Cuando los odios se hacen sangre sobre la arena del reñidero

"Hoy la muerte vendrá a ver su riña y nosotros seremos los gayos. 
En estos días los hombres no se amasijan por unos tragos más, ni por un naipe, o una hembra… se amasijan por cosas que traen al nacer. (…)
Hoy, el macho y la hembra saben querer y saben odiar como el primer día… 
y el miedo anda desnudo como un cachorro recién parido”
El Trapero, personaje de “El Reñidero”
de Sergio De Cecco 
El pasado sábado 15 de junio, el Grupo de Teatro Tiempo y Espacio presentó “El Reñidero”, la obra del autor argentino Sergio De Cecco. Pocas obras, de las  que se han presentado en Quilmes,  han alcanzado en este último tiempo tanta intensidad. Excelentes actuaciones en un mundo dividido por el odio, que resulta ser más fuerte que el amor. Porque es un odio que se mama desde pequeño, y un día, busca salir a la luz, transformando la vida en una pista de reñidero, donde la única ley es la sangre.
        Se mama el amor. Se mama la paciencia, el cariño, la tolerancia.
        Se maman las palabras con las canciones de cuna. Se maman las risas con las primeras sopas, se maman las caricias. Se maman los besos con las primeras  "palmitas" y los primeros "hociquitos de conejo" , se mama lo bueno junto con lo bueno que una familia tiene para dar. Se mama el Amor.
Elena y Lala, y  los quehaceres domésticos 
        Pero lo malo también se mama, porque a veces viene con la familia, que trae odios antiguos. Los celos y los odios se maman, y lo peor es que también se traen en uno. Son propios del alma humana, así dicen los que saben. Los psicólogos sostienen que ya desde pequeños nos tiranizan los celos, los odios, las  ansias de apoderarnos de las vidas de los que nos rodean. Gracias a Dios, poco a poco nos vamos alejando de estos sentimientos, propios del crecimiento, y vamos abriéndonos camino en la vida. Cuando el amor es más fuerte, lo bueno se impondrá y la persona humana, en la Grecia Antigua o aquí nomás, en el barrio de Palermo, podrá seguir su vida. Y formar una familia. Y disfrutarla. Y volver a ofrecer, una vez más, amor con cada caricia, con cada sopa, con cada canción de cuna.
El estupendo Soriano de Walter Galli con la conductora del programa 
        Pero cuando ese sentimiento, ese odio, esa falta de amor, anida en nuestros corazones, cuando el ansia de apoderarnos de algo o alguien es tan fuerte que dejamos todo crecimiento, toda vida, todo futuro, en aras de poner ese odio en un altar y rendirle culto, es difícil que se llegue a buen término. La vida quedará estancada, la vida, que es como un río y está obligada a fluir siempre. Si se estanca, se pudre, se llena de bichos de odio. La vida no se debe estancar.
        Porque si se estanca en celos u odios, difícilmente sus participantes saldrán de ellos, como de un pantano. Incluso las personas pueden cambiar de sitio, de ciudad  o de tiempo. De la Grecia Antigua, por ejemplo, al barrio de Palermo de principios del siglo XX. Pero la historia es la misma, como la de "Electra", como la de "Edipo". Nada cambiará: los bichos del odio no saben de tiempos ni de espacios. Hacen las valijas con nosotros.
        Valga esta larga introducción para explicar algunos elementos de la obra más intensa que hemos visto en lo que va de este año, la puesta de “El Reñidero”, de Sergio De Cecco. Dura, difícil, intensísima, con personajes que se debaten entre odios y lealtades, pero no se aman, no se respetan. Sólo respetan la ley del cuchillo y la voluntad del más fuerte, que nada tienen que ver con el amor y el cariño.
El Director de "El Reñidero", Carlos Romero, junto a dos actrices excelentes:  Edith Laporte (Nélida), Silvia Olano (Lala) y la conductora del programa, Adriana Sylvia Narvaja. 
