Capturar la luz y mirar al otro a través de la piedad

Poema 1
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, 
te pareces al mundo en tu actitud de entrega. 
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava 
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra. 

Pablo Neruda“Poema 1” 
del libro “Veinte Poemas de Amor y
Una Canción Desesperada”
año 1920 
        ¿De quién? ¿De quién era o fue el cuerpo de Eva, de Cleopatra, de Josefina? ¿De qué o de quién fue el cuerpo de “Naná”, el personaje inmortalizado por el gran autor francés Émile Zola? ¿De qué o de quién es el cuerpo de las mujeres? ¿Acaso de los hombres, de los hijos, de la Iglesia, de quién, si nunca fue de ellas mismas?
        De los hombres, decimos, porque quizá en la Historia del mundo, así como mandan los hombres (dicen ellos), manden también sobre el cuerpo de la mujer. Así tenemos las víctimas de la violencia de género, que cada día van en aumento. Cuerpos para golpear. Cuerpos para subordinar.
Cama con almohadones donde se fotografía a La Madonnita 
        De los hijos, decimos. Puede ser. Para la mujer, el cuerpo es de los hijos, porque, para el bienestar de ellos, todo cuerpo es poca cosa. Tenerlo, parirlo, amamantarlo, acunarlo, bañarlo, sostenerlo para que camine (aún a riesgo de quedarse sin espalda), correr para evitar que se trepe, que se caiga, que se lastime, poca cosa es el cuerpo de la mujer para ayudar a crecer al hijo. De hecho, cuando nace el hijo, muere la mujer y nace la madre, y ya nada puede volver atrás.
        Quizá de la moda, dirán algunos, aunque sin pensar que quizá la moda no es más que un artificio para otros, para el gusto de los otros.
        Pero... ¿qué pasa si el cuerpo es de una cámara fotográfica? Si un cuerpo desvalido tiene como fin único y último posar para una cámara y así obtener una foto que dé dinero, ¿de quién es ese cuerpo? ¿De la que posa, del fotógrafo, del que vende la foto o del que la mira? Es el cuerpo de “La Madonnita”. El cuerpo de una mujer que todos quieren, pero que nadie ama. Ni siquiera ella misma. Y luego, sobre el final, todos buscarán. Y quizá, cuando no esté, se den cuenta de que la  amaban más de lo que pensaban.
Cámara fotográfica de antaño con la que Hertz saca fotos de su esposa 
        Porque “La Madonnita” es, como su nombre lo indica, una Madonna pequeña, delgada, frágil. Demasiado frágil. Es un ama de casa llamada Filomena, que no se parece en nada a las rubicundas Madonnas del Renacimiento. Nada. Ni sus curvas, ni su fortaleza. Filomena sufre en silencio, porque no tiene voto, pero mucho menos tiene voz. Su marido, Hertz, saca fotografías de su cuerpo desnudo para venderlas, por medio de Basilio, a hombres solos que se consuelan con su imagen en su más absoluta soledad. Sin saber, quizá, sin imaginar, cuánta  grande es la soledad  que vive ella. Pero no importa. No le importa a nadie. Ella está para posar.
        Y esta mujer frágil, renga de una pierna, se viste y se desviste para que su esposo la fotografíe una y otra vez. Basilio la desea, obviamente, y hay un modelo uruguayo, Raúl Astorga, que la ronda. Con este modelo  se saca atrevidas fotos que se venderán muy bien, pero también este modelo definirá la suerte del cuarteto. Y cuatro es un número muy grande tanto para el amor como para la fotografía. Definitivamente, cuatro es mucha gente para una pareja de dos.
Donde comen dos, comen tres
        Impresionante esta puesta del Director Miguel Montalto en la Casa de Arte Doña Rosa de Quilmes, con entrada libre y gratuita. La escenografía, de lo mejor, excelentemente bien aprovechada con el atelier del fotógrafo al que se accede por una escalera que baja hacia la entrada de su negocio. Las luces, exactas, marcan y sugieren más que lo que muestran, y ocultan más de lo que se dice, con muchas zonas oscuras, tan oscuras como esta historia que tras un velo de comicidad aparente toca un tema tremendo, muy difícil de representar en escena: el uso de la mujer para pornografía, a manos de su propio esposo. El autor de la historia, Mauricio Kartún, representa esta historia caminando por un borde muy filoso, un sendero que corre muy pegadito a un precipicio. De allí lo difícil de esta historia que es sórdida, que es áspera, y que nos ha dejado con la boca abierta y el alma en suspenso.
        “La Madonnita” es, gracias al libro de Kartún y a la puesta de Montalto, una obra que nos obliga a replantearnos de nuevo la pregunta con la que iniciamos la nota: ¿de quién es el cuerpo de la mujer? ¿De su esposo, que dice serlo en forma legítima, “ante Dios y ante la Ley” y le exige a Basilio “que no se propase” mientras le pide que ocupe el lugar de partenaire de Filomena? ¿De Basilio, que exige más y más fotos para vender, a la vez que se convierte en el vengador del marido y fotógrafo? ¿Del modelo uruguayo, que la posee en cuerpo pero que, junto con los otros dos, no la poseerá en su alma, a ella, una  joven huérfana y renga, que comenzó cebando mate de chica en una “casa de tolerancia” y terminó ejerciendo la prostitución, hasta que Hertz se la lleva con él y finalmente sucumbe al deseo de fotografiarla una y otra vez?
