Meterse en las vidas de los demás, no les autoriza a hablar del pobre Stéfano. No se olviden que él había ganado una Medalla de Oro en el Conservatorio de Nápoles y fue por eso, por sus sueños, que decidió venir a la Argentina a “hacer la América”. Y logró que su padre, Don Alfonso, vendiera la chacrita con sus perros, sus chanchos, sus vides, sus olivos (su mundo, su carne, su sangre) y se viniera tras de María Rosa, su esposa, desde allá lejos en “l’Italia”, siguiendo al hijo. Siempre siguiendo al hijo. Siempre siguiendo los sueños del hijo, que un día sería famoso. Sería como Verdi. Sería el más grande. Sería el mejor.
Candelabro sobre el escritorio donde Stéfano corrige interminables partituras |
Quizá la culpa la tenga Pastore. Sí, eso debe ser. Pastore, que le “quitó” el trabajo a Stéfano, pobre Stéfano, que en paz descanse. Pastore, que lo ha defendido (hasta donde pudo) y le consiguió unas partituras para revisar y corregir. Pastore, que al fin le dice a Stéfano, su maestro y mentor, que si perdió su trabajo, es porque el Director ya no lo quería. Ese asunto de “la cabra”, el sonido producto de interpretar con inseguridad un instrumento, es el nudo del asunto. Los nervios. Los problemas. O lo que fuera que produjo “la cabra”. El temblor de las manos. El dolor del corazón.
Saludo final del Director Alejandro Casagrande (der.) con Jorge Graffigna (izq.) y Diego Cadeddu (centro) |
El hijo mayor de Stéfano, Esteban, seguirá sus pasos, quizá. Detrás de él está su madre, que lo intentará todo para que así sea, como la abuela lo intentó con Stéfano. Claro, Esteban no tendrá a su padre para recriminarle, una y otra vez como hizo el abuelo, el fracaso de Stéfano y lo poco o nada que quedó de aquellos sueños. Pero tampoco lo tendrá para apoyarlo. Para decirle: “m’hijo, el arte es así, si usted sigue este camino, sepa que andará siempre por un borde difícil, un borde de montaña”. Esteban escribe versos, y trabaja para ayudar a su desdichada familia. Una familia que se desbarranca por ese borde, que es el borde por donde andan las cabras. Antes de morir, Stéfano, el pobre Stéfano, sufriente y vencido por las cargas que lleva en los hombros, se derrumba y se siente también él como una cabra. Que va no por el borde, sino cuesta abajo.
Saludo final, de izq. a der. Rodrigo Fedele, Maru Perea y Rosita Rotman |
Ésta es la historia de Stéfano, y es fácil contarla porque murió. Ahora todos podrán decir, mientras caminen junto al féretro rumbo al entierro, que fue un buen hombre. Sus padres llorarán (seguramente lo seguirán a la tumba en poco tiempo) y su mujer quedará en la más profunda de las soledades, con hijos pequeños y una enorme miseria que jamás se alejará de su lado, tanto o más profunda que la que vivía junto a su esposo. Una vida tanto o más oscura, y mucho más cuando el que ella amó (porque un día lo amó) ya no está.
Y en un país como éste, en donde los sueños tienen pocas fuerzas frente a tanta adversidad, esa oscuridad es una oscuridad muy grande, una soledad enorme de la que no puede verse el borde. Un país que lo prometió todo, que llamó a venir a todos para construir un futuro inmenso, y al fin les dio tan poco frente a lo que tantos dejaron allá en Europa para “hacer l’América”. Dejar casa, familia, vecinos, amigos, lenguajes, idiomas, costumbres, para llegar a un país en donde, como dice Don Segundo Sombra, “al que anda tambaleando la pampa se lo traga”. Como se tragó a tantos, y de tantas formas diferentes.
