Cuando las palabras ocultan un trágico destino


MIEDO
Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa.
Miedo de quedarme dormido durante la noche.
Miedo de no poder dormir.
Miedo de que el pasado regrese.
Miedo de que el presente tome vuelo.
Miedo del teléfono que suena en el silencio de la noche muerta.
Miedo a las tormentas eléctricas.
Miedo de la mujer de servicio que tiene una cicatriz en la mejilla.
Miedo a los perros aunque me digan que no muerden.
¡Miedo a la ansiedad!
Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.
Miedo de quedarme sin dinero.
Miedo de tener mucho, aunque sea difícil de creer.
Miedo a los perfiles psicológicos.
Miedo a llegar tarde y de llegar antes que cualquiera.
Miedo a ver la escritura de mis hijos en la cubierta de un sobre.
Miedo a verlos morir antes que yo, y me sienta culpable.
Miedo a tener que vivir con mi madre durante su vejez, y la mía.
Miedo a la confusión.
Miedo a que este día termine con una nota triste.
Miedo a despertarme y ver que te has ido.
Miedo a no amar y miedo a no amar demasiado.
Miedo a que lo que ame sea letal para aquellos que amo.
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir demasiado tiempo.
Miedo a la muerte.
Ya dije eso.
Raymond Carver
        Alguien habla mucho, quizá porque siente que tiene mucho por decir. Se quiere comunicar, y todos sabemos que en estas babélicas épocas, y más que nunca, todos defienden su derecho a hablar. Todos, sin excepción, y está bien que así sea. Pero el problema es que, como contrapartida, estamos en una sociedad que se niega a oír. No quiere oír nada de lo que tenemos por decir. En absoluto.
        Y quizá, aunque sabe que no va a ser oído, ese alguien entiende que no tiene otra alternativa. La de hablar. Hablar con sus vecinos. Hablar en el colectivo. Hablar con desconocidos. Hablar con alguien. Hablar con alguien que lo escuche. He aquí el problema: encontrar alguien que lo quiera oír.
Dos grandes del teatro de Quilmes, Jorge Graffigna y Norberto Ferrando 
        Y quizá sus palabras, sus muchas palabras, escondan al miedo, que está escondido, agazapado. Como en el poema de Raymond Carver, el poeta americano, quizá haya mucho miedo detrás. Y la persona sienta que pronunciando esas palabras se produzca una especie de conjuro. Nuestros miedos serán conjurados si hablamos, si contamos algo, si explicamos lo que nadie quiere oír.
        Y si la persona a la que hablamos no nos quiere oír, nos queda gritarle, nos queda empujarlo, nos queda pelearnos con él. Nos queda golpearlo, aunque no es la "manera".  Todo para encontrar una respuesta. Porque de eso se trata: de encontrar la respuesta en el otro. O algo más que una respuesta.
        Creemos que es lo que le pasa a Jerry. Jerry viene caminando y encuentra a Peter sentado en un banco en la plaza, leyendo. Disfrutado su día, o su tarde, mejor dicho. Su tarde de sol. Pero Jerry, como uno, como tantos, necesita del otro, y hablará, buscando una respuesta.
 Excelente presentación de "Historia del Zoo" de Edward Albee 
        Y así comienza esta obra tan especial, en la que Jerry, en la piel de Norberto Ferrando, y Peter, en la de Jorge Graffigna, comienzan a interactuar, casi sin quererlo, o queriéndolo, todo bajo la dirección de Alejandro Casagrande. La obra es “Historia del Zoo”, de Edward Albee, quien también fuera el famoso autor de “¿Quién le teme a Virginia Wolf?”, hoy un clásico del teatro del siglo XX. El marco, el teatro Polaridades de Andrés Baranda 842, lleno hasta el tope. Merecido reconocimiento para estos tres grandes del teatro de Quilmes: en el salón no cabía un alfiler. Bien por ellos.
