Las palabras de un dolor muy, muy largo


Teatro Don Bosco


Por Adriana Sylvia Narvaja
(Para Babel Books Inc.)

Nueva presentación del Teatro por la Identidad Zona Sur, ésta vez (y el viernes que viene) en el Teatro Don Bosco. Un trabajo enorme y muy serio que se ve y se aprecia sobre las tablas, con la Dirección General de Guillermo Janices.  Excelente presentación del Modern Jazz con la Dirección de Hernán Sánchez. Continuarán su gira en el Teatro Roma el 20 de noviembre) y el viernes 30, en Claypole. No ver es no querer saber: hora de destaparse los ojos. Para ver, reflexionar y recomendar…

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Teatro por la Identidad Zona Sur es una de los trabajos más serios que se está desarrollando en este momento en toda la zona no sólo sur, sino en todo el país. Llevado adelante, como tantos emprendimientos culturales, con fe y pasión y aprovechando los recursos teatrales y las posibilidades propias, sigue adelante brindando teatro del mejor a quiera escuchar   un mensaje propio y auténtico. Y quien quiera oír que oiga, que es hora de destaparse los ojos y las mentes para respondernos, a nosotros mismos, quiénes somos y cuál es nuestra identidad.

“Algo Especial Protagonista del Presente” participó de la apertura de este ciclo, que se presentó el pasado 9 de noviembre en el Teatro Don Bosco de Bernal. Allí vimos obras que superan en mucho el ciclo anterior, y eso que ese ciclo nos había llegado al corazón. Pero aquí pudimos ver cuánto trabajo tan profundo han realizado los organizadores, el Director General Guillermo Janices, el Coordinador General Gastón Carrica, la Coordinadora del Elenco Estable y Actividades Gimena Campos y la Coordinación de Prensa y Difusión a cargo de Adrián Maglieri.

Pero decir cuatro nombres no es decirlo todo, ya que el trabajo, impecable, se completa con el de Jesica Vilar y Adrián Llanes (“Sudacas”), María Luján Lamas y Florencia Gómez (“Aguas Vivas”), Ayelen Ford y Jesica Vilar (“Mil Puertas”) y la presentación de la obra invitada, “La Pena de Shakespeare”, con la dirección de Adrián Vocos, y la participación de mismo  Adrián Vocos,  Julián Cortina,  Alejandra Farías, Lucas Di Conza, Sabrina Marcantonio, y con Johana Guzmán como Asistente de luces y sonido.

“Buenas noches, yo soy Gastón Carrica, y  puedo decir quién soy” es la frase con la que el Coordinador General abre siempre el espectáculo, y es la frase que, al cierre, todos los participantes van diciendo, cada uno con su nombre, porque sí saben quiénes son. “Pero hay 400 jóvenes adultos que no pueden decir quiénes son” dice Carrica.

Y éste es el tema, el tema de la identidad, que va más allá de los hechos de la última dictadura militar, ya que hoy, a casi treinta años de la finalización de la misma, aún muchos nietos no han sido recuperados, y el tema de la identidad, personal, social, nacional, todavía está en debate. Bienvenido entonces el Teatro por la Identidad para plantearlo y ponerle palabras y gestos, tan necesarios, a esta búsqueda que se suma a la de un dolor tan largo como la de los desaparecidos. Un dolor que llega hasta hoy.

Teatro por la Identidad  Zona Sur nació de la mano del actual Director General Guillermo Janices, quien se sumó  así al grupo al Teatro por la Identidad que ya venía trabajando como   brazo artístico de las Abuelas de Plaza de Mayo. Este grupo, fue creciendo  y trabaja  no sólo  en la zona Sur  sino  en  todo el país planteando   estos temas tan propios, tan sentidos, tan dolorosos y haciendo reflexionar sobre ellos. Muchos tal vez no quieran tomar contacto con este dolor necesario, porque es un dolor auténtico, provocado por la realidad. Una realidad que aún duele como en aquel entonces. Y que reclama Justicia.