Alejandro Casagrande, el reconocido Director |
El público disfruta de una picada con cerveza en el Centro Cultural Polaridades |
Un verdadero éxito de público con amigos como el tenor Hugo Ponce y su esposa Ana Ruhl |
Tampoco Stéfano se salva de sus reproches: “Porque vos no has conseguido nada – dice Margarita- Porque sos siempre el último, ¡con lo que vos sabés! ¡Es tu falta de carácter!” dice y mientras dice clava puñales cuando Stéfano lleva tantos clavados en el alma. “No me cumpliste nada en veinte años! Yo no merecía esto. Otra vida, otro ambiente, otro destino! Vivir así! Me engañaste y no tenés perdón de Dios!” le grita. “Sólo hago daño a los que quiero” se acusa Stéfano. Y quizá ése sea el problema: nadie está del lado (y al lado) de Stéfano. Ni siquiera él.
De izq. hacia el fondo, Roberto Cánepa, Norberto Ferrando, Patricia Santi, Jorge Graffigna y Diego Cadeddu |
No, Stéfano. Vale mucho. Vale la lucha, en el país que sea, en la chacrita que sea, en la ciudad que sea. Vale ponerle el pecho a la adversidad como usted hizo, y enseñarle a sus hijos a seguir un sueño. Es probable que muchos no lo entiendan, porque quieren los resultados pero no suben la cuesta con los pies descalzos como usted, Stéfano querido, Dios lo tenga en la santa Gloria. Quieren ser libres de pecado, pero no pasarán por el camino de las brasas ardientes con los pies desnudos. Ponen todo en el otro. Y como dice el tango, “se te cuelgan de la cruz”.
Bien vale tu lucha, Stéfano, el hijo del inmigrante venido a músico, padre de un poeta. Dura lucha la tuya. Dura lucha para hacerte oír, cuando nadie quiso escucharte.
Pero como las perlas de las ostras que cantan, tus sueños cantarán siempre.
Larga vida, Stéfano inmortal.
Biografía de Armando Discépolo
Armando Discépolo (Buenos Aires, 18 de septiembre de 1887 - Buenos Aires, 8 de enero de 1971) fue un destacado director teatral y dramaturgoargentino, creador del "grotesco criollo" y autor de varias obras clásicas delteatro argentino como "Stéfano", "Mustafá", "El organito" y "Babilonia", entre otras. El conocido poeta y compositor de tango, Enrique Santos Discépolo, era su hermano.
Hijo de Santo Discepolo inmigrante italiano oriundo de Nápoles que llegó a ser director de orquesta y de la argentina Luisa De Luchi. Cuando contaba con 18 años, José Podestá, director de una de las principales compañías de teatro de la Argentina, estrenó una obra suya, Entre el hierro, con gran éxito. Desde entonces Discépolo escribió continuamente estrenando una obra tras otra.
Sus piezas se caracterizan por el pesimismo y un clima depresivo, que se hace más denso a causa del uso de una comicidad grotesca. Sus personajes son pobres y miserables, muchas veces inmigrantes, aplastados por una realidad social asfixiante. En conjunto, Discépolo creó un estilo propio, llamado "grotesco criollo", que desde entonces se afianzó como uno de los principales estilos creativos del teatro y del cine argentinos, y del espectáculo dramático en general.
Desde 1934 se dedicó a la dirección teatral. En el mes de abril de 1963 contrajo matrimonio con la actriz Aida Sportelli, hija de italianos, inseparable compañera desde los años 30.
(fuente: Wikipedia)
Las fotos son de Adriana Sylvia Narvaja, periodista y docente de Quilmes, conductora del ciclo "Algo Especial Protagonista del Presente".
Foto de Armando Discépolo - Del sitio Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Armando_Disc%C3%A9polo
Afiche de la obra en la portada y foto del Director Alejandro Casagrande, del muro de facebook del Director
https://www.facebook.com/profile.php?id=100001298479342&fref=ts
Adriana...te mando un GRACIAS con todo el contenido que esa palabra significa. Y precisamente a vos, que le das a cada palabra un vuelo propio. Valoramos y necesitamos tu mirada particularmente sensible. Gracias...otra vez!.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mónica Dargains, enorme tu trabajo y el de todos! La verdad, quedé muy conmovida por esta gran presentación que nadie debería perderse! Merecido éxito! Adelante siempre! Adriana.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe re sirvió gracias
ResponderEliminar