        En el texto, preciso como la maquinaria de un reloj que marca los tiempos del odio, Pancho Morales, el hombre de más coraje del barrio de Palermo, acaba de morir. Nadie sabe quién lo mató, o sí, alguien lo sabe. Lo saben dos personas: su viuda Nélida y su amante Santiago Soriano, la mano derecha de don Pancho. Los demás lo comentan, y no por lo bajo, sino a viva voz. Entre ellos, Elena, la niña eterna, la que no quiere crecer y busca aferrarse al amor desmedido por el Padre, y está dispuesta a cualquier cosa para vengar su muerte, para evitar que su madre rehaga su vida,  para utilizar a su hermano y lograr la muerte de Soriano. Y Orestes, recién salido de la cárcel, llega para cumplir este destino, que excede a la muerte de Soriano, porque es un viejo nudo que él también trae consigo: el lazo que su madre ató para él, el lazo que busca compañía y atención en el hijo, para "quedárselo para sí". Transformar en un igual al que no es un igual, porque es el niño el que la necesita a ella, y no al revés.
De iza. a derecha, Daniel Montes (Vicente), exacto en su papel,  la conductora y Oscar Graffigna, el excelente actor de "Tango Turco " y "Locos de Contentos". 
        A esto se suma la intención de Elena de apoderarse de la voluntad de Orestes, de ser "más madre que su madre", compitiéndo con aquélla. Y como broche final,  el desprecio que su propio padre tenía para él, que lo trata de "blando", de "falto de coraje". Y que será el nudo final que selle su destino. Porque el Destino, que para los griegos manejaban las tres Moiras, para nosotros está adentro. Bien metido en el alma de la persona. Y maneja a la persona desde allí.
        Todo se va enredando, porque el odio es así. Hay que cortarlo de un tajo, como aconseja Vicente, cortarlo de una vez y decir basta. Y comenzar una nueva vida, dejándole a cada uno su problema y su odio y sus celos y sus deseos de venganza. Fácil de decir, difícil de hacer. Tanto en la Antigua Grecia, cuando Sófocles escribió la inmortal “Electra” que es el texto originario, como en el barrio de Palermo, que Borges nos retrata en alguno de sus magistrales cuentos, y que De Cecco situó en el año 1905, entre la "vieja política" y la nueva que se viene, la del sigloXX, la que culmina con el "voto universal" y deja de lado la de los corruptos "votos de Parroquia", donde bastaba cambiarse el sombrero y gritar fuerte el nombre del Candidato en veinte Parroquias diferentes.
Sófocles 
        De Cecco, cuya búsqueda vital y su dolor lo llevó a quitarse la vida en el año 1986, algo de todo esto conocía, algo de todo este dolor y destino y lucha,  y lo supo trasladar a esta obra potente, que el Grupo Tiempo y Espacio representa con gran altura y un texto que respeta perfectamente al original. Excelente el trabajo del su Director Carlos Romero, quien ya nos había deslumbrado con "El Viejo Criado" el año pasado, y cuya nota también cubrimos.
        En esta puesta, Elena está representada por Carolina Rivarola, trágica, estupenda; Nélida, por Edith Laporte, excelente, sensible,  luchando por algo de felicidad que hasta el momento le es negada; Soriano, por Walter Galli, muy bien puesto, correctísimo, queriendo ocupar el lugar por el que ha luchado,  que es para él, un lugar en el barrio y un lugar con la mujer que  le corresponde por amor y por derecho. Y Orestes,  el que más sufre, porque es sólo un instrumento de los demás que intentan apoderarse de él, negándole su derecho a vivir por sí mismo, empujándolo a que cumpla el destino familiar sin poder librarse de él, Orestes que se debate entre este destino y la conciencia de su propia vida, Orestes, el excelente Jorge Godoy Zarco.
Estupendos Jorge Godoy Zarco (Orestes) y Carolina Rivarola (Elena) con la conductora. 
