Cuentos para chicos

por Adriana Sylvia Narvaja
Un amigo en el alero 
        Había una vez un perrito que no tenía hogar. Este perrito se llamaba Juan, y era amigo de todos los pájaros del lugar.
        Aunque no tenía dónde vivir, Juan era un perro sumamente feliz. Todos en el barrio lo querían, y las señoras siempre le daban de comer.
        La señora de la esquina, por ejemplo, siempre le guardaba un huesito, y le dejaba un plato de agua.
        El señor viejito de mitad de cuadra, por ejemplo, le dejaba leche y dogui, pero no todos los días, porque a veces se olvidaba.
        El vigilante de la esquina, cuando lo veía venir, paraba el tránsito para que cruce la calle que va a la plaza, el lugar preferido de Juan para revolcarse en el pasto. Luego iba a tomar agua de la fuente, y el guardián no lo retaba, porque era amigo de él.
        Juan saludaba a todos los pajaritos que se bañaban en la fuente, y chapoteaba un rato.
        Al salir, se sacudía bien el agua, asustando a las palomas que estaban regordas con todo el maíz que les daban los chicos. Juan las corría un rato a cada una, para divertirse un poco, pero las palomas no se enojaban porque ya sabían que era una broma. Después volvían.
        Los chicos de la plaza, que ya lo conocían, bajaban el tobogán con él. ¡Esto sí que era divertido. Corría entre los castillos de arena del arenero y jugaba al fútbol como los chicos de la canchita. Todos decían que Juan corría la pelota como el mejor.
        Pero a veces estaba triste: no tenía un amigo perro. No había perros sueltos en el barrio, todos tenían dueño y salían a pasear con correíta. ¿No eran libres para bajar por el tobogán! Extrañaba a alguien como él, que viera el mundo desde donde él lo veía.
        Los pájaros eran sus amigos pero eran pájaros, y él no sabía volar. Los chicos eran amorosos, pero a la tarde se iban a tomar la leche a la casa.
        Hasta que un día vio un gato con cara de aburrido en una ventana y le ladró. El gato, que estaba tomando sol, abrió los ojos y le hizo señas de que esperara.
Bajando por un borde del techo, el gato se fue a pasear con él y se hicieron grandes amigos.
        ¡Ahora Juan tiene con quien bajar el tobogán, y con quien jugar al subibaja!
Y lo que es mejor, tiene una casa adonde ir a tomar la leche.
Foto de portada - Juan y su amigo - Del sitio Dreamstime.
http://es.dreamstime.com/foto-de-archivo-libre-de-regal%C3%ADas-perrito-y-gatito-image22536535
Foto de Juan junto a su nueva dueña - Del sitio La barra.
http://www.periodicolabarra.com.ar/2012/11_nov12/La_barra_Mascotas.htm

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2 comentarios:

  1. precioso el cuento y las imágenes! !

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    1. Muchas gracias, te esperamos siempre aquí, hay muchos más! Cariños! Adriana.

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