“Trabajamos para encontrar el sentido de valor en el hecho de encontrar la identidad” explica Carrica, ya que “la identidad está a flor de piel”. “En el año 2005/2006 decidimos poder armar un ciclo, que nació y creció y gracias a su trabajo fue nombrado De Interés Cultural por el Gobierno de San Salvador de Jujuy”, recuerda.

Claro, no fue fácil. “Fue una dura lucha, hemos tenido amenazas, amenazas de bombas en el teatro, pero no bajamos los brazos” dice el Coordinador. El motor del proyecto siempre es el mismo: “poner el pecho y seguir con la convicción de encontrar los casi 300 jóvenes que faltan, y que todos los responsables sean juzgados”. De esta manera, sostiene Carrica, “creo que podemos lograr que esto se logre; creo que vamos por un buen camino”.

“Todos requerimos una identidad y necesitamos una identidad a nivel nacional” reflexiona Guillermo Janices, “ya que éste es un momento importante para la historia de nuestro país, y queremos que el Teatro ayude a tomar conciencia”. “Soy Guillermo Janices y lo puedo decir porque sé quién soy”, asegura.

Lágrimas para Shakespeare
Gentilmente, Teatro por la Identidad le dio a la obra invitada la posibilidad de abrir el ciclo. Gran responsabilidad que el grupo de Adrián Vocos asumió con muchísima altura actoral. En esta obra, “La Pena de Shakespeare”, dirigida e interpretada por Adrián Vocos, hay un grupo de cuatro actores, hijos de desaparecidos,  que se debaten entre el silencio y la resistencia ante la dominación. Todo les está prohibido, desde jugar hasta asistir a  misa. Una figura siniestra los ronda permanentemente, hay gritos, abusos, violencia. Un Cardenal impone su presencia y sus mandatos. El grupo lucha por defender sus ideas, y la traición no se hace esperar. Shakespeare, en las míticas imágenes del Hamlet, se presenta y marca la tragedia como final. Pero la salvación estará en la resistencia, que defenderán hasta el minuto último  porque  los actores  no se dejarán vencer.

Fuerte y dinámica, sin respiro, “La Pena de Shakespeare” no hace concesiones. Toda la obra está enmarcada en una sensación de dolor, de amenaza permanente. Las figuras de autoridad se ensañan contra quiénes no se pueden defender, justamente porque su único pecado es la resistencia ante este atropello permanente. Siguen la línea de Hamlet, cuyos sentimientos fueron avasallados, ya que asesinan a su padre: los actores saben que el atropello es una acción que  lleva a la tragedia. Porque quien ataca a un ser humano, nos ataca a todos. Y Vocos y sus actores lo han entendido e interpretado a la perfección: la tragedia dramática es la forma teatral  en que el atropello de uno termina en el avasallamiento de todos los personajes, que  lo pagan   con sus vidas.

Dos extraños en un mundo propio
Será que el dolor profundo provoca esos estados en los que uno no recuerda nada. Esa desolación que invade el alma mientras una persona intenta continuar su vida cuando su vida ya no es la misma y su alma está muerta. Hay que huir huyendo también de uno mismo y su dolor, y la vida continúa mientras las palabras se repiten, pero ahora están vacías. Las manos se tocan, las palabras y el cariño están presentes, pero todo tiene un aire irreal. Algo se rompió, el contacto con la realidad ya no está. Las fotos no aparecen.

“Sudacas”, en la versión libre de la obra de Hugo Men,  nos habla de esta pareja sumida en el dolor, aparentando no sentirlo, aparentando continuar una vida que lo será sólo  será eso, una apariencia. Los recuerdos vuelven a sus mentes, pero al final ya no importa si son reales o construidos, si son los verdaderos o los que ellos eligen para poder continuar. Viajan a Europa no saben porqué, no recuerdan qué eran en el pasado, ni siquiera si entre ellos hay una relación. Buscan una foto que no encuentran, tratan de aferrarse a una realidad en donde las camisas estén planchadas pero, como bien dicen, “la felicidad poco a poco se nos fue”. Intentan incorporarse a un mundo que saludan por la ventana, pero no son correspondidos, sólo observados como extraños. “Es que no son como nosotros, nosotros somos más dados, hay que adaptarse” dicen, adaptarse para no sentirse “sudaca”. Para no perder la identidad. Para que no nos mate el olvido.