        Y luego Lala, que todo lo ve pero no puede impedir lo que sucede, porque ella trabaja allí, pero no puede meterse en esta madeja de odios que es más antigua que su trabajo, en la actuación justísima de Silvia Olano. Lo mismo que el Delegado Oscar Bertoni, con la solvencia a que nos tiene acostumbrados, correctísimo como Vicente, Daniel Montes, que le “canta la justa” a Orestes: la cosa no pasa por el odio, la cosa es abrirse de ese odio y dedicarse a vivir, cosa que Orestes no acepta. Y Teresa, Paloma Cáceres Urban, que sale a la vida y la vida es alegría, la vida es el amor que espera a la vuelta de la esquina porque la vida siempre sigue y se renueva en cada boda, en cada niño que nace, en cada paseo, en cada Carnaval.
Oscar Bertoni (el Delegado), siempre presente y correctísimo
        Seguramente Nélida también fue así, en su juventud, pero no encontró eco ni amor en Pancho Morales, su marido. Y esa falta de amor es la que marca el destino de toda la familia. Porque es de allí el odio que se mama, y que anida en el corazón como una bicha (¡a la otra no la nombramos!). Y de eso nos habla el Trapero, a cargo del director Carlos Romero, quien viene a buscar “la verdadera jeta de la muerte”, los trapos que quedan cuando un guapo se va en su sobretodo de madera para dejar lo poco que tiene y llevarse la nada que se lleva.
Lala y el Trapero 
Muy precisos los Efectos de Sonido y Grabación de Yair Hilal (arreglador, tecladista y compositor), lo mismo que José Oreguy en Luz y Sonido junto a Jorge Bustos como Ayudante  en ese rubro, Nico Godoy en la Carátula y Diagramación del Programa (un trabajo muy bonito), y Nancy Micheletti y Patricia Romero en las Relaciones Públicas realizando un trabajo muy bueno. Se destaca la Escenografía, el Maquillaje y el Vestuario, a cargo de los integrantes del Grupo, que han recreado las líneas fundamentales que permiten situar la obra en su contexto histórico, punto por punto, desde las jaulas del reñidero hasta las ropas de época en todos los detalles.
Y una vez más, en la Antigua Grecia como en el barrio de Palermo, en la pluma del Sófocles inmortal y en la de Sergio De Cecco, los que entienden del sufrimiento humano son los que mejor lo describen. Quizá el lugar adonde estos odios se resuelvan sea un anfiteatro griego, quizá un reñidero de gallos, donde las pasiones se pelean sin tregua y ni siquiera importa quién gane. Algunos buscan apostar, como Elena, al gallo que mejor pelea y que le de la satisfacción que tanto anhela, y de ahí que empuje a su hermano a una venganza en la que él no cree. Pero Orestes, como el gallo, incitado a pelear una pelea que no es suya, tampoco la  puede dejar. Otros lo lastiman y lo pican, mientras él sólo puede defenderse a picotazos.
Porque a fuerza de lastimar y picar, al fin alguien gana, como Elena, cuando grita“¡se hizo Justicia!”, pero a su alrededor sólo quede la sangre y la muerte. Horrorosa ganancia para una vida que siempre merece una oportunidad mejor.
Para que la vida ya no sea simplemente un reñidero, donde corre la sangre,  y busque un lugar mejor.
        Desde "Algo Especial Protagonista del Presente", nuestras más sinceras felicitaciones a todos.
“El Reñidero”, la película
El reñidero es una película argentina en blanco y negro, que se estrenó el 13 de mayo de 1965, dirigida por René Mugica, protagonizada por Alfredo Alcón y Francisco Petrone, con guion de Sergio De Cecco sobre su obra teatral del mismo nombre.
La obra teatral había sido estrenada el 11 de enero de 1964 con buena acogida de la crítica y del público y desde entonces ha sido representada en numerosas oportunidades, incluso fuera de Argentina. De Cecco tomó la tragedia de “Electra”, de Sófocles, como base de su obra y la ubicó en 1905 en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires. El reñidero –la pista de arena donde luchan los gallos de riña para distracción de los hombres– fue utilizado por el autor para graficar la realidad social de los guapos y gauchos de ese lugar, límite entre el mundo rural y la ciudad capital donde, según aparece retratado, la única ley respetada es el culto al coraje, un mundo en el cual, en definitiva, toda disputa se resuelva a punta de cuchillo.