        Y vaya también un recuerdo para aquél que  dirigiera esta obra en su momento, el gran maestro Florencio Amoroso, fallecido recientemente. Hubo aplausos para todos, y hubo aplausos para él. Y para uno de nuestros mejores directores, el gran Norberto Martín, creador del mítico grupo de teatro “Elenco Luz y Sombra”, ya hace tanto tiempo, quien también se hallaba presente en esta oportunidad. Bien por él también.
Teatro Polaridades, lleno completo 
        Pero volvamos a la historia, donde Peter está sentado en su banco preferido de la plaza, disfrutando de su libro. Y pasa Jerry, con su ropa humilde, con su gorrito de lana, y busca entablar una conversación que no diremos cómo terminará. Pero sí nos da pie para hacer una pregunta: si detrás de las palabras está el miedo, ¿entonces las palabras mienten?.
        ¿Miente Jerry cuando dice, inocentemente, "que viene del Zoo", y pregunta "por el buen tiempo"?
        ¿Miente cuando dice “lo que pasa es que no hablo con mucha gente, pero de vez en cuando me gusta hablar con alguien”? Quizá sí, quizá mienta mientras se muestra amable y comience a contar su historia, y sus palabras mienten cuando hay tanto miedo detrás, tanto conflicto, tanta desolación. “A veces una persona tiene que dar un gran rodeo para andar una corta distancia” dice, y Peter lo escucha, o hace que lo escucha, o no le queda remedio que escuchar una historia ajena, de un hombre mal vestido, que viene de barrios que él no visitaría, de formas de vida que no quisiera vivir.
        Porque Peter tiene una esposa, hijos, gatos, unas cotorritas, un trabajo, y ahora está sentado en ese banco esperando poder leer su libro, él, que se dedica a los libros. Pero otra vida diferente se interpone entre el libro y él, la vida de alguien que vive pobremente “en una habitación que da risa”, separado del vecino por una pared de cartón.
Ferrando y Graffigna, saludo final y grandes aplausos de la platea
        Y las palabras siguen llegando. Jerry las trae. Dice que él no tiene ni mujer, ni dos hijas, ni dos cotorras. “Tengo una caja fuerte con piedritas que recogí de muchacho, y cartas de por favor y cuándo; cartas de hace mucho tiempo, y marcos sin fotos, no tengo fotos de nadie para llenarlos” dice, y Peter lo mira, sin entender quizá, en lo que  tiene la imagen de profundo, qué desolación tan grande debe ser no tener con qué llenar los marcos vacíos de esas fotos que no están.
        Pero que estuvieron, ése es el problema. Alguna vez estuvieron. “La vieja mamá y el viejo papá han muerto; esto me hace polvo” dice Jerry, y sigue trayendo palabras que al fin son de dolor: “Para decirlo más claro: la vieja mamá abandonó a papá cuando yo tenía 10 años. Uno de sus acompañantes era Baco”, dice refiriéndose al alcoholismo de ella, que terminó sus días en un pueblito de Alabama.  El padre siguió festejando las fiestas de fin de año, cuenta Jerry,  hasta que “se pegó un tortazo contra un camión”, lo que quizá no fuera un accidente. Quizá fuera una forma elegida de morirse, y que nos hace pensar en que, a veces, esas formas se repiten, como se verá en el final, cuando alguien se cansa de mentir.
De izquierda a derecha, el fotógrafo quilmeño Italo Nonna, el director Norberto Martín
junto a Valeria Calzetta, sobrina del gran actor Calzetta.
        Y que tendrá explicación  con el asunto del perro negro, que siempre muerde a Jerry, y que nos remite a las Erinias, las que persiguen a Orestes, el siempre fugitivo de la tragedia griega. Los grandes perros negros de la culpa y el dolor que hemos infligido. Jerry intenta librarse del perro, intenta librarse del miedo, de la culpa y del dolor. Culpa por no haber evitado el alcoholismo de la madre. Dolor por no haber podido ayudar a su padre. Miedo de vivir en una sociedad que no acepta más que “ganadores”, cuando él es un perdedor, perdedor de afectos, perdedor de dinero, perdedor de rumbo.
