La Leyenda del Arco Iris de la Isla Tortuga


por Jerome Cadgebears
Gentes de piel luminosa llegarán por el mar desde el Este en grandes canoas, a las que propulsarán enormes alas blancas, como pájaros gigantes. La gente que baje de estos barcos también serán como pájaros, pero tendrán dos clases diferentes de pie. Uno de sus pies será como el de una paloma, el otro como el de un águila. El pie de paloma representará una bella y nueva religión de amor y amabilidad, y el pie de águila representará la fuerza, la tecnología y el poder. El pie afilado del águila dominará pues, aunque hablarán mucho de la nueva religión, no toda la gente de luminosa piel vivirá de acuerdo con ella. Por el contrario, clavarán las garras de su pie de águila en los pieles rojas, explotándolos y esclavizándolos. Tras ofrecer una resistencia desigual a estas garras, los indios perderán aparentemente su espíritu y serán confinados en enclaves pequeños y frágiles. Así será su mundo durante muchos años: pobreza, sufrimiento y escaso respeto. Luego, pasado un tiempo, el mundo enfermará. A causa de la implacable codicia, la Tierra se llenará de líquidos y de metales letales, el aire estará contaminado con humo y cenizas, e incluso la lluvia —que debe limpiar la Tierra— dejará caer gotas envenenadas. Los pájaros se desplomarán del cielo. Los peces quedarán panza arriba en las aguas. Los bosques comenzarán a marchitarse. El caos —koyanisquatsi— se adueñará progresivamente del mundo. Cuando todo esto comience a ocurrir, el pueblo indio estará prácticamente indefenso. Pero luego la Luz llegará desde el Este, y los indios comenzarán a recobrar su fuerza, su orgullo y su sabiduría. Lo mismo les sucederá a muchos de sus hermanos y hermanas con diferentes colores de piel, que estarán viviendo en Isla Tortuga y en otros lugares del mundo. Se encontrarán unos con otros y juntos enseñarán a todo el mundo a venerar a la Madre Tierra, de cuya misma sustancia están hechos los seres humanos. El respeto prevalecerá. Bajo el símbolo del arco iris, todas las razas y religiones se unirán para extender la gran sabiduría de vivir en armonía los unos con los otros y con todas las criaturas vivientes. Los que enseñen este camino serán los guerreros del arco iris, pero no causarán ningún daño. Utilizarán medios pacíficos y, siendo ejemplos de la forma correcta de vivir, tras grandes esfuerzos, pondrán término a la destrucción y a la profanación de la Tierra. La paz y la plenitud reinarán entonces a lo largo de una larga y jubilosa Edad Dorada. La leyenda del arco iris de Isla Tortuga se cuenta de muchas maneras y en muchos lugares diferentes, desde las tierras del Sur, México, a las tierras del Norte, Canadá, y de Este a Oeste. Se ha contado a lo largo de cientos de años, desde decenas de puntos de vista. Cuando Brooke Águila Hechicera habló de su percepción personal de la visión del arco iris, se dirigió a las personas del círculo utilizando un recurso retórico común: «Tengo buenas y malas noticias. Las buenas noticias son que aquellos de nosotros que oímos estas cosas y las sentimos profundamente somos los guerreros del arco iris. Estamos aquí ahora para aceptar el desafío de construir un puente de arco iris que sirva para todas las personas y para todas las cosas que hacen posible la vida. Las malas noticias son que debemos hacerlo hoy ya. El tiempo de la espera se ha acabado. Los cambios en la Tierra han comenzado y hemos sido llamados para sanar al mundo».

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