        Muchas preguntas, pocas respuestas. "¿Qué es un cuerpo?", se pregunta Hertz. "No es nada, apenas una luz que se refleja sobre él", dice y  concluye: "el resplandor de luz sobre mi Filomena". Tendrá que verla el amigo lector y juzgar por él mismo, pero eso sí, juzgar con piedad. Porque la historia bien puede haber sido verdadera, y así como no hubo piedad para La Madonnita, tampoco la hay para el resto de las mujeres, que siempre fueron “propiedad de alguien”. De sus maridos, de sus hijos, de la Iglesia para que no pequen, de los dueños de las fábricas para que trabajen, de los insanos para que las abusen. Y que,  a pesar de que lo intentaron todo,  no pudieron doblegar sus almas.
De izquierda a derecha, el Director Miguel Montalto, la actriz Celeste Feilberg,
y los actores Mariano Pueyo y Alejandro Casagrande 
        El alma de La Madonnita, interpretada estupendamente por Celeste Feilberg, vuela lejos y se va. Su marido, Hertz, magistralmente representado por Alejandro Casagrande en lo que creemos es su actuación consagratoria, no pudo retenerla. Basilio, en la exacta piel de Mariano Pueyo, excelente actor, tampoco logró quedarse con ella. Basilio fue a vengarlos a los dos, a él y al marido, fue con ánimo de continuar con el negocio junto con su ansia de traerla de vuelta, pero no pudo atraparla. Atrapó su cuerpo. Nadie atrapará su alma.
        Mencionamos también como Asistente de Luces y Sonido a Matías Maldonado, en la Operación también de Luces y Sonido a nuestro amigo José Oreguy, y a cargo del Maquillaje, a Carolina Schworer. Hernán Maldonado y el mismo Director de Arte y Director General, Miguel Montalto, están a cargo de las Luces, ítem que hemos repetido varias veces porque en esta obra la luz ocupa un lugar especial, ya lo comentamos. La Producción pertenece a “El Matadero”, y la presentación se realiza en conjunto con la Casa de Arte Doña Rosa, en la temporada que está cursando con gran éxito, la del 2015.
        Y excelente también el programa, hermoso en su factura y en su realización, con el ojo que mira la cámara y en la pupila, La Madonnita. “Luz embalsamada, ahí tiene lo que es una foto” dice Hertz, que quiere retratar “el instante”. “Compran mi instante y ¿quién ha retratado el instante?” pregunta el marido fotógrafo, mientras sostiene que "lo de él es la perfección”. La perfección, “que es una luz entrando por la ventana”, es lo que busca retratando a su esposa Filomena.  “Ahí en sus camas desiertas, ella les calienta el morbo y los hace sentir como si estuvieran en casa” explica Hertz, que llama a La Madonnita “Nuestra Señora de los Gringos Solos”.  Y Basilio le contesta que “el hombre se parece a lo que lo pierde”, como ella hace perder la cabeza a estos hombres que no la escuchan.
        En algún momento, sobre el final,  La Madonnita volverá. No como ellos hubieran querido, pero volverá.
        Algo de su alma triste quedó en ellos, que la hacen volver para seguir fotografiándola.
        Con un cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos...
        Como hubiera querido Neruda, quizá.
Saludo final de los actores de esta estupenda obra de teatro 
        Como tantas mujeres que no tienen chance en la vida, y quedan prisioneras de sus propios cuerpos, como lo era la “Naná” de Zola. De “Naná” se decía que era “la corrupción de París” mientras los hombres, supuestamente “decentes”, hacían fila para llevarle regalos, joyas, carruajes. Todos buscaban el cuerpo de Naná, y todo París la acusaba de aquello que los demás la obligaban a ejercer: la prostitución. La indecencia siempre, pero siempre, es de otros.
        Pero para estas historias, como la de La Madonnita, le recomendamos mirar con piedad la vida de estos seres que, a su manera, quieren vivir y quieren amar.
        A su manera.
        Neruda lo diría así, en el final del poema:
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia. 
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso! 
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, 
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.
        Sólo la piedad por estos seres que quieren amar mitiga el dolor, mitiga la ausencia, mitiga el olvido.
        Los saca de la oscuridad y los lleva a la luz.
        Esta historia, como una fotografía, no hace más que retratarlos.

