar lo que los medios publicarían al día siguiente. Claro, el diario "del día" tardaba varios días en salir…y pronto hubo que cambiar la metodología. Pero otros métodos no cambiaron…
        La Operación de Luces y Sonido de Melina Jaiquin, el Diseño Gráfico de Yamila Pacalay (de una definida personalidad), y la Producción de Pressel, Espil, Velázquez y Di Pietro, se suman a la música en vivo de Cristian Gauto. Sus suaves y dulces punteos de guitarra en vivo se contraponen, angustiosamente, a los gritos de ¡gol! del Mundial del año 1978. Recuerdos que nos hacen erizar la piel, sobre todo aquellos que lo hemos vivido, y festejado, ignorando lo que realmente sucedía más allá de nuestro conocimiento. Y lo peor vino después, con la caída interminable en el precipicio de la verdad, que algunos sabían, otros intuían, pero muchos no. Caer sin detenernos hasta llegar al fondo. Saber y aprender que la picana eléctrica es un invento argentino. Dolor del alma y dolor del cuerpo, en idénticas proporciones. Vergüenza frente al mundo. Horror en todas sus formas.
        Logros de la obra: ya hablamos del equilibrio. Otros, representar las escenas mientras el personaje va relatando lo sucedido. Un dinámico juego de luces y oscuridades que marcan la importancia de esta oscuridad, de esta falta de luz, de esta opacidad, como un vidrio sucio a través del cual nadie puede observar nada, y todo está delante de sus ojos. “Para todos luz, para todos, todos” dice una voz en off al comenzar la obra. Es la voz de una niña pequeña, justamente en este tema, en donde las madres y los padres estuvieron dispuestos a darlo todo para encontrar a los jóvenes a los que se habían llevado. Porque el Amor quita la opacidad de esos vidrios. La Justicia, también, aunque tarde. La Justicia también.
        Otro logro, la actuación de los policías, en la piel de Fernando Gorocito y Pepo Maciel, quienes ya demostraron su valía en obras anteriores que hemos comentado. Aquí les tocó un difícil papel, el de policías,  que cumplen muy bien al no permitir que se desmadre la violencia. Desmadre, que se salga de madre. Que se impida ser madre, que se logre (mediante golpes) que alguien no lo sea. Recuerdan en mucho a los dos personajes de “El Señor Galíndez”, en donde los uniformados son “especialistas” en tormentos y se enorgullecen de ello, mientras uno de ellos llama a su casa para hablar con su hija, como un “padre ejemplar”. Dice Fernando Gorocito en su papel de policía de “Los Años Oscuros”, cuando la madre pide piedad: “Con este subversivo no se puede tener piedad; es mejor cortar por lo sano, o por lo insano”. Es el Estado que no tiene límites ni escrúpulos, que tanto viola como mata como tortura. Un accionar que muy bien sintetiza el periodista: “Aparecen cuerpos por todos lados”.
        Mientras tanto, los cuerpos están sobre el escenario. Gritan, sangran, sufren. Sólo en el final, cuando el elenco canta la famosa canción “Por qué cantamos”, podemos respirar. Y recuperar nuestras ganas de seguir, con la “Marcha de la Bronca” de Miguel Cantilo y Jorge Durietz, del año 1970. Y terminar con un suspiro, un gran respiro que nos lleve a retomar nuestra decisión inquebrantable, que es la del elenco, la de la autora de la obra, la del Teatro Don Bosco, la de todos nosotros: seguir buscando Justicia. Seguir cuidando a nuestros hijos y reclamando Justicia para los de los demás.
        Y que haya luz, luz para todos. Y que los años oscuros, no vuelvan NUNCA MÁS.
Vuelvan a escuchar “La Marcha de la Bronca” en Youtube, del grupo Pedro y Pablo, Miguel Cantilo y Jorge Durietz
https://www.youtube.com/watch?v=0Ks2njukxXs
Y ahora, vuelvan a escuchar “Por qué cantamos” de Alberto Favero y Mario Benedetti, en la voz de la espectacular Nacha Guevara
https://www.youtube.com/watch?v=8T4FZapu3pI
Las fotos pertenecen al programa “Algo Especial Protagonista del Presente”, y son de Adriana Sylvia Narvaja, su conductora.
El afiche de la portada pertenece al diseño de Yamila Pacalay.

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2 comentarios:

  1. Adriana : te agradezco por esta devolución ,escrita de manera impecable !!! , como siempre lo haces . Me encanta tu visión y la manera en que lo narras . Mil gracias por acompañar al teatro independiente en general y a nosotros en particular . Es un gran aliciente para todos nosotros, el que nos acompañes siempre . Y vaya otro gracias más !!!!!!!

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    1. Mil gracias a ustedes, que también siempre me apoyan y me sostienen. Les deseo el mejor de los éxitos, porque el trabajo que realizan es buenísimo, y por cierto, muy sanador, porque le ponen palabras a sentimientos tan dolorosos como los que todos llevamos dentro. Mil gracias por todo, Fernando Pablo Gorocito, y adelante! Adriana Sylvia Narvaja.

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