La película es fiel a la obra original pero, según cuenta el director, cada cambio que se hacía era motivo de largas discusiones con De Cecco, lo que lo llevó a decidir que nunca más haría una película trabajando con el autor de la obra original. Obtuvo el 3º premio del Instituto de Cinematografía, para finalmente ser seleccionada como representante de su país en el Festival Internacional de Cine de Cannes (Francia).
"El Reñidero", película de 1965, representante en el Festival de Cannes
Para saber más
Asesinato de Agamenón Electra de Cacoyannis.wmv
FRAGMENTO de la "Electra" de M. Cacoyannis (1962), adaptación cinematográfica de la obra homónima de Eurípides. En el inicio de la película se condensa el argumento de "Agamenón" de Esquilo: regreso del rey tras la toma de Troya, asesinato y premonición del desarrollo argumentativo de la segunda parte de la trilogía esquílea, "Coéforas", es decir, la venganza del hijo por el asesinato de su padre. El hijo es Orestes.
Subido a youtube por Elisa Ibáñez Orcajo, agradecemos.
http://www.youtube.com/watch?v=rdk_tfGKY90
Biografía del autor  en Wikipedia
Sergio De Cecco, cuyo nombre completo era Sergio Amadeo De Cecco, también conocido con los seudónimos de Javier Sánchez y Amadeo Salazar, fue un periodista, actor, dramaturgo y guionista de cine y de radio que nació en Buenos Aires en 1931 y falleció en la misma ciudad el 26 de noviembre de 1986. Recibió varios premios por su producción; su obra más difundida es “El reñidero” que fue representada en muchas oportunidades en su país y fuera de él y también llevada al cine.
A los 18 años se inició como guionista de radio y titiritero. Según sus palabras, quería ser actor, dio una prueba en una radio y al no ser aceptado, como venganza, se puso a escribir libretos radiofónicos. Con su teatro de títeres "De Las Malas Artes" recorrió varios países de América. Junto a Ariel Buffano había sido dilecto "hijo artístico" de Javier Villafañe. En la década del 50 comenzó su actividad como autor teatral, con “Durante el ensayo”; en 1956 fue premiado por el Ministerio de Educación en las tertulias de teatro leído por su "Prometeo" y en 1958 ganó un concurso para jóvenes autores organizado por la Editorial Carro de Tespis con "El invitado".
En 1962 publicó “El reñidero”, su obra más difundida, que lo integró a la generación realista de los 60. Con ella obtuvo el Premio Municipal de Obras Inéditas. Se estrenó, el 11 de enero de 1964 en el teatro al aire libre del Jardín Botánico y se repuso el 20 de junio del mismo año en la Sala Casacuberta del Teatro General San Martín. En ambos casos las puestas fueron dirigidas por Salvador Santángelo.
“El reñidero” ha sido representada en numerosas oportunidades en el Teatro General San Martín de Buenos Aires y en otros escenarios del país. Fue llevada a la pantalla bajo la dirección de René Mugica y obtuvo el Tercer. Premio del Instituto de Cinematografía, para finalmente ser seleccionada como representante de su país en el Festival Internacional de Cine de Cannes, Francia.
Afiche original de la película 
 Fotos del Director, los Actores y Obra: "Algo Especial Protagonista del Presente", Adriana Sylvia Narvaja.Datos biográficos del autor de la obra en Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Sergio_De_Cecco
Información sobre la película “El Reñidero” – Sitio en Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/El_re%C3%B1idero_(pel%C3%ADcula)
Foto de Sergio De Cecco – Del sitio Zibilia
http://www.zibilia.com/+DanielLoisi
“El Reñidero” – Libro – Artículo del sitio Mercado Libre.
http://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-459300856-el-renidero-de-sergio-de-cecco-
Foto de la película – Del sitio Spaghetti Western
spaghettiwesterns.com.ar
“El Reñidero” –Afiche original de la película – Del sitio masoportunidades.com. –
http://www.masoportunidades.com.ar/aviso/7019466-poster-afiche-original-de-cine-de-el-renidero-con-alfredo-alcon-francisco-petrone-jorge-salcedo-disponible-en-bs-as-zona-atlantica

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