Pablo Neruda, el gran poeta chileno 
Escuchemos al mismo Pablo Neruda recitando el Poema 1, Cuerpo de Mujer
https://www.youtube.com/watch?v=C83mhGtaEGo
Foto que pertenece al Calendario Playboy del año 1890 
Conozcan cómo cambió el cuerpo de la mujer a lo largo de la Historia, en este video estupendo publicado por el Diario Excelsior de México:
http://www.excelsior.com.mx/global/2015/01/31/1005839

Biografía de Mauricio Kartun 
Dramaturgo, director y maestro de dramaturgia. Ha escrito desde 1973 hasta  la fecha cerca de treinta obras teatrales entre originales y adaptaciones. Chau Misterix, La casita de los viejos, Pericones, Sacco y Vanzetti,  El partener, y Desde la lona,  y Rápido Nocturno, aire de foxtrot, son sus producciones más representadas, y publicadas, en la Argentina y en el extranjero.
Como director ha realizado el montaje de El clásico Binomio, espectáculo de sostenida presencia en festivales internacionales de la última década, La Madonnita, de su propia autoría, en el Teatro San Martín de la Ciudad de Buenos Aires y en la sala El portón de Sánchez. En la temporada 2006 estrenó en la Sala Cunill Cabanellas del C.T.C.B.A. su pieza El niño Argentino que continuó en cartel hasta marzo del 2008.
El autor de la obra, el gran Mauricio Kartun 
Las fotos pertenecen a "Algo Especial Protagonista del Presente" de la conductora Adriana Sylvia Narvaja, periodista y docente de Quilmes.
"Poema 1"  de Pablo Neruda que pertenece a “Veinte poemas de Amor" -Del sitio Poemas del Alma
http://www.poemas-del-alma.com/poema-1.htm
Mauricio Kartún, una recorrida por su carrera de dramaturgo - Del sitio Autores.org.
http://www.autores.org.ar/mkartun/
Pablo Neruda, foto - Del sitio Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Neruda
La Madonnita, de Mauricio Kartun - Foto del programa - Del sitio Casa de Arte Doña Rosa
https://www.facebook.com/171436186228/photos/gm.792175224192416/10152818171191229/?type=1&theater

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