        Peter, por el contrario, tiene su vida asegurada. Todo fluye para él. Como el sol que toma, todo viene a él. Pero pronto sabrá que su vida está a punto de cambiar, cuando Jerry explique finalmente porqué fue al Zoo. “Fui al Zoo para vez la manera en que la gente convive con los animales, y siempre veo a la gente separada de los animales y los animales separados entre sí por rejas”.  Separados. Separados de sí mismos y de otros. Y las palabras que no lograr abrir las rejas: “Una persona debe tener algún medio de comunicarse, con un animal, con una cucaracha, con un rollo de papel higiénico”, dice Jerry.  Pero no lo logra.
        Hasta que llega el fin, y la tragedia se desencadena, eso sí, intentando comunicarse, hasta el último momento. Gran interpretación de Ferrando y Graffigna, y gran dirección de Casagrande. Las palabras quizá mientan, la violencia no. Está ahí, siempre latente tras las palabras. Y a veces sale a la luz, como cuando el perro muerde. Es algo que sucede. La falta de diálogo verdadero, dirán. Puede ser. La culpa, el remordimiento, quizá. La tragedia llega al final y Peter apenas puede escapar. Ahora la culpa y el remordimiento será de él: Jerry se los ha dejado, porque era lo único que tenía para dar.
        Ahora la vida de Peter jamás  será la misma. Ahora le tocará mentir a él.
Norberto Ferrando, "Jerry", junto con la conductora del programa "Algo Especial Protagonista del Presente"
Biografía de Edward Albee
Edward Franklin Albee (Washington D.C.12 de marzo de 1928).Dramaturgo estadounidense, introdujo en buena parte a los EE. UU. en las nuevas tendencias dramáticas europeas de la segunda mitad delSiglo XX.
La obra cumbre y más conocida de Albee es ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1962),1 obra de gran éxito en los escenarios internacionales que alcanzó popularidad gracias a su adaptación al cine en 1966. También se destacan sus obras The Zoo Story (1958), The Sandbox(1959) y una versión de la obra musical que había fracasado sobre la obra de Capote Breakfast at Tiffany's (1966). Sus obras son consideradas profundas y a menudo presentan un examen crítico de la condición moderna.[cita requerida] Sus primeras obras presentan un dominio y americanización del teatro del absurdo que tuvo su apogeo en las obras de escritores europeos tales como Jean GenetSamuel Beckett, y Eugène Ionesco. Dramaturgos estadounidenses modernos como Paula Vogel, le dan crédito a la mezcla que hace Albee de teatralidad y diálogo punzante para ayudar a reinventar el teatro de Estados Unidos de postguerra hacia comienzos de la década de 1960.
Recibió el premio Pulitzer de teatro en 1994.
Poema de Raymond Carver - Del sitio 20minutos.es
http://blogs.20minutos.es/poesia/2009/03/13/miedo-raymond-carver/
Biografía de Edward Albee - Wikipedia
http://es.wikipedia.org/wiki/Edward_Albee
Foto de Edward Albee - Del sitio The Scriptorium
http://www.themodernword.com/scriptorium/albee.html

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2 comentarios:

  1. Adriana, tu percepción tan sensible y profunda de cada situación que te ofrece el teatro hace que cada una de tus palabras pinte cada escena para quien tiene el placer de leerte.
    Cada vez que te vas de una función estamos esperando ansiosamente el momento en el que salgan a la luz tus devoluciones.
    Gracias por el apoyo y por tenerte siempre presente en cada desafío.
    Y gracias por formar parte de las personas que nos recargan las energías para seguir haciendo teatro!. Mónica Dargains

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  2. Muchas gracias, Mónica, muy amables tus palabras, son muy importantes para mí, muy alentadoras! Gracias y espero que nos sigamos viendo siempre, y ayudándonos tanto!

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