Lo que lastima
En “Aguas Vivas”, versión libre de la obra de Carolina Balbin, dos hermanas disfrutan de un día de playa, pero llevan a cuestas sus miedos, su historia, siempre latente, siempre  bajo la superficie pero a punto de emerger. Una de ellas no quiere bañarse por temor a las aguas vivas. La otra le dice que si no piensa en ellas, no están, no existen, no te pican. Estas aguas vivas, como recuerdos, como temores, siempre vuelven, siempre lastiman, siempre acechan.

Allí, frente al mar, recuerdan al padre. “Los tiraban al mar, ¿no?” pregunta una. “Al río, desde aviones” le responde la otra. Al fin, se lamentan: “no tenemos fotos porque se llevaron todo”. Y deciden bañarse en el mar, y reconocen su cuerpo lleno de aguas vivas, que arden, que brillan, y que es placentero como sumergirse plenamente en el sentimiento que es de uno, y que nadie les puede quitar.

Contrapunto
En “Mil Puertas” de Gabriel Fernández Chapo, dos mujeres se debaten en un mundo donde oscilan entre aceptar su destino y luchan otra él. Una de ellas es Mujer Uno, que quiere “el papá y la mamá que me quitaron”. “Quiero otra tumba, no sólo la mía”, grita, “quiero dejar de tropezarme con mi sombra”. Frases como “mi silencio es la tumba donde viven mis pesares” lo dicen todo, como “la dignidad no tiene precio”. “Digo que no, alguien que no soy yo diga que no por mí”, dice la Mujer Uno, mientras la Mujer Dos, rechazada por la primera, dice que es “la que la Mujer Uno no quiere reconocer”.

¿Quién es quién? ¿La que lucha, la que acepta, la que no se resigna? “Yo no elijo morir, fue la muerte la que se puso en mi camino” dice Mujer Uno. “Yo no quiero morir; yo no quiero cargar con el destino de esta familia”  jura y se debate una y otra. “Difícil es callar lo que ya está dicho; fácil es matar lo que ya está muerto” dicen, y se lamentan: “pobre de mí, que no me dejan elegir; pobre de todos, es el abismo de todos”.
Dudas, llanto, violencia, los personajes sufren porque han sufrido por culpa de otros, lamentan lo que les ha sido quitado. Y no tienen respuesta. Las dudas y los llantos hacen que se golpeen entre sí, sin hallar aún el camino para salir de esta soledad y alienación. Sólo se espejan  en ellas mismas, porque no encuentran espejo en la Justicia, que es su única salida.  

Poner el cuerpo al sonido
Y para finalizar, la presentación del Grupo de Modern Jazz, a cargo de Hernán Sánchez, siempre vibrante, siempre completo, en la danza de Candela Vanegas, Julián Méndez, Valeria Oriolo, Soledad Jara, Nancy Bertoncello, Camila Milone, Leticia Morales, Maira Defina, Candela Pipet, Carmela Assenza Parisi, y el mismo Hernán Sánchez, por supuesto. Presentaron “Horas”, una coreografía impactante donde no faltó el “Verano Porteño” de Astor Piazzolla,  y mostró  la calidad  y el sentimiento que se trasluce en cada presentación.

Final, entonces, para este Teatro por la Identidad, que se presentará este viernes 16 de noviembre nuevamente en el Teatro Don Bosco, a las 20.30,  y el 20 de este mes en el Teatro Roma de Avellaneda, Sarmiento 101 de esa localidad, a las 20. El ciclo cerrará el viernes 30 de noviembre, a las 20.30 horas, en “La Casa Espacio de Arte y Cultura” de Claypole, Collet 1021, siempre con ENTRADA LIBRE Y GRATUITA.

El público aplaudió de pie, y, a decir verdad, creemos que nadie quería dejar de aplaudir.   “Algo Especial Protagonista del Presente” lo sintió así, y adhiere desde ya a todas las búsquedas por la identidad. Porque ser uno mismo es tal vez lo más difícil, pero es lo único que nos hace libres.

Para recomendar, reflexionar, y continuar aplaudiendo.

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